Seis pandilleros fueron condenados a prisión por haber cometido un tiroteo dentro de una iglesia evangélica en el municipio de Coatepeque, en Santa Ana, donde murió un feligrés.

La víctima fue identificada como Marvin Alfredo Ruiz Hernández.

La investigación establece que el 23 de mayo de 2019 un grupo de personas se estaba refugiando de la lluvia en la iglesia evangélica Filadelfia, ubicada en la colonia Divina Providencia, cantón Los Conacastes cuando vieron acercarse a un grupo de seis sujetos.

Ante el aspecto de algunos de ellos, algunos ciudadanos optaron por alejarse de ellos e ingresar al salón principal de la iglesia.

Los hombres también entraron y comenzaron a gritarle a los fieles que estaban dentro que se tiraran al suelo, acto seguido, uno de ellos sacó un arma de fuego y empezó a disparar a diferentes direcciones. Otros tres hombres sacaron sus pistolas y abrieron fuego.

Cuando el grupo dejó de disparar se levantó Marvin Alfredo y salió corriendo buscando la casa pastoral, por lo que los sujetos se fueron tras de él.

Antes de que el ciudadano pudiera escapar los sujetos lo mataron a balazos y escaparon de la zona.

La Fiscalía General de la República (FGR) inició las indagaciones logrando que uno de los que vivió el ataque se convirtiera en testigo criteriado, de nombre clave “Valencia”, y les contara lo ocurrido.

“Valencia” les dijo a las autoridades que los sujetos que ingresaron a disparar al templo eran pandilleros de la zona y los identificó a cada uno de ellos.

Con el testimonio y otras pruebas recabadas el ministerio público y la Policía Nacional Civil (PNC) lograron capturar a los responsables: Marvin Alejandro Flores Chilín, Wilber Alexander Raymundo Ramírez, Mauricio Alberto Medrano Hernández, Byron Alexander Pacheco Argueta, Nelson Orlando Rivera Salgado y René Alfredo Pacheco Argueta.

Los primeros cuatro fueron acusados de homicidio agravado, mientras que los otros dos por el mismo delito, pero en la modalidad de cómplices no necesarios.

El Tribunal 2º de Sentencia de Santa Ana validó las pruebas y condenó a 22 años de prisión a los cuatro asesinos, mientras que envió a la cárcel por 14 años con ocho meses a los cómplices.