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Judiciales - Homicidio

Así mataron a don Teódulo Ayala, de nueve balazos

Este no sería el primer delito que el imputado comete. El Juzgado 5° de Paz lo había procesado por el delito de robo imperfecto, donde obtuvo dos años de prisión que fue reemplazado por 96 jornadas de trabajo de utilidad pública.

Asalto
Imagen referencia.
Así mataron a don Teódulo Ayala, de nueve balazos

El 15 de agosto de 2016 dos hombres llegaron a la venta de madera “Palacios”, ubicada entre la avenida Independencia y la alameda Juan Pablo II, en San Salvador. Su intención era robar la ganancia de ese día. Sin embargo, en el camino Teódulo Ayala Paz, un anciano de 76 años de edad y dueño del aserradora, encontró la muerte. 

Se trataba de David García Rivas, de 22 años, y de David Esteban Guerra, de 18, los que llegaron ese día y tocaron la puerta del negocio, según data el expediente judicial que se abrió por el homicidio de Teódulo.

Uno de los empleados del negocio abrió tras la desesperada insistencia. De acuerdo a un testigo con régimen de protección, García Rivas empujó violentamente la puerta e ingresó portando un arma de fuego en una de sus manos, atrás lo seguía Guerra, quien llevaba una vara de hierro de 90 centímetros, misma con la que amenazaba a las personas que se encontraban en el interior del aserradero.

“¿A dónde guarda el pisto este viejo hijo de p…?”, preguntó amenazante García Rivas, tras colocarle la pistola en la cabeza al empleado, pero él le respondió que no lo sabía, por lo que este decidió dirigirse al segundo nivel del edificio.

Al llegar a la oficina principal, el sujeto se encontró con Teódulo, a quien le disparó en varias ocasiones, aunque la víctima intentó repeler el ataque por lo que también desenfundó su arma y descargó varias balas contra su atacante.

Ante esto, García Rivas resultó herido; mientras que el anciano murió tras recibir nueve impactos de bala en el rostro, la cabeza, el abdomen y el pecho, según lo determinó la autopsia del cuerpo.

El asaltante, pese a las heridas, huyó del lugar. 

Las heridas que lo delataron

Las lesiones del atacante hicieron que al bajar las gradas del sitio dejara un rastro de sangre y por ello los investigadores de la Policía Nacional Civil (PNC) lograron rastrear al sujeto.

Sabían que se encontraba herido, por lo que cuando fueron informados a través de una alerta hecha en la unidad de emergencias del 911 que había una persona herida en la final de la calle Castillo y 20 avenida Norte se desplazaron al sitio, lugar donde está ubicada una chatarrera.

Al llegar a la zona, los policías encontraron a Guerra, pero no a García Rivas, debido a que fue transportado hacia el Hospital Nacional Rosales a bordo de un pick up rojo, según les comunicaron. Todos estos movimientos quedaron registrados por las cámaras de videovigilancia que se encuentran en el área de los hechos.

Al llegar al nosocomio, encontraron al sujeto postrado en la cama 19 del sector tres del área de cirugías, como se registra en el expediente judicial.

Al regresar al sitio en donde había sido auxiliado el imputado encontraron el pick up estacionado en la chatarrera y al observarlo había rastros de sangre que habían sido tratadas de eliminar con agua.

Por estas acciones, la PNC además capturó a Liseth Roque, una comerciante de materiales reciclables de 28 años de edad, por haber transportado sospechosamente al imputado que mató al anciano.

El proceso

El Juzgado 1° de Paz de San Salvador impuso la detención provisional en contra de los tres sujetos, García Rivas, Guerra y Roque, al conocer los detalles del asesinato del socio del aserradero.

Durante el proceso, que hoy ya se encuentra en el Tribunal 5° de Sentencia, a la mujer acusada de colaborar en el hecho se le impuso una caución económica de $2,000 como medida sustitutiva a la detención.

Sin embargo, el caso se dividió, por lo que por ahora el próximo 1° de marzo de este 2018 será instalada la audiencia de vista pública para determinar la culpabilidad o la inocencia de García Rivas.

Por su parte, este no sería el primer delito que García Rivas comete. El Juzgado 5° de Paz ya lo había procesado por el delito de robo imperfecto, donde obtuvo dos años de prisión que fue reemplazado por 96 jornadas de trabajo de utilidad pública.

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