• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Facebook, el dominio del doctor Jekyll y el señor Hyde

Facebook, el dominio del doctor Jekyll y el señor Hyde

Facebook  permite la interacción entre las personas donde se busca compartir experiencias, imágenes, opiniones y nuevas formas de relaciones con amigos. Nos permitió conectarnos de nuevo con amistades y fortalecer nexos con los viejos amigos. El peso sistémico de esta red social es ya una realidad que no puede dejarse a la ligera. Facebook es para muchos su vida real.

Durante mi vida virtual en Facebook, he sido testigo de los cambios de conductas de sus usuarios. Ya había escrito un análisis llamado: “Los diferentes rostros de los perfiles falsos en Facebook”, pero esta vez me enfoco más en conductas reales de usuarios, que muestran su cara verdadera.

Hay que recordar que vivimos en la “era de la falsedad”. En cierta forma la mayoría hemos ocupado las redes sociales para mentir sobre nuestra vida. Todo es parte de una característica humana enfocada a buscar el éxito aunque este sea falso o exagerado.

Esta plataforma es la otra vida de las personas, es donde expresan sus sueños o muestran sus logros. Esto es así y no tiene nada de malo, no obstante  hay que destacar que también se está dando un fenómeno de bipolaridad virtual, la cual puede sacar lo peor de las personas.  Robert Louis Stevenson escribió “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, que era la historia de un doctor que bebía una poción y sacaba así el lado más repugnante de un ser humano: el señor Hyde.

Algo similar pasa en las redes sociales y en especial en Facebook. Un usuario puede ser lo más normal en su vida real y al entrar a Facebook toma la bebida de Jekyll y se transforma en el señor Hyde. Pueden existir varias tipologías como son:

El agente del caos: Un tipo de usuario que se considera un agente, que busca confrontar a todos los demás en sus posturas de visión de mundo, por medio de una semántica agresiva. Su discurso se basa en querer imponer que todo está mal en lo que nos rodea y busca expresar su punto de vista a la fuerza, ya sea en foros públicos o perfiles de sus amigos.

Los burgueses rojos: Siempre estarán expresando su odio al sistema, desde su cómoda clase privilegiada. Puede ser de izquierda y tener dos camionetas y tres casas para una familia de cuatro personas. Este burgués usará la red social para pelear por todas las causas sociales que son dignas, pero desde su burbuja no hace nada que busque cambiar la realidad. Es la moda de progresismo de marca, una moda para revolucionarios de pacotilla, que nunca en su vida han trabajado por un sueldo para vivir.

El neofascista-nazi: Lo peor que pudo pasar para las redes sociales es el surgimiento de grupos de neonazis. Estos sujetos son lo peor de las redes sociales junto a los extremistas de izquierda. Su nivel de agresividad puede llegar a las amenazas directas y el ciberbullying más ofensivo; sus perfiles están llenos de fotos de Hitler e imágenes racistas de todo tipo. Ya no se ocultan como antes. Este tipo de señor Hyde puede llegar a traicionar a sus mismos amigos, debido a que su ira interna está fuera de control.

Los amantes de los “likes”: En su casa es la señorita, pero en Facebook es la modelo seguida por 3 mil sujetos que en su vida ha visto. No es una estrella porno, sino una chica, o mujer, que busca atención exponiendo sus atributos físicos no intelectuales. Todo por el poder de “me gusta” y  “me encanta”, esa sensación de placer que da ser deseada por miles de sujetos; esto mismo sucede con los hombres que buscan la misma aceptación.

Los agentes del caos, los burgueses rojos y neonazis se puede calificar como “haters” terminó  empleado para denominar a los usuarios de la red que difaman, desprecian o critican destructivamente a una persona.  El tema es que hay que separar cuando se  realiza un comentario de crítica equilibrada sin caer en incitación al odio – lo cual se puede denunciar en Facebook – y determinar nosotros mismos cuando nos pasamos del límite. Es nuestro deber conocer los monstruos que cohabitan en nuestro subconsciente y la misión es quitarle los dedos del teclado.

Conocí una persona después de un tiempo de tenerlo de contacto. Su conducta era de un agente del caos. Era muy amable en persona, pero en rede sociales su nivel de intolerancia era elevada. Un día le pregunté sobre si sabía sobre la bipolaridad virtual.  Me comentó tajantemente que no. Que él ocupaba Facebook para desahogar su estrés diario y hacer buenos amigos, pero que no le importaba la crítica de otros.  Esa misma noche me había bloqueado. “Punto a favor para el señor Hyde”, me dije y reí.