Dijo que fue obligado

Se enteró por un anuncio de TV que era acusado por extorsión y lo condenan a 10 años de prisión

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La compañera de vida del sujeto también estaba siendo acusada por este caso, pero el juez determinó absolverla.

Un sujeto se dio cuenta de que lo estaban buscando por el delito por extorsión cuando se vio en la lista de los más buscados en un anuncio transmitido por televisión. Él asegura que de inmediato quiso acudir a la Policía para aclarar el asunto, pero antes de hacerlo fue capturado cuando sus vecinos lo reconocieron y denunciaron.

César Cañas se había ido a vivir desde hace tres años a San Buenaventura, Usulután, junto a su esposa y sus dos hijas con una mudada de ropa cada uno y las esperanzas de volver a empezar una nueva vida.

La pareja había llegado huyendo de San Salvador y nunca se imaginó que el pasado llegaría a pasarle factura en esa localidad, donde se dedicaba a la agricultura, a cuidar del ganado y a hacer pan. Pero los errores que César había cometido le dieron alcance.

Lo “obligaron” a cobrar renta

Tres años atrás, en abril de 2014, tanto César, como su compañera de vida Liz V., trabajaban en uno de los apartamentos de la colonia IVU en la panadería de la madre de ella. Liz le ayudaba a hacer el pan y lo vendía, César lo distribuía en las cercanías.

Era un viernes como cualquier otro, y la Semana Santa estaba próxima. Liz llegó temprano a trabajar donde su madre y llevaba a sus dos hijas consigo; también se sumó César.

Empezaron la jornada, pero César le hizo una petición inusual a Liz. Le pidió que lo acompañara a hacer un mandado y aunque ella sabía que su madre se enojaría, luego de rogarle tanto accedió a ir. En el camino no hablaron nada, pero Liz notó que él estaba intranquilo, aunque nunca se imaginó lo que estaba a punto de pasar.

Cuando llegó al punto de taxis de la colonia IVU, un hombre le entregó un sobre que minutos después trasladó a otra persona. Pero cuando volvían al apartamento de su mamá para seguir trabajando, fueron detenidos por la policía, quienes les exigían los documentos de identidad. Como no los andaban, Liz corrió donde su madre a recogerlos y al llevarlos y con eso los dejaron ir.

Al final del día ambos se despidieron sin la señora y se llevaron a sus hijas.

Al día siguiente, ya habían desaparecido. Nadie más los volvió a ver hasta que comenzaron a circular los comerciales de la policía en los que estaban buscando tanto a Liz como a César, quienes eran parte de los más buscados.

La acusación

A César Cañas se le acusa de haber extorsionado a un comerciante con $30. Según expuso la víctima en la vista pública, solo hizo un pago de la renta y se abocó a la policía a interponer la denuncia. Entonces, el policía que comenzó a negociar con los extorsionistas logró que aceptaran que se pagaran $30 quincenales y no semanales, como lo habían exigido.

Desde eso pasaron tres años hasta que las autoridades dieron con ellos en Usulután.

Con la captura inició un proceso en contra de ambos y el Tribunal Quinto de Sentencia de San Salvador celebró una vista pública en su contra. Ahí, César decidió declarar y admitió que fue él quien recogió ese dinero a sabiendas que era proveniente de extorsión. Sin embargo, aseguró que en el juicio que estaba actuando bajo amenazas de pandilleros.

Una noche, los pandilleros de la zona llegaron y lo sacaron a punta de pistola de su casa. Aseguró que lo llevaron a la cancha de la colonia para darle una paliza.

A los días le pidieron que recogiera la extorsión y que si no lo hacía matarían a sus abuelos, a su esposa y a sus hijas. Por temor había accedido. “He reflexionado y reconozco que pudo haber métodos para colaborar con la policía, pero tuve miedo, estaba bajo amenaza y fui a traer ese dinero, lo entregué y al día siguiente decidimos irnos”, expuso.

Agregó que su compañera de vida desconocía totalmente que él iba a hacer eso, pues actuó por el miedo de que le hicieran algo a su familia.

Por esa razón, el juez determinó absolver a Liz V. y condenar a César a 10 años de prisión.