El ciberbulling y el terrorismo en las redes sociales
Hace años un buen amigo me contó una corta historia de sus tiempos de colegio. La conversación versó sobre los bravucones. Siempre en un colegio hay un matón y prepotente que se impone por la fuerza, la amenaza, la burla y la presión psicológica sobre otros estudiantes para ejercer su poder. Estos matones son los que realizan uno de los males sociales actuales como es el bullying. En este caso, mi amigo soportó por días las matonerías de su compañero.
Pero la paciencia tiene un límite y cuando un matón de colegio cree tener el dominio sobre el más débil, puede suceder que de tanto buscarle las cinco patas al gato, logre sacar la furia interna de la víctima. Un día este sujeto se pasó del límite con insultos y como avalancha mi amigo le dejó plasmado un puñetazo en la cara de esos bien puestos simbólicamente en la boca. El bravucón cayó al suelo y terminó siendo pateado con certeros golpes en la ingle.
En la mañana siguiente, al entrar mi amigo a su curso, el matón agachó la cabeza y desde ese momento mostró respeto y dejó de lado sus actitudes negativas. Mi amigo consciente del poder logrado al destronar al rey en presencia de su corte adquirió su fama, pero no hizo uso de ella para convertirse en este tipo de matones que están en tantos centros educativos y trabajos.
El punto de esta historia es para realizar un paralelismo con el bullying en las redes sociales por parte grupo de matones y bravucones que hacen uso de amenazas, difamaciones y noticias falsas para deslegitimar a oponentes políticos y figuras públicas desde plataformas autodefinidas como de debate ciudadano y otras más atrevidas autocalificándose “medios de comunicación”. Se han transformado en una fuente de ignorancia, propaganda, falta de respeto, xenofobia, homofobia, manipulación e irrespeto a los derechos humanos. Estas, con una doble agenda oculta, buscan dañar la dignidad de los contrarios.
El peligro son los sujetos -trolls – que circulan en estas redes sociales extrayendo información de los integrantes de sus comunidades, lo cual puede ser usado para amenazar con actos violentos y afectar a las víctimas, creando problemas de salud como depresión y ansiedad en sus víctimas.
Desde las redes sociales, surgen una serie de ciberterroristas peligrosos para la democracia, la institucionalidad de los gobiernos y para los ciudadanos. Estas páginas en Facebook, cuentas en Twitter y blogs buscan convertir la información en armas del bullying con una serie de artículos escritos por personajes anónimos o sin peso intelectual. Los líderes atrás de estos proyectos no dan la cara y cualquiera se expone a la amenaza en sus circos sin ningún tipo de reprimenda hacia los integrantes de estos nuevos escuadrones de la difamación por parte de las autoridades.
Los ciberterroristas no son activistas
Hay diferencia entre un activista y un ciberterrorista en las redes sociales. El activista participa en una organización legitimada por la misma sociedad. Esta activo en la comunidad y practica una acción directa en una lucha por cambios sociales. No oculta la cara tras un perfil falso o no está patrocinado por una agenda oscura de grupos fácticos. Un ciberterrorista hace uso de las redes con el fin de generar terror en los ciudadanos, organizaciones o el gobierno. Es un mercenario que recibe una paga por sus actividades. Un ciberterrorista está a un paso de pasar a la acción terrorista en terreno, pues su conducta antisocial es basada en el fanatismo extremista. Estos sujetos son la nueva cara de la delincuencia que deben ser perseguidos por las autoridades.
No te dejes intimidar
¿Qué hacer con estos ciberbravucones virtuales? Lo principal es expresar de una forma pública cuando la persona está siendo presa de bullyng por las redes sociales. La forma es señalar a estos matones públicamente y buscar las organizaciones en Internet que pueden ayudar a tomar acciones contra esta forma de abuso cuando no existe un marco jurídico contra esta forma de violencia virtual o ciberterrorismo.
La denuncia por las redes sociales es la única forma de exponer a estos sujetos o grupos que han convertido la intimidación en su trabajo oculto tras un perfil falso. No dejemos que las redes sociales se convierten en un espacio donde el bullyng terrorista tome el control y denunciemos a estos ciberbravucones virtuales ocultos tras el nombre de “activistas”.