• Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Sucesos - Caserío Colón, uno de los más afectados

Niños, vendedores y amas de casa: Las artimañas que la MS utilizó durante 15 años para atemorizar a los habitantes de Guazapa

Los delincuentes amedrentaban varios caseríos de Guazapa, valiéndose de vendedores ambulantes, tortilleras, amas de casa y niños.

Niños utilizados por pandilleros
Niños, vendedores y amas de casa: Las artimañas que la MS utilizó durante 15 años para atemorizar a los habitantes de Guazapa

En una de las ultimas  audiencias realizadas durante el presente año en los tribunales de San Salvador, se estableció la condena a 20 años de prisión para varios miembros de la pandilla MS que mantuvieron en zozobra a habitantes de zonas de Guazapa. Para ello, los delincuentes se valían de vendedores ambulantes, tortilleras, amas de casa y niños.

Desde el año 2000, el caserío Colón fue uno de los principales puntos utilizados por la Mara Salvatrucha en la zona Norte del país, esto a raíz de la llegada de Jesús Alberto Barrera Brizuela, alias “Concierto”, quien junto a varios sujetos comenzó a delinquir en la zona realizando homicidios, secuestros, violaciones, robos, extorsiones, y tráfico de armas y de droga.

Para 2002 el cabecilla de esta estructura fue condenado a prisión por diferentes delitos cometidos y la MS de esta zona comenzó a sufrir una transformación que culminó en el año 2009, con la desaparición de la clica CLS que pasó a llamarse GLS y a tener un mayor número de miembros y, por ende, más zonas en las que se cometían delitos.

Según la Policía, desde 2009 dicho grupo delincuencial tenía como palabrero a Leonidas Miranda, alias “Leo”, quien era el que ejecutaba y coordinaba las órdenes que le daba Barrera Brizuela desde la cárcel.

Las investigaciones señalan que dicha estructura criminal contaba con colaboradores forzados o voluntarios, quienes eran parte de un sistema de vigilancia que se coordinaba a través de celulares. 

Al detectar la presencia de agentes, niños en bicicleta se dirigían a toda prisa a los puntos donde se encontraban los mareros para advertirlos del operativo. Vendedoras ambulantes en las entradas de la colonia también servían de alerta para los delincuentes.

Esta misma dinámica era utilizada para controlar a los vendedores ruteros que llegaban a las tiendas y a quienes les exigían dinero extorsión o “renta”, la cual era cobrada por niños o amas de casa que tenían vínculos familiares con los delincuentes.

Esta forma de operar permitió a los delincuentes lucrarse por cerca de 15 años hasta que las autoridades lograron que un habitante de la zona les describiera a cabalidad la forma en la que este grupo operaba y la función que cada uno de sus integrantes realizaba.

Fue así como se determinó la participación en varios casos de 17 sujetos que conformaban parte de la estructura que daba financiamiento a las actividades ilïcitas que se realizaban en la zona.

Según el testimonio del testigo, el segundo al mando en esta organización criminal era José Santamaría, alias “Fila”, quien coordinaba  las extorsiones que ordenaba “Concierto” y que eran dadas a conocer por su pareja, identificada como  Beatriz Castro, y quien recibía las indicaciones en las visitas conyugales realizaba a prisión.

Asimismo se determinó que Lorena Meléndez, conocida como “Mamá del priaña” y Rosa Navas alias “Evelyn”, colaboraban con los mareros al prestarles sus casas para guardar armas, esconder fugitivos y planificar delitos.

Mientras que a Blanca Rodríguez, alias “Tortillera”, se le responsabiliza de controlar la llegada y salida de vendedores ruteros para que fueran extorsionados por los mareros y quien, para despistar a las autoridades, había optado por no tatuarse. 

Las amenazas y ejecuciones a quienes no realizaban el pago de las extorsiones estaban a cargo de Florencio Quijano, Kevin Vaquero, Wilber Abduly Portillo Cartagena, Daniel Contreras y Alfredo Pérez.

En tanto  que los encargados de recoger el dinero de extorsiones eran Juan Francisco Zavala, Ronald Flores, David Ayala, Ana Rodríguez e Ignacio Miranda. Este último también estaba habilitado por la pandilla para realizar robos.

Las autoridades también establecieron el caso de Iván Miranda, alias “Baby”, quien era el encargado de la compra y venta de las armas que sus compinches utilizaban para operar.

Debido al gran número de casos que realizaron los acusados, el ministerio público decidió presentar la acusación contra estos mareros amparado en la Ley contra el Crimen Organizado y Delitos de Realización Compleja.

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