Armando Hernández llegó a hacer un trámite de rutina a un banco en las cercanías del mercado Central y como cualquier cliente, se sumó a las eternas filas que se hacen en esas agencias. El hombre no imaginó que ese tiempo de espera le cambiaría la vida. Corría el año 2011.

Mientras esperaba su turno para pasar con uno de los cajeros, Brenda Vides se le acercó con un tono seductor para entablar una plática. Él, de 62 años, y ella de 23 para ese tiempo, alargaron la conversación hasta el punto que Vides logró seducirlo con una historia que parecía de serie de televisión.

Durante la interacción el hombre le contó que es dueño de algunos mesones en el centro de San Salvador, que alquila para sobrevivir.

La mujer se ganó la confianza de Hernández de una forma tal, que al cabo de la espera en la fila le ofreció un trato: Si él le daba donde vivir, ella se encargaría de los quehaceres de la casa. Hernández aceptó.

Un año después de ejecutar los roles de una empleada doméstica, la mujer le pidió matrimonio a Hernández; le dijo que necesitaba solicitar la visa en la embajada de Estados Unidos para visitar a su madre y que el respaldo económico de una pareja le facilitaría las cosas. El hombre volvió a aceptar la propuesta.

El 12 de noviembre de 2012 se casaron por lo civil y bajo bienes separados, según consta en el acta de matrimonio emitido por la alcaldía de San Salvador y presentado como parte de las pruebas ante un juzgado capitalino.

De acuerdo con las declaraciones del comerciante, quien es dueño de mesones y alquila varias habitaciones, la propuesta en la que cayó de contraer nupcias fue una farsa hecha por parte de la mujer para estafarlo.

Según lo expresado ante un juez, siete meses después de haberla conocido y llevarla a su casa, Vides le robó un vehículo. Además, la acusó que en ocasiones ella se atribuía la tarea de cobrar el dinero a los inquilinos de los mesones pero no le entregaba el dinero.

Pese a todos los desplantes que le hacía su esposa, el hombre la inscribió en varias ocasiones en diversos sitios para que pudiera estudiar, pero en lugar de ello la mujer se iba de fiesta con desconocidos y regresaba ebria a casa, como se conoció en el proceso judicial.

Hernández indicó que desde que se casaron siempre tuvieron problemas maritales.

Por ello, el 11 de julio de 2017 decidieron separarse. Vides tomó sus pertenencias y las empacó para irse de la casa; eso sí, además de sus cosas se llevó unos cables que forman parte de una máquina con la que Hernández se realiza la diálisis que necesita debido a que padece de una enfermedad renal crónica, además de hipertensión arterial y diabetes.

“Tus hijas te van a encontrar embolsado”

Un día después de que Vides se fuera de la vivienda de su esposo, este recibió una llamada telefónica para que pasara a traer el dinero del alquiler de un apartamento situado en el barrio Santa Anita.

Para sorpresa de Hernández, al llegar al lugar se encontró a Vides que estaba acompañada por una amiga, Patricia Yanes, quien además era la inquilina. En el proceso judicial se identificó a Yanes como hija de un locutor y colaboradora jurídica de un bufete de abogados.

Como se conoció en el proceso, las dos mujeres emplazaron a Hernández y le exigieron una cantidad de dinero bajo la amenaza que si no lo entregaba lo matarían.

“Tus hijas te van a encontrar embolsado”, le dijo Vides a su esposo. Casi al instante, las dos mujeres se le abalanzaron y lo golpearon por todo el cuerpo, incluso dieron algunos puñetazos en el catéter que los médicos le han colocado en el abdomen por una de las enfermedades que padece.

Producto del dolor, la víctima gritó y esto alertó a otros inquilinos que acudieron para ayudarlo. Así logró salir del departamento.

Tras este hecho y acompañado por sus hijas se dirigió hacia la delegación de la Policía Nacional Civil (PNC) de San Marcos para interponer la denuncia. Las mujeres fueron detenidas, según cita el expediente judicial, que fue iniciado por el Juzgado 5° de Paz luego de que se interpusiera la denuncia.

Durante el proceso, las mujeres recibieron medidas sustitutivas a la detención, por lo que cada 25 días deben presentarse a firmar el libro de registros de control de medidas cautelares. Actualmente el caso pasó al Tribunal 1° de Sentencia, mismo que desarrollará la audiencia de vista pública el próximo 13 de abril.

Las mujeres son acusadas por el delito de amenazas. Además, ambas tienen prohibido acercarse a la vivienda de la víctima y tampoco pueden comunicarse con él.