“El hombre de la casa del árbol” llaman algunas personas a Mario Herbert, porque desde hace dos años ha cautivado a muchos por su peculiar forma de vivir la vida en su vivienda construida con madera y edificada en las ramas de un árbol de mango.

Mario, como la mayoría de salvadoreños, se levanta temprano de lunes a viernes y sale desde su casa del árbol, ubicada al sur de la capital, en su bicicleta, para recorrer más de diez kilómetros y llegar hasta su trabajo, pues dice que le gusta ejercitarse. 

Tiene muchos años de trabajar como carpintero, y en su diario vivir se dedica a reparar casas, además de brindar mantenimiento de closets, cocinas, ventanas y puertas. Cuenta que su objetivo primordial es que su trabajo le guste al cliente, por eso lo realiza con mucho esfuerzo y dedicación.

A las 5:00 de la tarde sale de trabajar, de nuevo monta su bicicleta y pedalea hasta llegar a su casa del árbol para descansar y sentirse confortable.

Al hombre le gusta mantenerse informado, por eso se suscribió a un periódico; aunque admite que muchas veces no le queda ni "chance" de leerlo.

“Los fines de semana ando bicicleteando, me vas a ver a veces en el Centro Histórico. Me gusta estar allí con mi esposa", dijo en una plática con este medio.

Afirma que el costo de vivir en una ciudad es muy grande económicamente, y también valora los tres momentos más importantes de su vida: Trabajo, familia y hogar.

Mario dice que no maneja redes sociales, asegura que no tiene Facebook, Twitter o Instagram.

“Yo sólo WhatsApp nada más, no necesito tanta cosa. Soy feliz así", dijo este salvadoreño.

“Teniendo redes sociales no vas hacer feliz todos los días, toda la gente te necesita, pero empiezan a cuestionarte y hasta quieren hacer mofa de tu vida privada, entonces yo me mantengo así”, comentó respecto al cuidado y la distancia que guarda con las redes sociales.

Situaciones curiosas le han ocurrido a Herbert cuando otros medios de comunicación dieron a conocer su historia; por ejemplo, cuando un empresario que se iba a casar trató de buscarlo para contratarlo y que le ayudara a construir una casa de madera en una ceiba y abajo colocar pantallas gigantes para que vieran la ceremonia los invitados en el occidente del país.

La tabla de surf que le regaló su amigo

Su casa en el árbol tiene varios objetos como placas de vehículos, latas de cervezas, DVD, entre otros, pero aclara que el objeto más preciado para él es una tabla de surf que le regaló su amigo Barry, originario de Hawai (Estados Unidos).

“Barry me regaló una tabla de surf porque el surfea mucho en la playa El Tunco ( La Libertad). Hemos creado una gran amistad con él y ha visto la casa del árbol. Todas las mañanas nos saludamos en el trabajo”, relató.

También dijo que tiene otro amigo de nombre Marcos, de nacionalidad filipina, que junto a Barry considera que son personas que lo aprecian mucho por su sencillez.

“Hay una señora amiga mía que me escribió desde Washington, Estados Unidos, donde ella vive. Me decía que quería una casa igual a esta", refiriéndose a la suya.

“Tenés que vivir con tus ideas, ser del montón es fácil y no cuesta nada, pero imponer tu toque es el detalle”, mencionó como parte de su filosofía de vida.

Promueve el respeto por el medio ambiente

Mario envió un mensaje a la población para que le ayudemos a la Tierra a sobrevivir, y saber relacionar esa armonía entre hombre y Tierra y que todos cabemos. 

Es del pensamiento que las personas aspiramos a cosas muy grandes, pero en los sencillo está lo grande.

“Si yo tuviera una casa grande estuviera aburrido; sólo mantenerla y el gasto de todo eso es un gran montón de dinero y en esta casa tan sencilla yo no gasto gran cosa”, aseveró.

Dijo que combina un estilo de vida confortable, tranquilo y sencillo. Aclara que no se refiere a vivir en lujos, sino de ser sencillo y tener alternativas para vivir la vida. Considera que todas las personas tienen buenas ideas, pero muchas de ellas no las llevan a cabo.

“Si el mundo a revolucionado a través de las ideas y prueba de ellos es que mi idea ha funcionado. Esta casa del árbol tiene tres años, ha pasado inclemencias del clima, rayos, temblores y acá no ha pasado nada”.

Con respecto a la opinión de sus vecinos, dice que hay infinidad de comentarios, buenos, positivos y negativos.

"Pero el que importa más es el tuyo, el mío, soy feliz, independientemente como piensen las demás personas. Algunos se les agradece y a otros se reserva uno el derecho de omitir, porque no con todo el mundo vas a quedar bien”, expresó Mario.

“La libertad de estar bien es individual y la mía es vergona”, finalizó.

Video del interior de la casa de madera en un árbol de mango construída al sur de San Salvador, @DiarioTIMES pic.twitter.com/2L7M0QulPU

— Ernesto Pérez (@Ernesto82423894) September 13, 2019

Video y fotos de Ernesto Pérez