Este miércoles serán sepultados los restos del Capitán Piloto Aviador, Dionisio López Beltrán, quien el 24 de mayo de 1988 salvó a 38 personas que viajaban en el vuelo 110 de TACA con destino a New Orleans, Estados Unidos. 

En este 2016 se cumplieron 28 años de la proeza que ha sido reconocida a nivel mundial.

En aquélla ocasión el avión boeing 737 comercial sufrió problemas en los dos motores debido a una tormenta eléctrica a 9 mil metros sobre el golfo de México. Los motores se apagaron y el avión comenzó a planear.

Después de unos minutos de agonía y de pedir nuevas pistas a la torre de control de New Orleans, uno de los motores volvió a la vida. Con una batería extra lograron encender el otro motor.

Pero luego llegó otra desgarradora noticia. Los motores se comenzaron a incendiar. Y tuvieron que apagarlos.

Las luces se apagaron y las alarmas sonaron a una altura de 1,500 metros; los pilotos al apagar los motores enviaron más mensajes de socorro a la torre de control.

"Estábamos planeando en picado en medio de una tormenta", dijo el capitán Carlos Dárdano, quien piloteaba la nave, al programa May Day de National Geographic, que reconstruyó la historia.

Sin embargo a 1,000 metros de altura, los pilotos visualizaron un dique al lado de un canal y lograron el aterrizaje de forzoso de forma exitosa. Todos abordo estaban a salvo.

López Beltrán murió el lunes debido a complicaciones en su salud.