Un hombre no dudo en brindarle ayuda a una sobrina que no tenía un lugar para vivir, pero en lugar de recibir muestras de agradecemiento terminó recibiendo amenazas de muerte cuando la mujer y su madre -recluída en una cárcel de Guatemala- intentaron apoderarse del apartamento.

Luis (nombre modificado por seguridad) vivía solo en una populosa zona del departamento de San Salvador, la tranquilidad de su hogar terminó cuando uno de sus hermanos le pidió que le diera posada a Stefany M. y sus dos hijos.

Creyendo que sería algo temporal, Luis no dudo en hacer el favor. En un primer momento no tuvieron problemas; ella quería dar una buena impresión por lo que tenía que guardar las apariencias.

Pasado el mes acordado, la sobrina de Luis no daba señales que iba a dejar el apartamento. El ambiente de tranquilidad dentro de esas cuatro paredes comenzó a tornar hostil e insoportable.

Instalada en el lugar, Stefany dejó de colaborar en las actividades domesticas a tal punto que en una ocasión sus dos hijos llegaron a quebrar el baño y varios objetos dentro de la casa.

La declaración de guerra

Ante los constantes reclamos de Luis, Stefany decidió poner claras las condiciones que iban a regir su estancia y la de sus hijos en la casa, algo que resumió con la frase: “Yo aquí puedo hacer lo que me de la gana”. Fue en ese momento en el que la víctima comenzó a ver los indicios que su pariente quería quedarse con el inmueble. 

Para octubre de 2017, las sospechas de Luis se hicieron realidad ya que un día que regresaba de trabajar se encontró a su sobrina quien en un tono molesto le exigió que debía de abandonar el apartamento.

Sorprendido y extrañado el hombre se negó a dejar el apartamento ya que las afirmaciones de la mujer le parecieron irracionales. Algo que provocó que Stefany elevara su agresividad y amenazara de muerte al hermano de su padre. 

“Si vuelves al apartamento te voy a meter un cuchillo”, le advirtió la mujer, Luis optó por no seguir la discusión y se trasladó a otro punto de la vivienda en discordia desde el que escuchó que Stefany realizaba varias llamadas. 

La llamada desde el penal

Entre las llamadas que hizo la imputada, el ofendido reconoció que habló con Silvia, la madre de Stefany quien recordó que lo último que supo de ella fue que estaba recluída en un centro penal de Guatemala.

“Mira hijo de puta si seguís jodiendo a mi hija te voy a matar”, le advirtió Silvia a Luis a través de la llamada que Stefany tenía en altavoz. “Te voy a sacar como a un perro a la calle, sabes las amistades que tengo yo”, continuo amenazando  la mujer.

Luis no sabía que hacer porque conocía el carácter y el tipo de personas con las que Silvia se relacionaba. Intimidado y molesto decidió irse sin antes no decirle a Stefany que regresaría con una demanda en su contra. A ella no le importó.

Días después, Luis regresó al apartamento con la idea de sacar a su sobrina, sin embargo, descubrió que Stefany había llevado a su compañero de vida para que se instalara en el inmueble.

La víctima relató a las autoridades que exigió a las dos personas que se retiraran pero estos lo único que hicieron fue golpearlo en varias partes de su cuerpo a la salida de del apartamento.

Luego de recuperarse de las lesiones sufridas por el ataque, Luis denunció formalmente a su sobrina ante la Fiscalía General de la República (FGR) por el delito de agresiones.

El tribunal Primero de sentencia de San Salvador tiene previsto celebrar el juicio por este caso en una fecha próxima a conocerse.