“Se necesita muchacha humilde, trabajadora para hacer limpieza y lavar trastes. Sueldo mínimo $90 semanales”, fueron las palabras de un rótulo que enamoraron y convencieron a Marisol (nombre cambiado por protección a la víctima), pues había viajado hacia San Salvador con la esperanza de encontrar un trabajo en la capital.

La joven observó el anuncio plasmado sobre un cartón la mañana del 18 de octubre de 2016, cuando junto a una prima caminaba frente a un car wash ubicado sobre la 59ª avenida Norte y 1ª calle Poniente, de la colonia Escalón.

Los ánimos de poder obtener dinero para poder salir adelante y superarse hicieron que Marisol entrara sola al lugar. Su familiar continuó su camino para poder llegar a su propio trabajo.

Al entrar, la joven encontró a una mujer de 35 años de edad en el interior del negocio de lavado de vehículos, quien se identificó como Magali.

“¿Segura que querés el trabajo? ¿No sos una policía?”, cuestionó la mujer y al observar el interés de la joven, inmediatamente quitó el rótulo. Le explicó que las labores serían de lunes a viernes y bajo un horario que comprendía de 8:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde, según consta en el expediente judicial que se abrió tras el relato de Marisol.

El entusiasmo de haber obtenido su primer trabajo hizo que Marisol aceptara iniciar los quehaceres ese mismo día, por lo que fue conducida al interior del negocio, en donde Magali le indicó las zonas en las que haría limpieza.

Lo extraño para Marisol fue que le habían limitado el paso hacia unas habitaciones en donde se encontraban otras jóvenes. Además, observó una gran cantidad de cajas que contenían bebidas alcohólicas, en su mayoría cervezas.

Cuando llegaron las 4:00 de la tarde y ya había finalizado las tareas indicadas, la joven se preparó para salir. Mientras se arreglaba el cabello y colocaba un poco de maquillaje en su rostro, Magali llegó y le negó su partida.

“Aquí mando yo”, sentenció la mujer, quien a la vez le arrebató la cartera y también el celular para borrarle todos los contactos que tenía guardados. Tras ello, la joven fue encerrada bajo llave en una de las habitaciones del lugar en donde las ilusiones de trabajar se habían tornado confusas.

La mañana del 19 de octubre y sin recibir ningún tipo de alimento, Magali le ordenó que volviera a hacer limpieza en el lugar. Luego, la llevó a una casa ubicada en la avenida Bernal para realizar trabajos domésticos y retornaron al car wash, en donde fue encerrada nuevamente en una habitación.

Tras la oposición de la joven, Magali ordenó a otras seis mujeres que se encontraban en el lugar que la amarraran y le colocaran un vestido corto color rojo para poder “recibir clientes”.

Debido a los gritos de auxilio emitidos por Marisol, ella fue amenazada constantemente por un sujeto identificado como Nelson P., de 30 años de edad: “Despedazadas vas a salir de aquí si andas con cosas. Nosotros somos de la 18”.

Por la actitud inquieta, le pusieron a la joven un pañuelo que contenía un líquido que la puso a dormir por varias horas. 

El escape de Marisol

Según el informe judicial, el 21 de octubre, cuatro días después, Marisol escapó. “Candy”, una de la jóvenes (de 19 años de edad) que se prostituía en el bar disfrazado de carwash le ayudó.

Con mucho cuidado, “Candy” acordó abrirle la puerta a la joven y esta sin pensarlo localizó su cartera, su teléfono celular –sin carga en la batería- y descalza corrió con todas sus energías hasta la plaza El Salvador del Mundo.

Su desesperación fue tal que subió al primer bus que observó. Era una unidad de la ruta 42, para su suerte. El fin de la afectada era llega hasta la Ceiba de Guadalupe, sitio en donde podría abordar el transporte que la llevaría de vuelta a su casa, en las afueras de San Salvador.

Al llegar logró encontrar a una patrulla de la Policía Nacional Civil (PNC) estacionada, por lo que narró lo ocurrido a los agentes que estaban ordenando el tránsito matutino.

Allanamientos y detenciones

Dos investigadores de la Unidad Especializada contra trata de personas y delitos conexos de la División Central de Investigaciones (DCI), de la PNC, recibieron una llamada de la Delegación Centro, en la que les alertaban que en la Oficina de Denuncia y Atención Ciudadana UNIMUJER se encontraba una menor de edad que manifestó haber sido víctima de unas personas que pretendían prostituirla.

Además, en el relato emitido por la víctima, quien en el expediente judicial se conoce bajo la clave “Cristal” como régimen de protección, quedó claro que había sido privada de libertad y agredida físicamente.

Por ello, los agentes ejecutaron una investigación. La víctima les logró señalar el sitio en donde había estado encerrada.

Al llegar al lugar del lavado de vehículos, la policía encontró a Magali, quien les expresó que era la encargada del negocio. También encontraron a dos trabajadoras del sexo –Yuri L. y Gladis H.- y a Nelson, este se identificó como el responsable de cuidar el lugar.

Los cuatro sujetos fueron señalados por la afectada, por lo que fueron detenidos en flagrancia bajo el delito de trata de personas; mientras ella fue trasladada hacia la Unidad Fiscal Especializada de Delitos de Tráfico Ilegal y Trata de Personas.

Al realizar una revisión en el interior del carwash, los policías encontraron condones y lubricantes vaginales. Además, incautaron dos teléfonos celulares pertenecientes a los capturados.

En primera instancia, el Juzgado 4° de Paz conoció el caso y tras el debido proceso continuó al Tribunal 6° de Sentencia, en donde se instalará la audiencia de vista pública el próximo 4 de junio en contra de los cuatro imputados.

Ese día, después de dos años de estar internos en un centro penitenciario, se determinará si son o no culpables de los cargos de trata de personas.