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Sucesos - relato

Joven suplicó por su vida a pandilleros: ¿Qué querés que haga para que no me matés?

Este es el relato de un joven que estuvo a punto de ser asesinado en una zapatería "de mala muerte" y en pleno centro de San Salvador, por seis pandilleros que lo acusaron de ser rival.

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Fotografía de referencia
Joven suplicó por su vida a pandilleros: ¿Qué querés que haga para que no me matés?

Un joven cedió ante pandilleros y les dijo estar dispuesto a hacer cualquier cosa a cambio de no ser asesinado en el Centro de San Salvador, a donde acudió a comprar un bolsón sin saber que aquél día viviría una de sus peores pesadillas: estar a merced de un grupo criminal. 

La mañana del 2 de noviembre de 2015, Jorge (nombre ficticio) acudió a la calle Rubén Darío en busca de un bolsón económico. Una mochila llamó su atención en un negocio ubicado en las cercanías de la Plaza Centro, por lo que se detuvo para verificarla. Fue en ese momento cuando sintió que alguien lo sujetó fuerte por la parte trasera del cuello.

"Qué pedo. Qué andás haciendo aquí. De qué mara sos vos. A dónde vivís. Tenés familia pandillera. Vos trabajás. Tenés familia que sea jura (policía). Qué pandilla domina donde vivís", fueron las preguntas en ráfaga que le lanzó el sujeto de piel clara y estatura promedio que lo tenía sujetado del cuello.

La víctima negó ser pandillero y desconocer qué grupo criminal dominaba en su colonia. En su defensa dijo que acudió al centro de San Salvador en busca de un bolsón. Sin embargo, en unos segundos otros seis criminales lo habían rodeado.

"Hijueputa, vos nos estás mintiendo", respondió molesto el cabecilla quien ordenó a los demás golpearlo en plena vía pública y ante la mirada atónica de los transeúntes. Otro sujeto de un metro y medio de estatura le quitó la billetera para verificar la dirección de su vivienda y dijo a los demás que se lo llevaran del lugar.

Jorge fue obligado a caminar hacía un edificio que entonces se encontraba en remodelación entre la Séptima y Novena Avenida Sur de San Salvador. La víctima recordó que subieron hasta la segunda planta del inmueble y lo introdujeron en un local de venta de zapatos donde lo sentaron a la fuerza en un banco de plástico.

Ahí los esperaba un sujeto que tenía un arma de fuego y que vestía una camisa azul oscuro, pantalón negro y zapatos marca Nike, color negro, al que los demás obedecían. Este le ordenó al joven subirse la camisa, descubrirse las pantorrillas  y quitarse los zapatos.

"A éste hay que matarlo porque nos está mintiendo", dijo uno de los criminales al cabecilla, quien fue secundado por otro sujeto, mientras un tercero reflexionó que todo mundo los había visto llevarlo contra su voluntad.

Mientras los demás hablaban, el cabecilla miraba fijamente a Jorge y le soltó unas preguntas: 

– ¿Querés vivir?

– Sí, respondió

– ¿Qué estás dispuesto a hacer?

– ¿Qué querés que haga.

La plática entre el cabecilla y la víctima habría provocado que los demás delincuentes se distrajeran, lo cual aprovechó para huir de sus verdugos.

"Lo que quiero que hagas es…", fue lo último que el  joven escuchó que le dijo el delincuente antes de que tomara valor para salir corriendo del lugar, narró a agentes policiales.

Jorge recordó haber corrido hasta el parque Simón Bolívar, donde se subió a un bus de la ruta 46-C que hacía una parada en el lugar.

Al llegar a su casa contó a su hermana lo que le sucedió, y esta tomó la decisión de dar aviso a la Policía Nacional Civil (PNC). Unos minutos después agentes policiales llegaron hasta su casa y lo trasladaron a una delegación donde presentó la denuncia.

Jorge y varios policías se movilizaron a las 4 de la tarde de ese mismo día al edificio donde horas antes había sido torturado sicológicamente por los pandilleros.

Al llegar al lugar, los agentes subieron hasta el local donde Jorge les informó que los delincuentes lo tuvieron privado de libertad por unas dos horas. Ahí los pandilleros tenían a una nueva víctima.

Un joven estaba tirado en el suelo, amarrado de pies y manos, y siendo golpeado, de acuerdo al informe policial. 

Al notar la presencia policial varios mareros lograron darse a la fuga, mientras que cinco fueron capturados, entre estos, tres menores de edad. Uno de los detenidos fue identificado como Moisés Edgardo Henríquez Vásquez, de 18 años. 

A diferencia de Jorge, la segunda víctima no quiso ser trasladada a un hospital ni presentar una denuncia contra los delincuentes.

"El joven dijo que no se consideraba ofendido por temor a que le hicieran algo y no se identificó por temor a las represalias, ya que transita con frecuencia por el lugar", reza el informe policial.

Jorge fue trasladado a Medicina Legal donde los exámenes determinaron que sus heridas tardarían unos cuatro días en sanar. Por su parte, los pandilleros fueron acusados por los delitos de privación de libertad y amenazas con agravación especial y enviados a un recinto penitenciario mientras continúan las diligencias judiciales en su contra.

Henríquez Vásquez, el de 18 años, enfrentará la vista pública el próximo 30 de enero y de ser encontrado culpable podría ser condenado a varios años de prisión.

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