María recibió un mensaje en el Facebook que le paralizó el cuerpo. Le escribió un sujeto que aseguraba que sabía dónde estaba su hijo desparecido, pero para darle la información le pidió $1,000.

Ya habían pasado varios días desde aquel fatídico 17 de agosto de 2015 en que se hijo, Óscar Adalberto Amaya Villanueva, de 17 años, desapareció cuando se dirigía desde el centro escolar Incagua de Sensuntepeque hacia su casa.

La desesperación la hizo caer y pagar la extorsión que le estaban pidiendo. El dinero lo depositó en una cuenta bancaria a nombre de una mujer. Y aunque ella cumplió la exigencia, nunca obtuvo la información que esperaba.

Por esa razón, puso la denuncia en contra de dos sujetos que fueron acusados por extorsión. Así, el nombre del que se realizó la extorsión apuntaba a Jesús Aguilar Sibrián y la cuenta a la que envió el dinero apuntaba a Ana Cecilia Ortiz.

Sin embargo, ambos sujetos fueron absueltos por este delito debido a que al juicio no se presentaron los testigos, aparentemente por temor a sufrir represalias. Tampoco se presentaron las bitácoras de llamadas que hubiera podido comprobar que ellos fueron los que estuvieron atrás de las llamadas del extorsionista.

Una luz al final del túnel

Ese lunes 17 de agosto Óscar iba dentro de un microbús en la zona del centro de Sensuntepeque y se dirigía para su casa, luego de estudiar todo el día.

Eran alrededor de las 4 de la tarde y había tomado el transporte que lo llevaría hasta su casa. En un momento, dos hombres se subieron a la unidad, agarraron por la fuerza a Óscar e intentaron bajarlo.

El cobrador intentó interponerse, forcejearon unos segundos, pero Óscar no logró escaparse. Cuando lo bajaron, dos sujetos más lo estaban esperando y uno de ellos le preguntó al otro: “¿Qué pedo? ¿Este es el maje?” y el otro sujeto asintió rápidamente en lo que se convirtió en una especie de sentencia.

Cuando ambos lo tenían agarrado, comenzaron a caminar y el otro sujeto le dijo: “Hoy se pasó de verga este hijueputa” y se fueron caminando junto a él hacia la calle El Cocal y colonia San José, en dirección al mercado de Sensuntepeque.

Desde entonces, nunca más volvieron a ver a Óscar. Presuntamente lo desparecieron por ser novio de la exmujer de un pandillero.

El caso se ventiló en el Tribunal de Sentencia de Sensuntepeque, en el que Cristian Ezequiel Zavala Gómez es juzgado por extorsión y privación de libertad.

La fiscal del caso confirmó que tienen fuertes indicios que el cadáver del joven ya fue encontrado enterrado en la casa de uno de sus asesinos. La próxima semana se pretende llevar a cabo la exhumación del cuerpo para lograr el reconocimiento.

Este tendrá que ventilarse en otro caso donde se juzgue el asesinato, pues ya se tienen testigos que presenciaron el hecho y aseguran que el menor fue raptado el 17 de agosto y que 20 de ese mismo mes lo habrían asesinado.

Finalmente, su madre, quien se resistió a ser parte del proceso por temor a represalias de las pandillas, podrá darle sepultura a su hijo. Su otra hija, por amenazas de estos sujetos, tuvo que irse del país.

De momento, a Zavala se le condenó a 3 años y seis meses por el delito de privación de libertad.

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