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Sucesos - Eran siete los imputados en este caso

Juez absuelve a cinco hermanos pandilleros que mataron y machetearon a dos jóvenes en San Marcos

El juzgador consideró que no le merece fe el testigo protegido, pese a que el interrogado dio detalles claros y precisos del crimen, así como los nombres y apellidos de los presuntos delincuentes.

Juez absuelve a cinco hermanos pandilleros que mataron y machetearon a dos jóvenes en San Marcos

El juez del Tribunal Quinto de Sentencia de San Salvador absolvió a siete sujetos –de los cuales cinco son hermanos- acusados de matar a balazos y machetear a dos jóvenes en cantón Casa de Piedra, del municipio de San Marcos, el 23 de junio de 2015.

El juez argumentó que el testigo con clave Peruano no le merecía fe, pese a que su testimonio rindió detalles del crimen, así como las identidades con nombre y apellido de cada uno de los implicados en el hecho.

El testigo aseguró que los conocía desde hace más de 15 años y que se han criado juntos, por eso podía dar fe que los conocía y que los vio cuando asesinaron a Denis Antonio Cabrera Ortiz, de 25 años, y a Jorge Adalberto Maravilla Cruz, de 20, en una quebrada, la mañana de ese 23 de junio cuando el testigo se dirigía a trabajar.

La defensa intentó desestimar lo dicho por el testigo cuando le pedía que describiera el lugar.

Sin embargo, debido a que al testigo se le pone un distorsionador para que no se le pueda reconocer su voz era difícil entenderlo. No obstante, sus respuestas sobre la descripción de la quebrada donde ocurrió el crimen fue incorporada por uno de los policías que llegó a la escena del homicidio. 

Tanto el fiscal como la defensora pública se mostraron sorprendidos ante el resultado, ya que a criterio de ambos ameritaba una condena, pues el testigo había logrado identificar a los siete sujetos y sus acciones.

Sobre el crimen

El amanecer había comenzado a llevar la luz al cantón Casa de Piedra, cuando Denis bajaba por una vereda para ir a su trabajo. Ahí fue interceptado por nueve sujetos, quienes comenzaron a interrogarlo. “Vos sos de la MS”, lo acusaban. “Te vamos a matar”, le decían.

Lo pusieron de rodillas y comenzaron a golpearlo y a torturarlo con machetes para que dijera la verdad. “No me maten por favor, no soy de la mara”, suplicaba.

El camino donde tenían a Denis es bastante transitado, pero los gritos de Denis había espantado a mucha gente que prefirió cambiar de ruta pasar salir de la colonia. Pero el testigo con clave Peruano ya había comenzado a recorrer el camino, por lo que no tuvo más  opción, pero decidió esconderse entre unos matorrales que están a un lado de la vereda.

Desde ahí vio a los cinco hermanos de la familia Jerónimo González y a otros cinco sujetos más, reconocidos pandilleros del Barrio 18 Sureños.

En esa familia existe una peculiaridad, todos los hijos varones se llaman como su padre Ernesto Jerónimo, por lo que el único identificativo es el primer nombre y todos han sido tomados de hombres importantes de la Biblia, así esa mañana los que torturaban a Denis eran: Abraham, Nun Nataniel, David, Gamaliel e Ismael.

También estaban dos cuñados de ellos: Miguel Ángel Méndez Corpeño y José Wilfredo Cruz Vásquez. También estaba una mujer y un hombre al que el testigo conoce solo como Aaron, alias “Duende”.

Denis les suplicaba a todos estos sujetos que no lo mataran, mientras le daban planazos con los machetes.

Justo en ese momento, iba pasando Roberto, ataviado con el uniforme del instituto donde estudiaba el último año de bachillerato. Los sujetos lo detienen también y comienzan a interrogarlo.

Lo llevan cerca de donde Denis está siendo torturado para que confiese su pertenencia a pandillas. A Roberto lo ponen de rodillas y le quitan el celular para revisarlo. Le encuentran unos videos de la MS. Firmó su sentencia de muerte y comienzan a darle una paliza.

Con Denis ya se cansaron. Entonces Gamaliel le apunta con un arma tipo escopeta y Denis se desploma. Luego, a Roberto le dispara Nun Nataniel con otra escopeta. Pero a los sujetos no les bastó, y comenzaron a machetearlos hasta perder el aliento.

Minutos después, los jóvenes se cansan y dejan a los cuerpos ahí, en la quebrada. Y se dispersan por la zona.

Este es el testimonio que dio el testigo protegido que fue desmeritado por el juez, en el que se lograron reconocer a siete personas con nombre y apellido.

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