El esfuerzo y el empeño puesto día a día han hecho que Rudy Perla Guerra, un comerciante de granos básicos, establezca un negocio para poder vender lo que obtiene fruto de su sacrificio.

Con ello, el originario del departamento de La Unión logró hacer una buena venta en el año 2011, cuando Juan Carlos Martínez Arévalo adquirió un lote de sus productos.

Lo que Perla Guerra no supo es que a partir de ese año iniciaría un calvario para poder obtener los 12,500 dólares en concepto del pago de la transacción, luego que se diera cuenta que lo que le entregaron fue un cheque sin provisión de fondos.

Martínez Arévalo, quien reside en San Salvador, llegó a un acuerdo con el afectado. En el año de la compra le dio $5,000 como acuerdo a que le seguiría pagando por los productos adquiridos. Con el saldo pendiente de 7,500 dólares, el imputado le abonó en tres ocasiones, por lo que canceló otros $2,900. Así la cuota sin pagar hasta la fecha son $4,600.

Cansado de cobrar y viajar a San Salvador

El comerciante decidió confiar en Joselito Menjívar Montecino, una persona a quien contrató por $300 para que le hiciera las gestiones de cobro y así evitarse los constantes viajes hacia San Salvador –departamento en donde reside Martínez Arévalo- y garantizar la recuperación de su dinero.

Pero la “astucia” del imputado volvió a relucir. Martínez Arévalo se reunió con la persona contratada por la víctima. Tras un supuesto acuerdo de pago de los $4,600 restantes, Menjívar recibió un cheque de 500 dólares para dar fe de la “buena voluntad” de pagar.

Además, solicitó a Menjívar que le “prestara” el cheque sin fondos que contemplaba la cifra $12,500 para sacarle una fotocopia sin dar mayor razón alguna. Al tomarlo, el supuesto estafador nunca regresó al punto de encuentro y se marchó con el papel en donde plasmó con su puño y letra –según las pruebas para el juicio- la cantidad de la compra de los granos básicos.

Ante esto, la víctima denunció en la Unidad de Derecho Reales y Personales de la Procuraduría General de la República (PGR), tanto a Perla como al supuesto estafador. Tras una cita solo la primera persona se presentó y explicó que no portaba el cheque de los $12,500, pero sí el de los $500. Además, relató que fue engañado por el victimario.

Dos veces engañado, los 500 dólares tampoco llegaron a su bolsillo. El cheque también era sin provisión de fondos, justo como el primero que recibió en el 2011.

El caso se tornó judicial. El juzgado 5° de Instrucción remitió el pasado 31 de agosto los detalles en un expediente dirigido hacia el Tribunal 6° de Sentencia, mismo que instalará la vista pública el próximo 3 de octubre.

Por el momento, el imputado goza de medidas cautelares sustitutivas a la detención, mientras el comerciante sigue expectante de qué pasará con el dinero que le deben.