• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Las fallas oscuras de la democracia

Las fallas oscuras de la democracia

La democracia es el modelo de gobierno aceptado por la mayoría de países como el más óptimo para representar a la ciudadanía. La democracia es evolutiva. Tiene que visualizarse como un concepto vivo y no puramente teórico  y esa tendencia de evolución tiende a llevarla a satisfacer las necesidades ciudadanas por medio de las instituciones enmarcadas en el Estado. El fallo la lleva a la involución, a un retroceso que obviamente es aprovechada por actores productos de esquemas coyunturales en busca de su retroceso y añorando tiranías del pasado y otras del presente.

Las fallas oscuras

La herencia colonial: Al lograr la independencia en Latinoamérica, los países continuaron con la misma matriz social y económica. Sin instituciones modernas para su período histórico, reprodujeron el mismo esquema de tráfico de influencias, favoritismo político por nepotismo y una distribución del poder basado en el caudillismo. Solamente algunas naciones lograron avanzar a procesos políticos más competitivos producto de las emergentes clases medias, con el atenuante de modelos económicos donde no existió una industrialización real, sino solo de dependencia.

Desfragmentación social y liderazgo político débil: Los reclamos ciudadanos fueron procesos que lograron algunos cambios cuando fueron realizados por medio de la acción y unificación de las fuerzas sociales. En la actualidad, la pérdida de una base real, no permite activar renovaciones en el sistema político, ni en el modelo de partidos políticos.  El llamado mercantilismo político permite la injerencia de personas con intereses netamente individuales y terminan deslegitimando a “lo político”. Debido a esto, una desfragmentación en las propuestas de soluciones a problemas se mezcla con la pérdida de confianza en la democracia.

Instituciones débiles: Una institución en un Estado democrático evolutivo no tiene razón de ser disfuncional. Son sus actores que la integran los que demuestran falta de capacidad para ocupar sus roles. La corrupción llega a un nivel total de esparcimiento y contamina con una actitud de no ser servidores públicos, sino servirse del Estado para beneficio propio. Una filosofía ética no existe, simplemente, la tendencia va hacia ser un corrupto indirecto o directo. La burocracia se enquista y no se moderniza, pues ya el modelo está caduco en ese subsistema, y es un ancla para la democracia evolutiva.

La solución de las botas:   El constante llamado a mantener un desprestigio a la democracia nace en estos entornos. En las frases de demagogos de la ultraderecha fascista y ultraizquierda stalinista , quienes aprovechan la falla de los liderazgos políticos y las instituciones débiles. Maximizan los problemas, pero jamás dan soluciones coherentes. Como puede ser la aplicación de un recambio institucional basado en instituciones fiscalizadoras contra la corrupción y todas sus expresiones. Su gran discurso es añorar modelos dictatoriales  ya dejados atrás. Ellos fomentan los golpes de estado y revoluciones totalitarias  y la vuelta de dictadores y líderes antidemocráticos de izquierda o derecha al poder político.

Debilidad intelectual y racional: La racionalización mínima de la democracia y sus aspectos evolutivos permite que ciertos segmentos consideren que el modelo es milagroso sobre problemas estructurales. La debilidad tiende a darse no solamente en países con bajos niveles de conocimiento político real, sino también en otros más evolucionados donde el fenómeno del “analfabetismo cultural” – conocimiento de la lectura, pero no comprensión de lo que se lee-. La falta de centros de pensamiento creativo y democrático no promueve liderazgos renovados; no hay una creación de esquemas fundados en las ciencias sociales y económicas como la sociología, antropología, ciencia política, psicología social, economía, filosofía; existe una constante reproducción de conocimientos desgastados sin una relación con la realidad social  y menos con la política. Este fallo también puede cubrir la creación del ámbito cultural, el cual no tiene una identidad propia, y representa una mala copia de otras copias. También los procesos de investigación se basan en estudios de opinión viciados y sin ningún rigor científico, dadas por encuestas mal dirigidas, recopilación de datos manipulados, formulación de hipótesis sin fuerza, profesionales mediocres y hasta una conexión con agendas dobles ligadas a grupos fácticos de poder. De esta forma, la democracia evolutiva carga otra falla, que no se debe dejar pasar por alto.

La pestilencia de la corrupción: La corrupción es una de las más dañinas fallas para una democracia. En ella se refleja todo lo disfuncional de una democracia no competitiva. Se conecta en todos los sectores de la sociedad comprometiendo el modelo político a constantes críticas, ya que cuando llega al sistema judicial todo el estado de derecho no funciona, y se permiten las injusticas e impunidad de todo tipo. La corrupción no permite a una democracia evolutiva estar en una dirección correcta, pues la lleva a un fracaso y a una democracia disfuncional y demagoga. La eliminación de la corrupción es una utopía, pero hay niveles en ésta que no se deben permitir. No importa cuantas entidades fiscalizadoras puedan crearse, sino se depura con rapidez un organismo del Estado o institución, el futuro de un modelo político está condenado a la eterna queja y a su fracaso para solucionar problemas sociales primordiales.

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La forma de intentar eliminar o minimizar algunos de estos fallos que afectan a una democracia evolutiva, pueden ser variados y hasta radicales. Lo fundamental es que las instituciones funcionen desligadas de partidismos y compromisos de intereses de clases.  La racionalización de los problemas por sectores con visión de nación, proporcionando soluciones y acciones lógicas:  Entes fiscalizadores externos al modelo organizado por fuerzas sociales, evaluadores de riesgos de crisis, constructores de escenarios políticos con el objetivo de mejorar la democracia y la pérdida del miedo al activismo por parte de la ciudadanía para denunciar.  Pueden existir otras variantes dependiendo de cada coyuntura de una nación, pero lo principal es no perder la democracia ganada con sudor, lágrimas y sangre, ni permitir que sea secuestrada por grupos reconocidos por su nivel de adicción al poder e ignorancia política extremista.