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Judiciales - Homicidio

Los 12 disparos que acabaron la vida con un vendedor de refrescos que soñaba con regresar a estudiar bachillerato

Hay dos personas implicadas en el asesinato pero solo se ha logrado capturar a uno.

 

escena de homicidio
Imagen de referencia
Los 12 disparos que acabaron la vida con un vendedor de refrescos que soñaba con regresar a estudiar bachillerato

Doce disparos fueron suficientes para que le quitaran la vida a un joven vendedor de refrescos cuando comenzaba su jornada laboral sobre la carretera de Oro, en Soyapango. Otro hombre salió lesionado, logró sobrevivir y ahora irá a los tribunales para enjuiciarlos. 

Edgar Mauricio Romero tenía 19 años de edad cuando fue asesinado por dos pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) cuando apenas llevaba un par de horas laborando en una intersección de la carretera.  Por falta de un trabajo formal había iniciado un negocio de refrescos y a pesar de los peligros que enfrentaba en la zona, corría el riesgo y solía meterse a los pasajes para llevar algo de dinero a su casa.

La angustiada madre, cuando llegó a la escena del crimen, contó a las autoridades que él tenía pensado regresar a estudiar su primer año de bachillerato y aclaró que no estaba involucrado en pandillas. 

Todo ocurrió el 10 de marzo de 2016 a las 12:46 del mediodía. Decidió hacer una parada frente al restaurante “Oasis de Oro”. Fueron unos cuantos segundos para descansar cuando de pronto un vehículo blanco se aproximó estrepitosamente hacia él. 

Dentro del vehículo venía Jonny E., de 27 años de edad, miembro activo de la MS. Ese día iba acompañado de otro hombre que hasta el momento no ha logrado ser identificado. Uno de los dos sujetos se bajó del carro, empuñó su arma y soltó varias balas. Inmediatamente el joven cayó al suelo con 12 balas en su cuerpo. 

Un hombre que estaba en el lugar y que conocía a Edgar corrió a comunicarle lo sucedido a la mamá, quien al saber lo que había pasado llegó a la escena donde vio a su hijo desangrado junto con los productos. Aún estaba con vida y ella lo lloró abajo del sol del mediodía. 

Con el crimen cometido los verdugos huyeron hasta la comunidad Valle Las Delicias, en San Martín, donde se resguardaron de las autoridades con la certeza de no ser encontrados. 

Mientras tanto a unos cuantos kilómetros de su guarida, confiados en que su plan había salido como esperaban, personas que transitaban en la zona auxiliaron a Edgar, quien aún se debatía entre la vida y la muerte. Fue traslado al hospital nacional de San Bartolo, donde fue ingresado en cuidados intensivos pero a las 7:00 de la noche los doctores informaron que había fallecido por la gravedad de las lesiones. 

Un operativo se desplegó por toda la zona hasta dar con la captura de Jonny, sin embargo, el otro de sus compinches no fue capturado. Sus huellas dactilares estaban en el vehículo que fue abandonado en uno de los pasajes de la colonia. 

Las investigaciones no han logrado determinar el verdadero móvil, pero podría estar relacionado con el consumo de drogas por parte de la víctima, ya que según el informe toxicológico del Instituto de Medicina Legal (IML) se encontró partículas de cocaína y marihuana en su sangre. 

Un lesionado ahora testigo

José y Edgar nunca se conocieron pero la balacera de ese día hizo que sus vidas se entrelazaran. Mientras Edgar estaba dando sus últimas boqueadas de aire, José fue atendido por los médicos debido a que una bala le perforó su pantorrilla.

Señaló a las autoridades que cuando escuchó los disparos se tiró al suelo e inmediatamente sintió algo caliente y fue ahí cuando se dio cuenta que estaba sangrando de manera excesiva. Él también fue llevado por personas que lo ayudaron a llegar al centro de salud. 

Ahora él es único sobreviviente y uno de los testigos clave del hecho. 

Se espera que en los próximos meses se desarrolle la audiencia en el Tribunal Sexto de Sentencia de San Salvador en contra del imputado quien es acusado de homicidio agravado e intento de homicidio contra las víctimas del caso.

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