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Social - Opinión

Experto en criminología: Que hayan enterrado en secretismo a Gustavito es evidencia que hay gato encerrado

Los vigilantes del recinto no reportan incidentes la noche del 22 de febrero, cuando según las autoridades ocurrió el ataque contra el hipopótamo.

Gustavito
Gustavito no había cumplido los 15 años/ Foto Secretaría de Cultura.
Experto en criminología: Que hayan enterrado en secretismo a Gustavito es evidencia que hay gato encerrado

Para el crimonólogo Ricardo Sosa, la versión de la Secretaría de Cultura sobre que la muerte de Gustavito fue producto de un atentado es frágil y carece de fundamento.

“Desde el punto criminalista, hay mucha incongruencia. Acá hay gato encerrado. El incidente se da a conocer tres o cuatro días después. El cuidador tuvo que percatarse en las primeras horas de que el animal presentaba golpes o lesiones”, señaló Sosa para comenzar.

Desde su experiencia como investigador y criminalista, si el hecho se trató de un atentado; por ejemplo: un arma calibre 22 milímetros difícilmente pudo provocar una perforación en la piel del hipopótamo, cuyo grosor oscila entre los 4 y 6 centímetros: “mucho menos se puede penetrar con varillas y otros objetos corto punzantes como corvos o machetes”, añadió.

Por otro lado, el especialista cree que este tipo de atentados necesitan de al menos unos 4 o 5 cómplices, entre actores materiales y vigías que aseguran el perímetro: "pero nadie vio entrar nada a la jaula", enfatiza.

Para Sosa, las dudas razonable surgen cuando no hay rastros dejados por los presuntos atacantes: "tuvieron que cortar la malla ciclón o saltar para ingresar y al parecer se llevaron las armas con las que supuestamente causaron las laceraciones".

Además, en el caso de que el asunto se tratara de un rito de iniciación de pandillas, estas prácticas exigen que el ser vivo debe morir.

"No veo, bajo ningún aspecto, que un hipopótamo sea víctima de pandillas: no le dieron muerte al animal. En estos rituales, hay escenas de sangre y eso no se encontró”, ilustra Sosa.

También Sosa, se tuvo que realizar una actividad fúnebre para evidenciar el sepelio: “pero un grupo de funcionarios lo entierran con secretismo y criminalisticamente eso es evidencia que hay algo que no se está manejando bien”.

Sosa también criticó  que la Fiscalía se ha visto ausente en este trabajo; de hecho, El Salvador Times intentó obtener declaraciones del fiscal del caso, sin éxito.

“No quisiera pensar que se ha tomado con indiferencia la muerte del hipopótamo. Es espeluznando que haya una mente que maquine este hecho y que nos quiera engañar”, añadió.

Este martes, empleados del Zoológico informaron que el mamífero presentó problemas 17 días antes de su muerte y que esta situación fue reportada a los veterinarios encargados.  Aseguran que el animal cayó en la pileta vacía y se propinó múltiples golpes y que las laceraciones fueron provocadas por hierros incrustados en las paredes de su lugar de descanso.

Las declaraciones surgen justo cuando autoridades de gobierno involucran a empleados y pandilleros como los principales sospechosos.. 

Segusal no vio, ni escuchó nada

La empresa que tiene a su cargo el resguardo de Zoológico Nacional es Segusal S.A. de C.V. 

El servicio fue adjudicado con solo tres guardias nocturnos y seis destacados de día, para un parque con una extensión de entre 8.5 y 10 manzanas, lo que de acuerdo a Segusal fue lo solicitado por el Zoo.

Segusal registra una noche tranquila el 22 de febrero, día del ataque: “no se escuchó nada, no se vio nada” y eso se establece en el informe que emiten los guardias, dijo la vocera de empresa.

La representante agregó que los vigilantes que estuvieron de turno esa noche están a disposición de la Fiscalía.

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