La noche del pasado 5 de septiembre, Erika Jasmín Rivas Yanes, de 26 años de edad, expulsó de su cuerpo a su bebé, luego de que decidiera tomar unas pastillas abortivas por “recomendaciones” de unas amigas.

El cadáver del no nacido fue descubierto metido en una bolsa negra, escondida entre la cama y la pared de la habitación por agentes de la División de Seguridad Fronteriza de la Policía Nacional Civil (PNC), cuando realizaban un registro rutinario en una de las cervecerías ubicadas sobre la 10° avenida Sur del centro de San Salvador, lugar donde la imputada laboraba como mesera.

Ante este hecho, hoy el Juzgado 7° de Paz de San Salvador ordenó instrucción formal con detención provisional contra la joven, a quien se le atribuye el delito de homicidio agravado en perjuicio de quien sería su hijo.

De acuerdo al requerimiento de la Fiscalía General de la República (FGR), uno de los agentes policiales procedía a revisar la habitación de Rivas Yanes cuando encontró una bolsa negra escondida a la par de su cama, al notar el comportamiento sospechoso de la joven el agente se dispuso a revisar el contenido de la bolsa. Ante el hallazgo, la imputada manifestó que el feto encontrado fue producto de un aborto.

Según las declaraciones de Yanes, días previos al delito habría notado lo abultado de su vientre, por lo que consultó con sus amigas y fueron ellas las que le “recomendaron” suministrarse un medicamento abortivo de administración oral y vaginal. Una hora después de consumir las pastillas iniciaron los dolores lumbopélvicos, mismos que persistieron durante 24 horas aproximadamente, hasta la expulsión del feto.

La mujer Rivas Yanes se encuentra detenida en las bartolinas de la Unidad de Servicios Extraordinarios de la delegación San Salvador centro de la PNC, sitio en donde espera que se le designe un centro penitenciario. Fiscalía cuenta con un plazo de seis meses de instrucción que para la realización de las diligencias necesarias en el proceso.