• Diario Digital | miércoles, 08 de mayo de 2024
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Sucesos

Violencia en Centro Histórico de San Salvador persiste pese a medidas de seguridad

Caminar por San Salvador no es ni por cerca un paseo. Es más bien un riesgo que corren a diario miles de personas que se dirigen a sus lugares de trabajo.

centro histórico
La alcaldía capitalina realiza, además, un plan de reordenamiento territorial. Foto: Iván Escobar.
Violencia en Centro Histórico de San Salvador persiste pese a medidas de seguridad

Transitar sobre la 3ª calle poniente, 1ª avenida norte, calle Rubén Darío, así como por la avenida España, entre otras, no es algo que los salvadoreños quieran hacer por propia voluntad. San Salvador sigue siendo para las estadísticas, un difícil campo de batalla pese al plan gubernamental de seguridad denominado poéticamente “Terranova” (tierra nueva) y pese también a los publicitados esfuerzos de la alcaldía municipal por llevar ordenamiento territorial y desarrollo.

En las calles mencionadas no se logra ver en horas pico un solo elemento policial o soldado reservista de los 800 que se desplegaron el pasado 14 de junio, en un evento estatal donde no participó el alcalde capitalino Nayib Bukele, del partido oficial. Según criterio del edil, la militarización de las calles ahuyenta a los turistas y genera temor en la población, por lo cual dio las espaldas al plan.

Bukele es de la idea que la presencia de tanques por las calles capitalinas lanza un mal mensaje a los visitantes y turistas de la capital.

“Todo lo que esté en pro de la seguridad de los salvadoreños es bueno, sin embargo, yo estoy en contra de esos despliegues más que todo en esas zonas que están siendo recuperadas porque no es el mensaje correcto”, insistió el jefe edilicio.

En tanto, el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, quien dirige la parte operativa del plan de gobierno, cree necesaria la presencia de militares en las calles de San Salvador y expresó que solo así se podrá garantizar el control del territorio y doblegar a los grupos criminales.

Con estos esfuerzos “se arrinconará al crimen, se enviará un mensaje claro a la criminalidad, que el centro histórico le pertenece a la gente trabajadora”, dijo.

Después de estas palabras, y a solo una semana del anuncio, tres hombres han sido asesinados en estas avenidas.

El centro de San Salvador es un territorio dominado por las pandillas, y quien cruce esta frontera hacia adentro es un hombre muerto, y si tiene suerte, solo resultará herido.

José Arístides Guardado, vigilante privado de un restaurante de pollo rostizados, fue asesinado a plena luz del día y frente a clientes y peatones, a solo dos días del despliegue militar. El sábado siguiente, José Luis López López, otro vigilante, exveterano de guerra, también corrió con la misma suerte y cayó abatido a tiros cuando prestaba seguridad a un lugar conocido como La Carbonera, sobre el pasaje Acosta.

El crimen más reciente se registró el pasado 20 de junio; la Policía reportó el homicidio de un hombre sobre la avenida España. La víctima presentaba señales de haber sido degollada, según forenses de Medicina Legal.

La muerte ha marcado su territorio

“El centro de San Salvador es un territorio dominado por las pandillas, y quien cruce esta frontera hacia adentro es un hombre muerto, y si tiene suerte, solo resultará herido”, dice Héctor, un comerciante de aproximadamente 50 años.

Héctor tiene un negocio en su casa y lo surte con producto que adquiere en los mercados de la capital. Él sabe que la zona limítrofe de ambas pandillas es la 8ª calle poniente y que “hombre que cruce por ese lugar corre grave peligro”. Eso lo aprendió el sábado recién pasado mientras se encontraba en un negocio de abarrotes haciendo compras cuando una mujer acuchilló a un vendedor que estaba a su lado esperando ser atendido. La víctima cayó sobre la cama de un pick up y Héctor no tuvo más remedio que correr hacia su casa sin los comprados para el negocio.

La zona donde se encontraba el comerciante era precisamente una de la 29 áreas asignadas para la vigilancia policial y militar que incluye paradas y puntos de buses y microbuses, mercados Central y Sagrado Corazón, alrededores de catedral metropolitana, calle Arce, parque Bolívar, calle Rubén Darío, cementerios General y Los Ilustres, plazas Cívica, Morazán y Libertad, además del mercado excuartel y otros lugares.

Sin embargo, al caminar por las referidas zonas y sus alrededores la presencia de elementos de seguridad es escasa o nula sobre todo cuando la población regresa de sus trabajos o cuando se dirige a estos.

El Centro Histórico, cuyo reordenamiento es uno de los ejes principales del concejo municipal que preside Bukele, sigue por ahora siendo un campo de batalla que se resiste a dejar la violencia.
 

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