• Diario Digital | viernes, 26 de abril de 2024
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Social - Dos bomberos nacidos para salvar vidas

Isidro y Efraín: Dos ángeles entre las llamas

Ser bombero es una de las vocaciones admiradas por la población. No importan festividades, ellos siempre están presentes en las emergencias. Ese es el caso de este par de héroes. 

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Efraín Trejo a la izquierda e Isidro Paredes a la derecha, dos bomberos abnegados.
Isidro y Efraín: Dos ángeles entre las llamas

El bombero busca siempre salvar una vida y es visto por la comunidad como una especie de ángel puesto que se presentan en los momentos más agobiantes. Ese es el trabajo de Isidro Paredes y Efraín Trejo.

Ambos héroes se enfrentan a emergencias que implican altas temperaturas, rescate de personas entre hierros retorcidos, o que han caído a grandes profundidades como en pozos.

Para un bombero sacar a un sobreviviente de escombros, de hierros retorcidos o de un pozo es una labor que los llena de alegría y se convierte hasta en un ritual: abrazan fuerte a la persona y con fuerza y gritan “¡está vivo, acá viene!” y luego empieza una celebración de aplausos entre los que han participado, a esto se unen los vecinos y familiares.

“Es indescriptible. Se nos enchina la piel siempre que pasa. Nosotros buscamos rescatar a las personas y si es un incendio, apagar las llamas donde este avanza para salvar lo que ha quedado o lo que no se ha quemado. Detrás de cada objeto que se quema hay gente trabajando, hay esfuerzo, y queremos que las personas sigan conservando sus cosas materiales también, sus fuentes de trabajo. Ese es nuestro deber”, coinciden ambos.

“Se siente feo cuando no logramos ayudar como es debido, nos sentimos muy mal. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Tenemos que canalizar el estrés y si nos domina, no podríamos trabajar labores de rescate”, explica Isidro.

Un héroe nacional

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Aunque hay elementos con más tiempo en la institución, el caso de Efraín Paredes es muy particular. Durante sus 22 años dentro de la institución, ha sido uno de los que ha estado presente en las emergencias más grandes del país.

Ayudó a evacuar y a buscar a salvadoreños víctimas de la tragedia del huracán Mitch en 1994; también fue uno de los bomberos que apoyó en las labores tras el accidente del Aviateca 901 que se estrelló en el volcán Chinchontepec, en 1995.

La historia de este hombre no termina ahí: estuvo en la recuperación de cuerpos para los terremotos de 2001 y participó en el rescate de uno de los sobrevivientes que a los pocos días murió. A esto se le suma el hallazgo del bus de la iglesia Elim que fue arrastrado en el río El Arenal de Montserrat en 2008.

“Fueron los momentos más tristes de esta labor, por un lado la gente que pedía ayuda para encontrar a sus familiares y por otra no poder hacer más que eso, hallarlos aunque fuera muertos”, detalla Efraín.

Efraín es uno de los bomberos especializados en la intervención en estructuras colapsadas y rescates, es de los más experimentados para este tipo de trabajos; un reconocimiento que lo lleva en su corazón y un orgullo para su familia, tanto que su hijo también quiere ser un bombero.

“Es bonito y triste esta profesión. Se entrega todo. En la navidad pasada yo estuve de turno y le digo, se siente feo llegar a las 12. En ese mismo momento también tuvimos que atender una casa donde había una culebra y fuimos a sacarla. Nos alegró que la familia siguió celebrando después de ello”, indicó

Un bombero solidario

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Isidro, por su parte, tiene 23 años de pertenecer a la institución. Llegó junto a ocho amigos de los que solo 3 superaron las pruebas, entre estos él. Luego, sus dos compañeros no resistieron las exigencias, el entrenamiento tipo militar, trabajar en festividades, el sacrificio familiar y un salario de 500 colones, en aquel momento.

“Entré y luego no me pude salir. Esto es un trabajo solidario y de entrega. Hay sacrificios sí, yo no he podido estar en los cumpleaños de mi familia, las festividades de fin de año, ni en los funerales del que fue como mi padre, mi tío”, relata Isidro.

Aunque ha estado en varias emergencias nacionales, a Isidro le gusta recordar las vidas que han rescatado. Como el de una vez que enviaron un equipo a atender un accidente vehicular donde se conducían tres personas: dos perdieron la vida y una quedó atrapada entre los hierros.

“Me llamó el operativo y me dijo que lo apoyara, que había alguien con vida, que él ya no tenía ideas de cómo poderlo sacar. El joven había quedado en un hueco, fue un milagro. Abrimos el carro y él pasó sobre nosotros, fue maravilloso verlo salir del aparatoso accidente”, recuerda.

Isidro también recuerda la vez que con dos elementos más sacaron a un anciano de un pozo. En el lugar había gases y esa situación provoca asfixia, pero logró rescatarlo, a pesar de que parte del equipo de rescate no funcionó, y por falta de personal, se ingenió una forma alterna.

“Para mí es mejor rescatar a un desconocido, porque el regalo viene del cielo. Acá los conocidos te dan una gaseosa o algo para agradecerte, pero allá arriba se ve la obra y en cada familia la felicidad. Eso es más bonito, siento yo. Ver felices a los que ayudamos es el mejor regalo”, añade.

Desde grandes incendios hasta rescates a gatitos y periquitos

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Desde su fundación en 1883 esta entidad siempre se ha destacado por atender todo tipo de emergencias, desde lo más desastroso hasta lo más tierno como acudir a mascotas atrapadas en árboles o una perrita que tuvo un parto en una zona escabrosa.

El Cuerpo de Bomberos es una de las instituciones de emergencias que más valora la población por el servicio eficaz a pesar de los escasos recursos con los que cuentan y el bajo salario que reciben.

Un bombero promedio dispone de un pago similar al de un policía, es decir, $460, una cantidad que es insuficiente para la responsabilidad de salvar una vida; sin embargo, siempre están disponibles a ayudar a quién más lo necesite como en el caso de nuestros héroes de fuego.

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