Los diputados no quieren reducir sus gastos en comida, bebidas, viáticos, gasolina, gastos de representación ni teléfonos, pese a que anuncian recortes mínimos en su presupuesto para 2017 al que afeitarán 1.5 millones para dejarlo en $57.5 millones.

Esa es la impresión que queda al intentar averiguar si cumplirán las promesas de austeridad que han hecho.

La presidenta Lorena Peña y su sucesor, Guillermo Gallegos, hacen tímidas declaraciones sobre los ahorros: menciona un recorte de $1.5 millones (apenas un 2.4%) más no mencionan rubros superfluos.

Peña se limita a citar como recortes gastos que ya no se harán —porque ya se hicieron—, como el equipamiento de la Villa Dueñas, la instalación del aire acondicionado en el edificio de comisiones (que ni siquiera han ejecutado), ni el nuevo sistema de votación con los rótulos LED con los nombres de los diputados.

Aunque lanza un tema popular: El seguro de vida y médico: “Espero que esta directiva y la entrante no vuelva a caer en un seguro tan caro; el seguro privado es oneroso e injustificado… pero no siempre uno tiene los votos”, resume Peña.

El plan de asegurar a los diputados le costará al país por lo menos 2 millones de dólares.

Gallegos también se queda difuso, en planes, cuando habla de austeridad: “Tenemos que hacer unas readecuaciones importantes y ver en qué otras cosas se puede reducir costos  para ver cuánto más y en qué otras áreas ahorrar. Esto todavía está en análisis, seguimos viendo con la presidenta”.

Sin embargo, aunque no queda claro en cuáles partidas podrían reducir gastos, hay algunos que deberían revisarse. Uno de ellos es el gasto en combustibles. ¿Sabía usted que a cada uno de los 13 directivos se les da mensualmente 150 galones? En lo que va de este año se han gastado cerca de 13,650 galones de gasolina. Al año son casi 24 mil galones los que se les da.

Otro ejemplo: la comida. El servicio de banquetes contratado para las reuniones de la directiva, comisión política o comisión de Hacienda cuestan $167,250. Y por el momento aún no se discute la posibilidad de bajarlo para presupuesto del 2017.

Todo se queda en promesas, Incluso con críticas internas. “Es inmoral que los funcionarios públicos nos sirvamos con la cuchara grande. No es posible que nos recetemos seguros privados de salud cuando a la gente la mandamos a un sistema público de salud que no tiene medicinas”, sostuvo el arenero Juan Valiente, uno de los impulsores de esta propuesta.

Norman Quijano también pide más y más ahorro: “Ojalá fueran tres millones y se lograra recortar gastos, y todo lo que se pueda en gastos superfluos”.

Para Valiente, uno de los más críticos en el tema, para que la Asamblea muestre señales reales de ahorro esta debería recortar en un 25% sus gastos para el próximo año.

Los ahorros —argumenta— deberían estar orientados a viajes y viáticos, alimentación, publicidad y comunicados y eliminar el seguro médico privado. “Si además hacemos ilegal que haya seguros privados de salud para funcionarios públicos en todas las instituciones de salud, pero si empezamos en la Asamblea vamos a tener fácilmente $15 millones para ahorrar para el próximo año”, subrayó.

El presupuesto —que debe ser aprobado en los próximos días antes de enviarlo al Ministerio de Hacienda— tendrá algunas particularidades, una de ellas es que será votado bajo la presidencia de Peña, pero será ejecutado bajo la de Gallegos, quien asume el cargo el próximo 8 de noviembre.