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Reforma Migratoria y Apoyo Triángulo Norte en 2019

Reforma Migratoria y Apoyo Triángulo Norte en 2019

Partiendo de que la elección intermedia dio una ventaja significativa en la Cámara de Representantes a los demócratas, el mensaje del electorado femenino y demás minorías a los partidos políticos es fuerte y claro.  El número de mujeres en el congreso y el número de minorías votantes no tiene precedente.  Además de que los demócratas obtuvieron más de doce millones de votos más que los republicanos a nivel nacional, las contiendas de mayor voto colegiado fueron reñidas.  Estados claves, tradicionalmente con mayoría republicana, como Texas y Florida, tuvieron 1% o menos de diferencia. Sin embargo, el dominio republicano en el Senado indica que muchas instituciones del estado, especialmente en la rama de justicia, van a volverse más conservadoras y hasta opresivas. Además de tener mano libre para nombrar su gabinete, Donald Trump podría nombrar muchos jueces que impactaran al país, especialmente a los hispanos y otras minorías.  No obstante, los demócratas tendrán más posibilidad de proponer legislación en cuanto a inmigración y política exterior.

Después de dos años en las que el presidente Trump, como dice Brian McKeon en la revista Foreign Affairs, buscó alterar el orden internacional, retirándose de acuerdos internacionales, abrazando autócratas, amenazando amigos y enemigos por igual y desdeñando la democracia y los derechos humanos, como el núcleo de valores de su política exterior, la nueva Cámara de Representantes tiene la oportunidad de influir la política exterior de los Estados Unidos.  Entre los poderes que la constitución política otorga al Congreso está la de “declarar la guerra, regular las fuerzas armadas, el comercio e inmigración,” indica Mckeon.   O sea que los excesos de Trump de catalogar países como “letrinas,” mandar el ejército a la frontera y tener una política migratoria violenta pueden revertirse desde el Congreso.  El sistema de frenos y contrapesos de la república puede tener un mayor funcionamiento en los dos próximos años.

Este año los demócratas pueden hacer las paces con países aliados, restablecer la política exterior y sobre todo fortalecer el horizonte fronterizo proponiendo una reforma migratoria y asistencia a los países del “patio trasero” para que se desarrollen y no sigan expulsando sus connacionales.  El Congreso de Estados Unidos ya tiene un precedente, durante el cual tuvo mayoría republicana en el Senado, un presidente Republicano y una Casa de Representantes mayoritariamente Demócrata, y pudo moderar su política exterior hacia Centroamérica, y producir una reforma migratoria consensuada.  En 1986, el Congreso pudo bajo la dirección del representante Thomas “Tip” O'Neill y la presidencia de Ronald Reagan, pasar el Acta de Reforma de Inmigración y Control, IRCA, siglas en inglés, la cual legalizó poco más de tres millones de inmigrantes indocumentados.  Aunque la Casa de Representantes tenía una docena de demócratas más que los del 2019, no todos los demócratas votaron a favor de la reforma migratoria.

Si bien es cierto la retórica antiinmigrante de Donald Trump no tiene precedentes, el presidente ya expresó su intención de reelegirse, lo cual lo flexibiliza a buscar acuerdos que le traigan más votantes en estados claves como Florida y Texas, que podrían hacerle perder la elección el 2020.  La vox populi demuestra que ante la gente, la Reforma Migratoria de 1986 fue firmada por Ronald Reagan, aunque los demócratas hayan sido quienes la promovieron más activamente. Una reforma migratoria se presta para un jaloneo partidario, del cual el más hábil puede salir favorecido. Además de que considerarse una nación de inmigrantes sea parte de su escudo de valores, muchas son las fuerzas y organizaciones que tienen interés en una reforma migratoria en Estados unidos. Tanto empresas industriales como comerciales urbanas y agrícolas necesitan mano de obra barata, lo cual las inclina a favorecer una reforma migratoria.  Muchas organizaciones pro inmigrantes y anti inmigrantes también se lanzarían a una campaña legislativa, la cual le trae rédito político al partido de su simpatía.

Si bien nunca se va saber con certeza quien dio iniciativa a las caravanas, es innegable que los países del triángulo norte tienen niveles de violencia y desesperanza que acompasa la política económica de destierro de sus gobiernos.  Por lo tanto, una reforma migratoria en Estados Unidos no puede ser efectiva sin una política que apoye el desarrollo económico y social en Guatemala, Honduras, El Salvador y México.  No puede apoyarse solamente el crecimiento económico por que solo favorece a empresarios del sector comercial y financiero, que muy poco contribuyen al bienestar social.  Debe aumentarse tanto la ayuda como la fiscalización del uso de los fondos para el desarrollo del tejido social, autosuficiencia alimenticia y fortalecimiento del sistema judicial.  Es necesario parar efectivamente la corrupción judicial y policial y sobre todo el despilfarro público en estos países.  Es la poca inversión social y la corrupción institucional lo que genera el éxodo, que hoy se organiza en caravanas para abandonar los países del triángulo norte. El protagonismo que México ha tenido en materia migratoria también tiene potencial de profundizarse, no solo como país puente, sino como destino de migrantes.

El Congreso de Estados Unidos del año 2019 tiene la tarea de sacar al país de una política de miedo y utilización de los centroamericanos como chivos expiatorios para sus campañas electorales, a una política responsable y efectiva de solución al destierro y migración irregular.  La mayoría de representantes congresionales que ganaron las elecciones intermedias fueron apoyados por votantes que se oponen a la política antiinmigrante xenofóbica e irresponsable de Donald Trump. Ojala y la ciudadanía no limite su participación al voto que emitió en noviembre y presione a sus representantes para que cumplan sus promesas de campaña. Muchos centroamericanos que normalizaron su permanencia en Estados Unidos en la década de los ochentas y noventas, especialmente sus organizaciones ciudadanas, podrían jugar un papel constructivo en una iniciativa por humanizar la migración.