• Diario Digital | viernes, 26 de abril de 2024
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Política - Crónica

Una celebración entre pupusas, abanicos y un discurso que evitó el tema de la criminalidad

Muchos de los asistentes quedaron con un sinsabor de boca por lo que consideraron poco profundo discurso de Sánchez Cerén.

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Al cierre de la actividad una lluvia de confeti azul y blanco coronó el acto. Foto: El Salvador TIMES
Una celebración entre pupusas, abanicos y un discurso que evitó el tema de la criminalidad

“Deme un dólar de pupusas”, le gritó a una mujer una asistente sentada en los últimos peldaños del anfiteatro de CIFCO, donde esta mañana se celebró el acto de conmemoración de los 25 años de la Firma de los Acuerdos de Paz. Al fondo, varios metros abajo, el presidente daba su discurso en medio de un calor sofocante, quizá por eso, muchos de los asistentes pasaron por alto el mensaje del mandatario.

Este acto, donde asistieron, representantes de los tres órganos de Estado, cuerpo diplomático, Fuerza Armada, Fiscalía, laPolicía, incluso reos en fase de confianza del programa Yo Cambio, así como varios jóvenes de instituciones pública, no distó mucho de cualquier acto gubernamental, de cualquier rendición de cuentas anual del presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, o de un aniversario más de los Acuerdos.

El acto inició alrededor de las 10:30 de la mañana, con un anfiteatro lleno en un 90%, pues los invitados llegaron a cuentagotas al lugar. Vestidos de blanco y con un abanico alusivo al evento lograban aplacar el calor.

Los asistentes –que habían llegado al menos dos horas antes- vestidos de blanco se comenzaban a impacientar. Habían disfrutado durante esas dos horas varios entremeses culturales: danzas, performance, bailes folclóricos y hasta el coro presidencial del “Buen Vivir”.

Incluso El Salvador TIMES pudo corroborar que algunos asistentes ni sabían a qué habían asistido. Una señora se acercó a un periodista: “¿Y aquí qué es lo que hay?", preguntó. Luego de conocer el motivo de la actividad la señora le comentó: “A pues mejor me voy a ir a lavar a la casa, aquí no se ve nada claro que vayan a dar algo”, y se fue.

Minutos después, Aída Mancía, la voz oficial del Gobierno, hizo el anuncio tan esperado: la entrada del presidente de la república, junto a las autoridades. En un desfile de al menos 25 personas entraron al anfiteatro los presidentes de los tres órganos del Estado, la primera dama y los firmantes de los Acuerdos de Paz. Con aplausos y de pie los asistentes ovacionaron a las autoridades.

Subieron a la tarima principal, donde estaba el cuerpo diplomático y las sillas dispuestas de los firmantes. A un lado el coro presidencial y la banda de regimiento rodeaban un costado del escenario. “Unidad y esperanza” eran las dos palabras que destacaban al frente de un escenario, donde muchos de los asistentes no pudieron ser testigo -25 años atrás- de la firma en el Castillo De Chapultepec, en Ciudad de México.

Sin embargo, al pedir reconocimiento a los que murieron luchando por la paz muchos de ellos subieron su puño izquierdo en alto. Otros solo callaron. “Por los compañeros en la lucha”, gritó alguien en el público al finalizar el minuto de silencio. “Hasta la victoria siempre”, vitorearon algunos otros.

El primero en hablar fue el director de asuntos políticos de Naciones Unidas, Miroslav Jenka, representante de una institución que siguió muy de cerca el conflicto salvadoreño, la firma y posteriormente los primeros años de posguerra.

Jenka fue el único que frente a ese escenario reconoció el grave problema de violencia que vive el país y reconoció a las víctimas no solo del pasado sino de la violencia actual. Además, expuso cómo la violencia y la falta de oportunidades han impedido a muchos salvadoreños poder disfrutar de los beneficios que deberían haber supuesto los Acuerdos de Paz.

El discurso poco profundo de Sánchez Cerén

Posteriormente, Sánchez Cerén, se dirigió al público en un discurso que duro unos 20 minutos en los que no solo evitó hablar de los principales problemas y retos del actual El Salvador, sino que no destacó los índices de criminalidad de violencia, la crisis institucional o los pocos acuerdos políticos que se han podido lograr.

Previo a su intervención las expectativas eran grandes, sobre todo porque habían asegurado haría un anuncio importante. Sin embargo, el único anuncio fue pedirle a los salvadoreños que perdonará a una serie de reclusos en las prisiones del país, sobre todo a los ancianos, enfermos o de baja peligrosidad que tengan más de la mitad de su pena cumplida.

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Una vendedora ambulante ofreció pupusas a los asistentes mientras Sánchez Cerén daba su discurso. Foto: El Salvador TIMES

Luego del anuncio dos de los reos en fase de confianza lo aplaudieron de pie, otros ignoraron la prerrogativa.

El mandatario también se enfocó en el nuevo pacto de nación y en los nuevos acuerdos que se deben lograr de cara a lograr un país con más paz y más justo.

Los firmantes de los Acuerdos ni siquiera tuvieron un punto importante en la agenda, pues no tuvieron más papel que estar sentados en el escenario. Muchos esperaban que se les diera un reconocimiento. Sin embargo, se quedó a un mero agradecimiento del presidente.

El calor desesperó a los asistentes

Al filo de las 11 de la mañana, cuando estaba en lo mejor de su discurso, el calor también arreciaba, por lo que los abanicos era el único rumor que se oían tras las palabras de Sánchez Cerén.

Otros aprovechaban a hacer un pequeño refrigerio o adelantar el almuerzo, comprándoles pupusas a semillas a los pocos vendedores ambulantes que daban en la zona, o refrescarse con una soda.

Una vez el mandatario terminó su intervención, alrededor de las 11:30, una lluvia de confeti azul y blanco coronó la actividad con la música de un ensamble de varios grupos salvadoreños. Y así, sin pena ni gloria, sin más preocupación que salir temprano para ir a almorzar salieron muchos de los asistentes que portaban en su espalda la frase insigne de la compaña del Gobierno: “Soy Paz”.

Así, con mucha expectativa y poco contenido, se dio por finalizado el evento principal de la conmemoración de los 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz.

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