• Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
  • Actualizado 15:44

Judiciales - EN SENTENCIA

Pandillero inventa que colaboradora era informante de la Policía, la engañan para ir a comer y la matan

La mujer se ganó la confianza de la pandilla, pero otro de sus compinches sospechaba que podría ser informante de la PNC y la matan en un lugar solitario en Ciudad Delgado.

escenadelcrimen
Foto: Imagen referencia
Pandillero inventa que colaboradora era informante de la Policía, la engañan para ir a comer y la matan

Un pandillero de la Mara Salvatrucha (MS) inventó que una de sus colaboradoras de la clica era informante de la Policía y decidió iniciar un plan para asesinarla junto con otros de sus compinches durante un convivio a las orillas de un río en Ciudad Delgado, en San Salvador.

Según el expediente judicial abierto por este hecho, Rosa Rivera, alias “La Chele”, era una mujer que a lo largo de un año logró ser una persona muy cercana a la clica “Apopas Locos Salvatruchos” de la MS; los juegos de azar y las bebidas alcohólicas eran el pan de cada día para ellos.

Sin embargo, un pandillero, a quien un testigo identifico bajo el alias de “El Oso”, había comenzado a tener riñas con Rosa. Sin razón alguna, en cada reunión que hacía el grupo siempre resulataban peleándose.

A pesar de que Rosa se había ganado la confianza de la mayoría dentro de la clica, a “El Oso” no le terminaba de convencer. Algo le decía que no era leal como ella le hizo creer al resto.

Por su mente pasó que ella podría ser informante de la Policía, por lo cual decidió reunir a unos cuantos del grupo para platicar en secreto sobre Rosa.

La reunión secreta

Esa reunión era secreta y estaba fuera del conocimiento de la pandilla. En ese reducido grupo estaban “El Oso”, “El Piojo Dos”, “El largo”, Oner Oswaldo Fernández Meléndez, alias “El Piojo Uno” y uno con clave Zeus (un pandillero que fue criteriado por la Fiscalía en este caso), según reza el expediente judicial.

El primero en tomar la palabra fue “El Oso” y de inmediato señaló a Rosa como una informante de la Policía. A los otros les pareció extraño, ya que de alguna forma confiaban en ella, ya hace un año que “vacilaba” con ellos y no creían que fuera capaz de tal traición.

“La loca esa lleva y trae información a la jura”, dijo “El Oso”. “¿Están de acuerdo que la matemos?”, preguntó.

Los sujetos convencidos de las palabras de su compinche decidieron apoyarlo pero Zeus le advirtió que tenía que estar seguro de sus acusaciones y de lo que iba a pasar, ya que si el resto del grupo se daba cuenta del plan se vengaría.

“Si no llega a caer el corte (castigo) por esta bayuncada, me las voy a desquitar”, sentenció Zeus. Ante la amenaza “El Oso” le respondió con simpleza: “¡Esta bueno!”.

La tertulia continuó y el plan de atentar contra Rosa iba tomando forma.

“El Oso” comentó que tenía un arma en una gaveta de su ropero con la que podían matarla. Los demás estaban de acuerdo solo restaba tenderle la trampa invitándola a un supuesto “sopón”, donde harían un caldo  de gallina a las orillas de un río conocido como El Arenal, en Apopa.

En lo que “El Oso” iba a su casa a traer el arma los demás fueron a avisarle Rosa y se reunieron todos en un lugar conocido como la “Y”, un terreno solitario y boscoso.

El "sopón de gallina"

Zeus dijo a las autoridades que llegaron al lugar y se saludaron como normalmente lo hacen con el objetivo de no levantar sospechas. Oner Oswaldo, quien sabía que ella sentía una atracción hacia él, se aprovechó de la situación para cortejarla y distraerla. La tomaba de la mano, la abrazaba y la hacía reír.

Zeus relató que Oner le dijo a Rosa “vamos a bañarnos al río y hacemos un sopón” y ella inmediatamente le respondió: “Sí, y pasamos hueviando una gallina”.

Caminaron sobre una vereda de tierra y se abrieron el paso sobre la densa vegetación. En todo eso, Rosa iba abrazada de Oner, sin imaginar que los hombres que una vez dijeron ser sus amigos estarían a punto de quitarle la vida.

Como a 30 metros de llegar al río, Oner la tomó con mucha fuerza de la cintura sin dejarla ir. Ella en un inicio pensó que se trataba de un juego, pero cuando comenzó a ver que dos de sus compinches se retiraban y que “El Oso” se acercaba a ella con un aspecto intimidante se comenzó a preocupar. Rosa había caído en la trampa.

“El Oso” le dijo con un todo molesto: “¡Ponete trucha para el lado de la clica!”. Él sacó su arma debajo de su ropa y se acercó a ella.

-“¡¿Qué pasa?!”, le preguntó Rosa preocupada.

- “¡Hoy si te vas a morir hija de la gran puta!”, exclamó su verdugo y le puso el arma enfrente.

-“Al suave…”, indicó ella mientras el Oner la soltaba y se apartó de ella.

En medio de la soledad de la zona se escucharon tres disparos, los mismos que penetraron el cuerpo de Rosa. Los sujetos al ver lo que habían hecho escaparon del lugar dejando el cuerpo sin vida de su compañera.

El proceso judicial 

Zeus confesó a las autoridades: “Cuando la clica se dio cuenta de lo que habíamos hecho, en un mirrin (reunión) nos querían dar corte (castigar), pero nos disculpamos y nos dijeron que en otra cagada nos iban a caer porque teníamos que haber pedido permiso a la clica”. Comentó que después de ese día todo transcurrió con normalidad hasta que fueron detenidos por las autoridades policiales.

Entre los detenidos está Zeus, un involucrado y testigo del asesinato, quien accedió  a colaborar con las autoridades para una reducción de pena a cambio de delatar a los involucrados y dar detalles de los hechos.

Entre los delatados estaba Oner Oner Oswaldo Fernández Meléndez, alias “El Piojo Uno”, quien es procesado por asesinar al menos tres personas y de participar en otros hechos delictivos.

El caso llegó hasta el Tribunal Primero de Sentencia de San Salvador y será el juez que en las próximas semanas determine la responsabilidad penal de este miembro de pandillas.

Comentarios