• Diario Digital | jueves, 18 de abril de 2024
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Sucesos - Condenada por falsedad documental

Abogada, exempleada de la CSJ, recluida en centro penal: "Nunca imaginé estar al otro lado de la justicia"

Pese a que la mujer tiene una buena actitud y ha logrado destacarse en el diseño de modas como parte del programa Yo Cambio sabe que estar privada de libertad es como vivir en una pesadilla.

foto de mujer privada de libertad
Berta A. exhibe uno de sus diseños a una visita/ Diana Arias
Abogada, exempleada de la CSJ, recluida en centro penal: "Nunca imaginé estar al otro lado de la justicia"

Una abogada notaria, exempleada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que se encuentra recluida en un centro penal reflexiona sobre lo difícil que ha sido estar privada de libertad cargando con el peso de la ley; sin embargo, rescata que ha descubierto una habilidad que probablemente continuará desempeñando una vez cumpla su pena, el diseño de modas.

"Nunca me imaginé que iba a estar al otro lado de la justicia", son las palabras de Berta Maritza de los Ángeles Aguirre, una señora de 51 años, quien recuerda las actividades que realizaba cuando trabajaba en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Santa Ana.

Aguirre se encuentra en el penal desde hace dos años cuando fue procesada y condenada a ocho años de cárcel por el delito de falsedad documental luego de que fuera acusada junto a su pareja de vida de crear un documento falso de compra venta de un vehículo que ambos habían comprado a un hombre de nacionalidad estadounidense, para evitar pagar la totalidad del automotor.

"Desgraciadamente, por mi profesión, pues firmé unos documentos que un fiscal dijo que eran falsos, que en ellos había una firma falsa", relata la mujer quien defiende su inocencia aunque prefirió no entrar en los detalles.

El caso de Aguirre fue muy resonado en los medios de comunicación debido a que el ofendido de ese chantaje fue un hombre identificado como José Ernesto Martínez Umaña, quien denunció el caso pero posteriormente fue reportado como desaparecido por unos días hasta que las autoridades reportaron que fue encontrado muerto y enterrado en la vivienda de Aguirre.

El caso inicial se desbarató debido a que le incluyeron el delito de homicidio agravado; sin embargo la condena que recibió Aguirre fue únicamente por el delito de falsedad documental de la cual ya ha cumplido dos años. 

Desde entonces la mujer relata que ha vivido una situación muy difícil, "en los primeros tres meses yo pasé un infierno lo más doloroso fue separarme de mis hijos" resiente la mamá de un joven de 21 años y una mujer de 19.

La mañana de ese miércoles Aguirre usaba un pantalón negro y una camisa amarilla del programa Yo Cambio que de la Dirección General de Centros Penales en el cual se desarrollan tareas para evitar el ocio en los penales.

Esa imagen dista de los trajes que usaba cuando verificaba procesos judiciales menores en el tribunal que se desempeñaba, pero hasta la fecha la mujer no pierde su voluntad por hacer actividades de provecho.

"Cuando yo entré pasé muchas depresiones, me sentí como una persona sin valor, no comía nunca, no tenía hambre, no tenía sueño y siempre pasaba llorando hasta que dije basta y busqué una actividad para salir de ese hoyo, de ese fango", recordó la mujer con orgullo.

La mujer estaba en un corredor de la granja penitenciaria del penal de Izalco observando más de 10 vestidos exclusivos confeccionados con material reciclado como el listón que Aguirre ha creado con la técnica del Tricot.

La actividad que inició para mantener la mente ocupada, la ha llevado a destacarse en el área de tal manera que sus diseños han sido expuestos en pasarelas hasta convertirse en uno de los productos más llamativos que son elaborados por las privadas de libertad.

Uno de los pilares que han mantenido a la mujer en pie es sin duda la labor que hacen los miembros de las iglesias que llegan a hablarles de la biblia. "Yo soy católica y en el penal hay una capilla muy grande y bonita donde yo he encontrado paz y consuelo", comentó.

Aguirre recuerda que cuando estaba trabajando en la Corte tuvo un presagio cuando soñó que la apresaban por una situación que no logró precisar. 

"Una vez hasta lo soñé, pero quizás por mi trabajo que era en el área penal en el departamento de Libertad Asistida en el departamento de Sentencia, o sea, yo trabajé en los centros penales entrevistando y me di cuenta de muchas realidades difíciles", recuerda.

La mujer se encuentra en la etapa ordinaria del sistema penitenciario que es cuando no se ha cumplido la tercera parte de la condena, pero espera llegar a esa fracción para poder ser considera y entrar en la etapa de confianza.

"Quiero ganarme la confianza de las autoridades a las que estoy sometida en el penal con base al mérito que pueda lograr, la conducta y recibir ese mejor trato de los custodios", señaló.

Según la mujer, una vez esté en esa fase podrá gozar de beneficios como "no ver barrotes, no ver rejas, la alimentación es diferente y la custodia es diferente, en realidad es un premio", finalizó.

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