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Social - Hospitales

Diana y Andrea, las gemelas que luchan desde hace 10 años contra la insuficiencia renal

Las gemelas luchan cada día por tener la dicha de vivir y estar junto a su anciana madre, quien las ha acompañado desde hace 10 años a sus tratamientos en el Bloom. 

Imagen de referencia tomada de Fundación Renal índigo Álvarez de Toledo
Imagen de referencia tomada de Fundación Renal índigo Álvarez de Toledo
Diana y Andrea, las gemelas que luchan desde hace 10 años contra la insuficiencia renal

Desde hace diez años. unas hermanas gemelas luchan día con día para superar junto a sus padres las adversidades debido a la insuficiencia renal que padecen y por la que tienen una vida muy atípica.

Diana y Andrea (nombres cambiados a petición de la familia) son originarias de La Unión y toda su infancia la han vivido en el Hospital de Niños "Benjamín Bloom", en el que reciben las hemodiálisis necesarias para seguir viviendo.

Según la madre, cuando Diana tenía ocho años se le diagnosticó este padecimiento crónico que se llevó sus sueños, su motivación eran los deportes, siempre soñó en ser una jugadora profesional, era muy buena en el fútbol, pero desde 2008  le dijo adiós a la escuela y ya no volvió a regresar, pues perdió la movilidad en sus piernas.

Cuando la enfermedad le inició se sentía cansada, no tenía apetito y sus ánimos estaban por los suelos, pese a eso, no quería preocupar a sus padres y decidió callar sus dolencias hasta que fue inevitable que su madre se diera que algo no estaba bien con ella.

“Yo no quería preocupar a mi familia y tampoco quería que gastaran dinero, por eso no les dije nada hasta que caí bien enferma”, recordó la gemela frente a su madre quien entre lágrimas recordó aquel momento cuando llegó de emergencia al hospital.

“Tenía anemia, los doctores me dijeron que era algo genético y que debían examinar a mi otra niña”, relató la mujer al narrar que un año más tarde, Andrea también padecía la misma enfermedad que obligó a la familia a trasladarse a San Salvador de manera casi definitiva.

Andrea también dejó la escuela y con ello sus aspiraciones de convertirse en una chef profesional, una de las metas que no logró debido a que esta enfermedad hereditaria evitó que su desarrollo fuera igual de los demás niños.

Con 18 años, las hermanas han aprendido a cumplir al pie de la letra el tratamiento, incluso, son capaces de tomarse la presión y buscar los medicamentos para no perder las horas de sus pastillas.

Otro golpe y una mano amiga que les brindó apoyo

Madre e hijas viajaron desde La Unión a la capital buscando ser atendidas por médicos que les dieron una respuesta no muy alentadora pero que no las venció: La enfermedad es incurable.

La enfermedad de sus hijas no es el único golpe en la vida que ha tenido que soportar esta familia, pues el padre de las niñas sufrió una parálisis que lo ha dejado sin poder caminar, razón por la que la economía familiar se vino abajo.

El panorama se vio más gris cuando las tres mujeres se vieron solas y necesitadas ya que se encontraban sin dinero, sin comida y sin un techo para dormir.

Fue así, como una trabajadora social las remitió al albergue Casa Madre de la Misericordia, administrado por unas monjas con quienes han vivido desde hace diez años.

La madre de las gemelas cuenta que su compañero de vida trabajaba en una milpa y que sus ingresos eran destinados a la capital para pagar los taxis y comida que las niñas necesitan a diario, pero ahora esos ingresos ya no son posibles.

¿Cómo sobreviven? De la ayuda de algunos familiares que están en constante comunicación con la madre de las hermanas que a pesar de tener una enfermedad incurable, siempre mantienen una sonrisa en sus rostros. 

Si usted desea ayudar a esta familia, puede comunicarse directamente con este medio. Nosotros brindaremos la información necesaria para que la ayuda a esta familia llegue lo antes posible.

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