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Sucesos - Reconstrucción

Así fue como los agentes del GRP ignoraron el balazo que le dieron a Carla Ayala y permitieron que su agresor escapara

Por este hecho están siendo procesados, tres civiles y ocho agentes del extinto grupo de élite, entre los que se encuentran el exjefe de la unidad y Juan Josué Castillo Arévalo, de indicativo Samurái.

Agente Carla Mayary Ayala
Agente Carla Mayary Ayala
Así fue como los agentes del GRP ignoraron el balazo que le dieron a Carla Ayala y permitieron que su agresor escapara

Carla Ayala salió la tarde del 28 de diciembre junto a su amiga Yeny Salguero hacia una fiesta navideña en el Grupo de Reacción Policial (GRP), jamás se imaginó que horas después yacería desangrada en una patrulla policial, luego que uno de sus compañeros le diera un balazo en la cabeza.

Esa noche, en esa fiesta de la que se desconoce cómo se consiguió la autorización para realizarse, hubo alcohol, música y hasta disparos que terminaron, posteriormente, con la clausura de este grupo de élite de la Policía Nacional Civil (PNC).

Según las nuevas investigaciones que presentó la Fiscalía General de la República (FGR), esa noche en medio de la celebración el agente Juan Antonio Linares –quien en ese momento se encontraba de guardia- sacó a bailar a Carla y a Yeny. Luego, se les sumó el subcomisionado Julio César Flores Castro, el entonces jefe del GRP.

Fue alrededor de las 11:00 de la noche que Carla se retiró de la fiesta y se dio la orden de irla a dejar a su casa en una patrulla policial en la que iban Wilfredo Déras Hernández y Ovidio Antonio Pacheco, al frente. En el asiento de atrás del conductor, iba Carla; y a su lado, para su infortunio, el que se convertiría en su verdugo: Samurái.

Las imágenes de las cámaras de videovigilancia muestran como la patrulla salió de la sede del GRP hacia el bulevar Constitución y en las inmediaciones del redondel Integración un disparo al interior del vehículo cambió el rumbo de aquella patrulla.

“Eso era lo que querías, ¿verdad, perra?”, es lo único que se escuchó que dijo Samurái, tras la detonación.  Pacheco, quien manejaba el pick up, retornó de inmediato sobre el mismo camino. Sin tan siquiera reportar lo que en ese vehículo había ocurrido.

La Fiscalía reciente que Déras y Pacheco tuvieron la posibilidad de ayudar a Carla, pero no lo hicieron.

Pacheco ha asegurado a la FGR que Samurái lo amenazó, con la misma pistola con la que hirió a Carla. “Yo trato de disminuir la velocidad, cuando disminuyo la velocidad, él se acerca, pone su codo derecho en mi compañero y a mí me pone una pistola cerca de la cabeza", les dijo.

Entonces lo único que se les ocurrió fue regresar al GRP, mientras Carla se desangraba en el asiento de atrás.

La comandancia de guardia los ignora

Según la Fiscalía, el equipo 01-2924, regresó alrededor de las 00:12 horas del 29 de diciembre. En la guardia de la sede policial se encontraban los dos agentes Miguel Samayoa Landaverde y José Morales.

Ninguno de ellos refiere haber visto a la víctima. No obstante, en el lugar quedó una mancha de sangre. Por lo que se cree que bajaron el cuerpo de la agente o al menos se bajó del vehículo mientras estaba herida.

Según el relato que Pacheco y Déras dieron a la FGR, ellos se bajaron y dejaron a Samurái y a Carla herida en el carro. Ese fue el momento justo que aprovechó Samurái para huir del lugar.

Tanto Déras como Pacheco y los que se encontraban de guardia tampoco hicieron nada para evitar que Samurái se fuera, ni ayudaron a Carla para ser llevada a un centro asistencial, tampoco hicieron nada para evitar que dejara de desangrarse.

Según la investigación fiscal, la bala le cayó a Carla en la cabeza, por la abundante sangre y cabello que encontraron en la patrulla al hacer la inspección y no en la pierna, como se había dicho en un inicio.

La jefa de la Unidad Especializada Antipandillas, de la Fiscalía General de la República (FGR), Guadalupe de Echeverría, dijo que se determinó en las pruebas realizadas por el médico forense del Instituto de Medicina Legal (IML) que Carla "falleció casi de inmediato luego de recibir el disparo".

Así todos los peritajes señalan que la herida fue mortal y que muy pocas posibilidades tenía Carla de sobrevivir. Explicó que una persona herida de bala en la cabeza puede sobrevivir de 30 a 60 minutos sin atención médica, por lo que los minutos tras el disparo fueron determinantes. Sin embargo, nadie hizo nada por salvar a Carla.

La preocupación de los agentes, según la jefa fiscal, era la situación en la que estaban, no la vida de su compañera.

Para Echeverría, la actitud de todos los agentes del GRP representa un menosprecio a la vida de la agente y que solo denota misoginia de parte de ellos. Por esa razón, el ente fiscal está buscando acusar a los involucrados de feminicidio y no de una privación de libertad.

La huida de Samurái

La bitácora del celular de Carla, así como las antenas que se activaron, han determinado que Samurái hace varias llamadas pasadas alrededor de las 2:20 de la mañana, en la que se incluyen llamadas a Déras.

En ese momento, la patrulla en la que va Samurái y en la que se desconoce si aún iba Carla, a las 2:00 estaba en las cercanías de la PNC de San Marcos Lempa y a las 2:26 de la madrugada estaba San Francisco Javier, Usulután.

Luego empredió su regreso hacia el GRP, presuntamente a dejar la patrulla. Junto a él iban dos familiares, quienes lo iban resguardando. Se trataba de José Isaac Castillo Arévalo y José Atilio Jiménez Quintanilla.

A las 4:45 de la mañana, el comandante de guardia, Juan Antonio Linares Flores, apuntó en su libro de novedades la llegada de Samurái al GRP. Sin embargo, no hace ninguna anotación de lo sucedido. 

En las cámaras, se ve cómo Samurái se baja del vehículo, camina con tranquilidad por la cera del lugar hasta llegar al GRP. Posteriormente, se ve cómo los dos agentes van tras él, pero sin correr ni alterarse.

Es entonces que se da una persecución ya en los vehículos. Según el testimonio que los familiares de Samurái rindieron a la FGR, este amenazó con su arma de equipo a su cuñado, Atilio Jiménez, para que se dirigiera hacia El Árbol de la Paz, en la zona del bulevar de Los Próceres.

Samurái se subió en la parte trasera de un vehículo particular, marca Toyota placas P-711070. Fue en esa zona, que se produce un tiroteo y los agentes que los perseguían logran lesionar a Atilio Jiménez en un glúteo y a Joel Isaac en el muslo y pierna. Sin embargo, Samurái se bajó con el arma en la mano y logró huir.

Cinco meses han pasado y nadie sabe sobre su paradero. La Interpol ha girado una orden de captura en su contra y se han ofrecido $5,000 por dar pistas sobre su hallazgo.

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