• Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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El devenir de los tiempos

El devenir de los tiempos

Nuestra sociedad está adentrándose en una dinámica  de cambios sociales, económicos y políticos sin precedentes para la civilización occidental.  Le afectan  muchos factores: alta densidad de población; avances vertiginosos en la tecnología que afectan el sistema de producción y el estilo de vida de la sociedad; el cambio climático que nos enfrenta a nueva formas de producción de alimentos y conservación de los recursos naturales de la tierra; el raquitismo de los sistemas políticos para enfrentar estas nuevas tendencias, por mencionar algunos. 

 En estos tiempos de impaciencias y turbaciones, la sociedad según lo sostienen cientistas históricos y sociales, se profundizan dos tendencias; unos  tiende  volver hacia la seguridad de un pasado vivenciado  y otros luchan para la construcción apresurada de un futuro esperanzador. Ambos  tratan de sostenerse por la fuerza del grupo de poder al que sirven. Unos tratando de imitar y regresar al pasado histórico como el arcaísmo y otros tratando de transitar rápidamente hacia  una utopía diferente. 

El arcaísmo en Grecia era gobernado por un rey, aunque el poder efectivo estaba en una poderosa clase dirigente de familias nobles, que mantenían una altísima opinión de sí mismas: los mejores, los bien nacidos, los bellos y buenos, ejercían una verdadera oligarquía o gobierno de unos pocos o aristocracia, sobre una base popular de campesinos y artesanos, a los que se consideraban destinados a dirigir. ( https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89poca_Arcaica) 

 “El Futurismo por su lado surgió como movimiento literario y artístico, en Italia en el primer decenio del Siglo 20, sus ideas revolucionarias no deseaban limitarse al arte, sino que, como otros muchos movimientos, pretendían transformar la vida entera del hombre. Esa visión de estética futurista difunde también una ética de raíz machista y provocadora, amante del deporte y de la guerra, de la violencia y del peligro. (http://www.arteespana.com/futurismo.htm.) 

En ambos casos creemos que se vulnera la dinámica social propia de cada pueblo o nación, con resultados de altos grados de violencia social con resultados impredecibles.  

En nuestra realidad histórica, el proceso democrático de la cultura occidental en la que nos debatimos, trata de convertirse en un sistema de vida que no solamente debe estar referida a la delegación del poder a otros, por medio de los eventos electorales; sino en la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas del conglomerado social, sin excepción, en las que prive el respeto al derecho de cada uno y a la priorización del bien común sobre lo individual. 

Sin embargo debemos recordar que cada ser individual forma parte del conglomerado social, el cual lo envuelve en su conducción del mundo exterior  que lo determina¸ así como el alma individual vinculada al ser social lo determina. Utilizado el término alma como poseedora de sentimientos y pensamientos propios. 

La idea principal de esta relación anterior, es que en tiempos de desintegración social, el espíritu humano debe hacer esfuerzos para cambiar su presunto destino, desde su propio microcosmos – el alma humana de cada uno de nosotros - forjando en un esfuerzo sistemático y permanente la renovación y ampliación valores, que fortalezcan y renueven a la vez  la cohesión social y la convivencia armónica. 

La solidaridad, el respeto, la honestidad, la libertad, la verdad, la prudencia, son valores que deben fortalecer y actualizarse con los signos de los tiempos. 

La renovación individual debe estar adecuada a las nuevas formas de vida producto de la innovación y tecnología, en el que la humanidad tenderá más hacia la automatización de los procesos productivos y a fomentar una cultura de ocio y dependencia. Ese abismo entre ciencia y tecnología y pobreza cultural de pueblos periféricos como el nuestro, trae desafíos que mal encauzados pueden redundar en políticas de mayor estratificación social y exterminio.