• Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Sucesos - Relato de un agente

Así era el adiestramiento para convertirse en un GRP, “la máquina bélica de la Policía”

Un agente policial que intentó ingresar al extinto GRP cuenta cómo fue el entrenamiento y por qué se convirtieron en una de las fuerzas élites con más prestigio dentro de la PNC.

GRP
Imagen de referencia de un ex agente del GRP
Así era el adiestramiento para convertirse en un GRP, “la máquina bélica de la Policía”

Cuando se creo el Grupo de Reacción Policial (GRP), muchos agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) tenían aspiraciones de ingresar a esa unidad de élite, fue la primera que se creó después de firmados los Acuerdos de Paz en el país.

Esa aspiración y deseo lo tenía Miguel (nombre cambiado por seguridad), quien es un agente policial que decidió hacerse las pruebas físicas para formar parte del desaparecido GRP. Y contó en exclusiva para El Salvador Times lo que el vivió durante esas pruebas férreas que sólo eran aprobadas por aquellos hombres que tenían aguante físico y paciencia para soportar todo tipo de situaciones no vividas anteriormente.

Miguel recuerda que tenían que pasar un curso que duraba dos meses para formar parte de esa convocatoria. Los requisitos eran ser Policía, no sobrepasar los 28 años y estar soltero, sin hijos. Con esto, buscaban a agentes que no tuvieran compromisos familiares, sobre todo, por las misiones que enfrentarían. No obstante, una vez adentro, ya tenían permiso para adquirir compromisos familiares. 

Detalla que eran más de 100 agentes los que iban a pasar la prueba, éstas consistían en pruebas de tiro y puntería, natación ,de reacción y las físicas. El escenario o lugar de entrenamiento era en el Parque de la Familia en Los Planes de Renderos.

Poco a poco, se iban pasando el filtro en las pruebas que se hacían. De hecho, recuerda que en las de tiro y puntería, de los cien que habían en un inicio sólo quedaron 16 agentes. Lastimosamente, él no estaba en la lista. 

"En tiro de puntería obtuve un 9.5, en tiro de reacción 8. Creo que me afectó la semana loca previa", asegura Miguel.

Lamenta haber fallado dos disparos a una silueta, ya que todo lo demás estaba aprobado. Eso lo dice con seguridad, ya que las pruebas de natación fueron las más difíciles, pero aduce que era experto puesto que se crió cerca de un río, el cual se lo cruzaba nadando cuando este crecía sus caudales.

"Fallé en el tiro de reacción, tuve ocho tiros excelentes y dos fallados, por lo que esos dos puntos me hicieron falta, pero quizás no convenía y por esos tiros no acertados es que estoy en otra área", ironiza.

Además, no olvida que en ese tiempo que estaba en ese prueba las temperaturas habían bajado y esa zona del Parque de la Familia el frío era peor. 

"Un instructor nos dijo que si teníamos frío y respondimos que si. Entonces, nos ordenó que nos quitáramos la camisa y posteriormente volvió a lanzar la misma interrogante y fue la misma respuesta, entonces nos ordenó sacarnos la camiseta", recuerda.

Pruebas físicas y la "semana loca"

Argumenta que las pruebas de escape y las físicas son las más difíciles y allí está incluida "la semana loca", en donde les hacían pasar un infierno, una hostilidad terrible. Se combina la fuerza, psicología, actitud y valentía.

Miguel relata que el primer día trotaron toda la noche y el cansancio estuvo apunto de vencer a muchos.

"Corrimos hasta casi el amanecer y así al siguiente día. La primera noche hubo compañeros lesionados de los tobillos; uno de ellos se levantó adormitado y tras el cansancio físico de la prueba pegó en una pared del cuarto donde nos quedamos", recordó.

Cuenta que en una oportunidad hicieron pruebas de arrastre en el suelo con compañero en la espalda. Recuerda como si fuera ayer los raspones que le quedaron en el estómago y en el pecho. 

Miguel en tono serio y recordando la "semana loca" relató que un día los hicieron correr y luego llegaron caminando a las instalaciones de una finca, pasando por unos naranjales y luego a la media noche los llevaron a una casa abandonada.

"Habíamos perdido conocimiento de dónde nos encontrábamos, estábamos totalmente desorientados, luego entramos y nos sentaron y todavía nos vendaron en la oscuridad", detalla. De pronto, lanzaron granadas lacrímogenas y todos se vieron gravemente afectados. 

"Fue una semana larguísima y difícil, la cual no la olvido", recordó.

"Máquinas bélicas con lealtad indestructible"

Por otra parte, Miguel dice que ese grupo que integró el GRP fue de lo mejor que se entrenó en la Policía y que con el tiempo se hicieron mucho más fuertes.

"Eran unas máquinas bélicas. Se adquiere un coraje casi de sepulcro, porque era un reto cumplir una misión", detalla Miguel.

Ese coraje de sepulcro, incluso, podría tener explicación -por ejemplo-  por qué en el caso de la agente Carla Ayala, cuyos involucrados son agentes del desaparecido GRP, no han querido hablar y dar detalles de lo ocurrido y de los responsables.

Incluso, se ha señalado dentro de la Policía que cuando los pandilleros notaban la presencia del GRP huían, pues sabían que no iba a ser fácil enfrentarlos. Era lo mejor de lo mejor dentro de la Policía, recuerda el agente policial.

Ahora ve con resignación la desaparición del GRP y asegura que por alguna razón no quedo, ya sea por azares del destino o porque ya estaba escrito, pero no se lamenta no haber sido parte de la primera unidad de élite de la Policía.

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