El pasado 31 de marzo de este 2017, el agente de la Policía Nacional Civil (PNC), Orlando de Jesús Castillo Rodríguez, decidió salir a pasear junto a su pareja sentimental Cecilia (nombre cambiado por seguridad).

Ambos subieron al vehículo perteneciente al agente de la corporación policial y se dirigieron hacia un mirador municipal ubicado sobre la calle Antigua a Huizúcar, en las cercanías del rancho Navarra, en San Salvador.

Luego de ingerir una cena de comida rápida, que compraron en el mismo sitio, la pareja decidió irse del lugar a eso de las 8:00 de la noche. Al hacerlo observaron que dos sujetos, identificados como los hermanos Daniel y Bryan C.R., se habían bajado de una motocicleta y se encontraban junto a su carro.

“Papi, mirá han quebrado el vidrio”, alertó la mujer a Castillo Rodríguez, quien no tardó en desenfundar su arma y logró detener a los dos sujetos, quienes habían extraído del vehículo una mochila, dinero y otras pertenencias.

Ocho meses después, tras un procedimiento abreviado acordado, tanto por los abogados defensores como los representantes de la Fiscalía General de la República (FGR), los dos hermanos recibieron por parte del Tribunal Quinto de Sentencia una pena de tres años de prisión con sustitución a la misma a cambio de medidas de conducta.

Los dos familiares fueron procesados por el delito de hurto agravado y daños, por lo que por este último cancelaron $500 cada uno en concepto de responsabilidad civil.

El asesinato que dejó a solo un testigo en el caso

Uno de los motivos que llevaron a que se acordara un procedimiento abreviado fue porque ya solo Cecilia pudo declarar en la audiencia de vista pública. El 17 de octubre, el agente policial fue asesinado por miembros de una pandilla.

Según los registros, el agente de 35 años de edad murió tras ser interceptado por pandilleros, en la finca La Reforma, en el cantón El Espino contiguo al Polideportivo de Ciudad Merliot, en Santa Tecla, La Libertad.

Castillo Rodríguez, quien portaba el número de ONI 22213, fue atacado cuando regresaba de dejar a su hijo en una escuela de la zona, a bordo de su motocicleta.

Por ello, durante el desarrollo de la audiencia en contra de los hermanos que le intentaron hurtar sus pertenencias, Cecilia no pudo contener sus lágrimas mientras relataba los hechos.