En febrero de este año, un grupo de pandilleros amenazó a Esteban -quien era propietario de un negocio de fotocopias y un cibercafé ubicado en el centro- con matarlo a él o a su familia si no les entregaba 100 dólares quincenales. El microempresario forma parte de las 442 denuncias de extorsión que registra el departamento de San Salvador y de los 1,498 casos registrados en todo el país entre enero y agosto del presente año, según datos de la PNC. Le siguen San Miguel y La Libertad, con 131 denuncias cada uno.

Un día, un familiar de Esteban le entregó una hoja de papel de un cuaderno. En el papel escrito a mano y con mala ortografía le pedían depositar el dinero en una lata de Coca Cola y dejarlo en la fecha y hora señalada en un basurero ubicado afuera del negocio. El microempresario había pasado a engrosar la lista de emprendedores que deben asignar parte de su presupuesto mensual para entregárselo a los delincuentes.

Aunque las cifras manejadas por la Policía no reflejan el total de extorsiones en negocios pequeños, las autoridades advierten que la tendencia en relación al año pasado se mantiene: En 2015, la PNC registró un total de 2,121 denuncias en todo el país, lo que promedia 177 casos mensuales, y hasta agosto pasado dicha cifra era de 1,498; es decir 187 casos por mes.

Según las autoridades, el principal método utilizado por los pandilleros para extorsionar es de forma presencial. Bajo esta modalidad, hasta agosto de 2016 se han registrado 871 denuncias. Otra forma de extorsionar es a través de llamadas telefónicas, bajo la cual se registran 480 casos, y a través de notas anónimas, cuyos casos suman 130 hasta agosto.

Esta última modalidad fue precisamente la utilizada por los sujetos que extorsionaron a Esteban, quienes lo amenazaron a través de un mensaje escrito en una hoja de papel y lo obligaron a cancelar 200 dólares mensuales, hasta que en julio, y temiendo por su vida, Esteban decidió acudir a las autoridades a interponer la denuncia. 

Inquieto porque los delincuentes le habían advertido que si acudía a la Policía atentarían contra su vida o la de alguno de sus familiares, Esteban decidió cerrar el negocio y buscar otra forma de ganarse la vida, lejos de San Salvador. Cuando los extorsionistas lo buscaron de nuevo, el pequeño negocio ya no existía.

Al igual que Esteban, muchos propietarios de negocios en todo el país viven con el temor de ser blanco de extorsionistas quienes, dentro o fuera del anonimato, se valen de amenazas a muerte para presionar a sus víctimas.

Un estudio presentado por Fusades en junio de este año señala que durante el 2015 las pandillas fueron las responsables del 76% de los casos de extorsión a micro y pequeños empresarios (Mypes). La investigación determinó, además, que tres de cada 10 casos de extorsión en dicho sector fueron realizados vía telefónica, mientras que el 46% fue cometido de manera directa.