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Política - 25 aniversario de los Acuerdos de Paz

Policías que fueron enemigos en el conflicto armado dicen que no se puede celebrar Acuerdos de Paz si la situación actual es peor

Un exmilitar y un exinformante de la guerrilla consideran que celebrar el aniversario de los Acuerdos de Paz no debería ser una prioridad del Gobierno, en vez de debería enfocarse en los solucionar los problemas sociales.

Foto de referencia
Fotografía tomada de Internet.
Policías que fueron enemigos en el conflicto armado dicen que no se puede celebrar Acuerdos de Paz si la situación actual es peor

Dos policías que en la guerra fueron contrincantes, uno fue soldado de la Fuerza Armada y otro informante de la guerrilla, coinciden en que no tiene sentido celebrar los Acuerdos de Paz porque la situación social está incluso peor que durante el conflicto armado. Para ellos, el Gobierno debería centrarse mejor en solucionar el problema de inseguridad en El Salvador y dotar a instituciones como la Policía Nacional Civil (PNC) de las condiciones para enfrentar la situación actual del país. 

Jorge Panameño, de 44 años, trabajó como técnico en explosivos de la Fuerza Armada durante los últimos años de la guerra, y tras la firma de los Acuerdos, en 1992, se enlistó en las filas de la PNC. La otra historia es la de Carlos González, de 42 años, quien colaboró como informante para la guerrilla.

Ambos policías recuerdan los balazos, los muertos, la sangre, la tensión que sufría la población y la determinación con la que lucharon; pero ahora coinciden que el conflicto y los posteriores acuerdos no mejoraron la situación del país.

Panameño es del pensar que “ni siquiera deberían llamarse Acuerdos de Paz, porque se hicieron sin fundamento, sin ninguna intención de reconcilación, la polarización existe hasta este momento, entonces lo único que hubo fue un cese al fuego”.

Por su parte, González asegura que “no tiene sentido celebrar porque, a 25 años, las condiciones de vida de los salvadoreños son peores, la brecha entre ricos y pobres es más grande y eso influye en los demás problemas como la inseguridad”.

Historias encontradas

“Yo era un joven de 16 años que venía de un pueblito de allá por San Juan Nonualco, que llegó a la Fuerza Armada en busca de un trabajo y dígame, cómo no me iban a convencer si yo estaba impresionado, venía de ganar dos colones con cincuenta centavos al día y en el Ejército llegué a ganar 600 colones por activar y desactivar bombas en el grupo Zarpadores”, relató Panameño.

Una situación similar vivió a sus 15 años González, quien tenía un hermano con cargo de jefe en la Guardia Nacional, motivo por el que la guerrilla lo reclutó como informante.

“La guerrilla usó a unas mujeres jóvenes y bonitas para lavarnos la cabeza”, recuerda González, quien añadió que los guerrilleros llegaban a la cancha donde jugaba fútbol con sus amigos "para convencernos de que les colaboráramos".

“Nos explicaron que ellos tenían un ideal de la vida, que luchaban por nosotros los pobrecitos, que no podíamos permitir que unos cuantos se quedaran con la riqueza del país y que los del gobierno de ese momento estaban al servicio de los ricos”, recordó González.

"Tenía miedo que me dieran un balazo en la Policía"

En 1992 con los Acuerdos de Paz y tanto el gobierno como la guerrilla redujeron sus filas para garantizar el cese de fuego tan anhelado por la población y se creó la PNC para reemplazar a los cuerpos de seguridad existentes.

La Fuerza Armada y la exguerrilla tuvieron una cuota entre los integrantes de la PNC que les fue concedida con la misión de que ambos bandos trabajaran por la dignidad de los ciudadanos. Los reclutados en esta nueva fuerza pasaron un periodo de transición para poder trabajar con quienes consideraban enemigos.

“Fue bastante difícil, a mi me daba miedo dormir ahí porque creía que dormido me podían dar un balazo”, externó Panameño, esa versión fue respaldada por González, quien explicó que por casi un año los policías que llegaron de bandos contrarios durmieron separados y hacían turnos de vigilancia para descansar en las noches y protegerse de los que hasta hacía poco fueron sus adversarios en la guerra.

Pero luego de un tratamiento psicológico al que fueron sometidos se dio una especie de reconciliación porque “empezábamos a hablar y a llevarnos bien y nos empezamos a dar cuenta que éramos de los mismos, que éramos pobres y hasta ahora lo seguimos siendo”, detalló Panameño.

“Decir que estamos celebrando los Acuerdos de Paz es una burla para la población, si los únicos que pueden celebrar son los dirigentes del FMLN, quienes quedaron bien parados y hoy hasta empresarios son. Decían que estaban con los pobres y hoy más pobreza hay”, continuó.

Esas conclusiones llevaron al exmilitar a reconocer que se arrepiente de haber formado parte de las filas de la Fuerza Armada pero reconoce que sus decisiones a los 16 años no las tomó con madurez y que fue la necesidad de mejores ingresos que lo llevó a incorporarse en uno de los bandos.

Mientras que González dice que no se arrepiente de haber servido a la guerrila debido a que creyó en un ideal cuando un  día vio, sin querer, que un grupo de militares asesinó a más de 20 jornaleros que habían llegado de diferentes partes del país a la corta, tras confundirlos con guerrilleros.

“Yo ya no me creo eso de las luchas, al final las luchas las gana siempre el que tiene dinero y poder”, finalizó González.

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