La difícil situación económica de El Salvador provocó que Esteban (nombre cambiado para proteger a la víctima) decidiera viajar de manera ilegal a Estados Unidos en busca de un trabajo que le asegurara el sustento a él y a su familia; en su tierra natal quedaron su pareja y con ella la hija de ambos, Mercedes, quien entonces tenía cuatro años.

Sin embargo, poco tiempo después, la mujer decidió rehacer su vida sentimental con otro hombre, pero antes llevó a Mercedes con su abuela paterna, quien la crió durante ocho años en los que la envió a la escuela, le dio alimento y le proveía de lo necesario gracias al apoyo económico de Esteban.

Al cumplir 12 años, cuando cursaba sexto grado en una escuela de Ciudad Delgado y su cuerpo había comenzado los cambios propios de la edad, la niña comenzó a ser vigilada por un joven carpintero, que con la mirada seguía sus pasos desde una tienda. Se trataba de Erick R., de 20 años.

Al enterarse, la mujer fue donde el joven para advertirle que se metería en problemas si no dejaba en paz a su nieta. Él solo se rió en forma burlesca, según relata el expediente judicial.

Las recomendaciones de la abuela fueron en vano y cuando Mercedes cumplió los 13 años, en 2016, tenía a alguien que la llegara a traer todos los días a la escuela: Erick.

El 21 de diciembre de ese año, la joven se puso de acuerdo con su enamorado a través de Facebook y decidió irse a vivir con él. Ese día, según relató su abuela, la menor estrenó un teléfono celular y se pasó enviando mensajes, aunque ella no sabía con quien se comunicaba.

A la hora de la cena, Mercedes engañó a su abuela, le dijo que tenía una llamada de Estados Unidos y le pasó el teléfono; la mujer creyó que se trataba de su hijo, pero solo era una treta, mientras atendía la falsa llamada, la adolescente salió de la vivienda.

Afuera la esperaba Erick, con quien se fue corriendo hasta la casa del padre del joven.

“¿Ya sabes en qué lío te estás metiendo?”

El padre de Erick se admiró de ver entrar a la menor de edad, regañó a su hijo y le advirtió sobre el problema que se estaba buscando. “¿Ya sabes en qué lío te estás metiendo?”, lo cuestionó, pero a él no le importó y llevó a Mercedes a su habitación, ahí mantuvieron relaciones sexuales al menos en tres ocasiones, según consta en los documentos judiciales.

Durante ocho días, la niña permaneció en la vivienda del carpintero, hasta que el 28 de diciembre unos agentes de la policía comunitaria lograron localizar a la víctima tras una denuncia interpuesta por su abuela.

La FGR giró la orden de detención en contra de Erick el 29 y lo acusó por el delito de violación contra una menor o incapaz en la modalidad continuada.

Huyó por estar enamorada

De acuerdo al peritaje psicológico realizado por el Instituto de Medicina Legal (IML), la niña no se considera víctima de violación, pues experimenta un total sentimiento de enamoramiento hacia su novio, pero esto no implica que no haya estado expuesta a una violencia sexual, según los peritos.

Ante esto, lo recomendado es que la menor reciba atención psicológica para hacerle ver que es víctima y con ello ayudar a que no vuelva a caer en un caso similar y evitar la vulnerabilidad.

De acuerdo al expediente, la madre de la víctima está de acuerdo con la relación de su hija con Erick, por lo acepta que vivan juntos. Por ello, es la abuela paterna la que continuó con el caso judicial, que ahora está en manos del Tribunal 6° de Sentencia.

El próximo 24 de mayo, Erick carpintero enfrentará la audiencia de vista pública, en donde conocerá si es o no culpable del cargo que la Fiscalía le imputa.