• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Los periodistas salvadoreños rompen el silencio

Los periodistas salvadoreños rompen el silencio

Los periodistas trasladamos denuncias, propuestas, en informamos sobre investigaciones ocultas sobre injusticias, a veces incluso buenas noticias que favorece a los ciudadanos y otras quizá mucho mayores que les afectan, la dictadura de la pauta diaria es una mezcla de acontecimientos que saturan a las audiencias y espectadores activos, que ya no son solo receptores, hoy día se muestran elevadamente expectantes de lo que ocurre en el país y en “la aldea global” como alguna vez la nombró Marshall Mc Luhan de manera profética a finales de los 70´s.

El periodismo de hoy no es el mismo de Ryszard Kapuscinzki, que atestiguó en sus crónicas la gallardía y la cobardía de los combatientes de los 27 conflictos armados a los que asistió como cronista, ni tampoco la de los veinteañeros Bod Wooward y Carl Bernstein, que tumbaron a Richard Nixon, al hacer público la red de espionaje que había montado en el complejo habitacional de Watergate, en el que respetaron el anonimato de su fuente.

En El Salvador, sin duda la autocensura y la inseguridad son factores adversos, pero reconozcamos hay esfuerzos dignos de buen periodismo, como el confeso autor de “los tres millones o tres melones” si no hubiese sido por la suspicacia del periodista que le mostró e hizo público ese audio en la que se evidenció sus negociaciones con el crimen organizado, jamás nos hubiéramos enterado de ese caso, las firmas auto realizadas de los sobresueldos, los vínculos de corrupciones del pasado con Taiwán, los casos de nepotismo, los clientelismos jurídicos, para poner ejemplos que no tienen nada que ver en su importancia de precedencia en la que las escribo, solo son producto en este momento de lo que me viene a la memoria al digitar este artículo, sé que hay muchas más muestras y ejemplos que no escapan del agujero de mi memoria.

Reconozcamos, la gente lee menos periódicos, hoy día, le pone más atención a los Medios Digitales, los anda consigo en sus bolsillos, en sus Smart phone,  el periódico a veces lo lee en la barbería, en la pupusería, en las oficina, aunque sigue vigente, a veces los periódicos se queden sin leer en recepciones en total abandono, y aunque parezca irónico muchos prefieren gastar los cincuenta centavos que cuesta el periódico, en las tortillas para el almuerzo, aunque contradictoriamente después se “rebusque para las recargas o ande buscando la clave de wifi en todos los lugares que asiste”.

Esta semana presentamos en Washington ante La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA el informe sobre la situación de los periodistas en El Salvador, se lo entregamos en las manos del Relator Edison Lanza, en él, se rompe el silencio, contiene debidamente documentados los casos del 2018-2019 entre ellos 3 asesinatos, 2 amenazas de vida, 10 agresiones físicas, 37 restricciones al ejercicio periodístico los últimos 20 despidos en la Prensa escrita, 5 intimidaciones 3 de acoso laboral 1 caso de acoso sexual, 2 casos de discriminación 3 amenazas verbales.

La reunión generó un espacio de intercambios para ejecutar mejores prácticas y compartir  un espacio de intercambio para compartir las lecciones aprendidas en la implementación de medidas de protección dirigidas a periodistas, se contó con la presencia de representantes de mecanismos de protección, de la sociedad civil y periodistas, quienes abordamos el tema de las agresiones y otras amenazas actuales y la respuesta de los Estados, el riesgo de esta problemática en los sistemas democráticos del continente no es fácil.

En El Salvador creemos que los periodistas hemos roto el silencio en muchos casos, la dictadura de la agenda mediática a veces saturada de cosas superfluas, no, nos permite detenernos para  ver las cosas que nos pasan a los periodistas, no dialogamos de la precarización de nuestra profesión en otros países le llaman la “uberización del periodismo” y lo comparan con el servicio que prestan los taxis llamados “Uber” que han abaratado el mercado del servicio de taxis, e igual está pasando en el periodismo, ya hay instituciones que contratan a los periodistas para eventos concretos de fines de semana o de dos o tres días de actividad, se ahorran prestaciones sociales, pago de AFP’S, algo positivo para los miles de estudiantes que anualmente se gradúan de las universidades y de esas escuelas de comunicaciones y de locución, pero cuestionadas en su verdadera generación de profesionales. Debate para seguir rompiendo el silencio.