Andrea se despertó de un susto cuando vio que la Policía había llegado a su casa a hacer un allanamiento. Eran las 11 de la noche del 23 de abril de 2018. De seguro, pensó, su relación sentimental con un pandillero y su colaboración para la pandilla MS-13 había llevado a las autoridades a irrumpir en su casa. Andrea vivía en el caserío El Chorizo, del cantón El Platanar, en el municipio de Moncagua, en San Miguel. Y esa noche los hombres que habían llegado vestidos con uniformes de la Policía Nacional Civil y que se identificaron como policías no eran policías.

Los hombres fingieron una detención. Pero en lugar de esposas usaron lazos. Ataron a Andrea de las manos y la sacaron de su casa. Supuestamente, se la iban a llevar a una delegación policial. Pero en realidad se la llevaron caminando a tres kilómetros de donde vivía. En un lugar despoblado. Allí, a Andrea Lisseth Guzmán Solórzano los falsos policías la ejecutaron de un disparo en la cabeza.

Los asesinos de Andrea eran en realidad sicarios. Un grupo de sicarios que estaba formado por expolicías, exsoldados y expandilleros. Estaban asociados en el negocio de matar personas a cambio de dinero y operaban en el oriente de El Salvador, específicamente en el municipio de San Miguel.

La misma suerte corrió Geldis Turcios Vásquez a manos del grupo de sicarios. Ella era suegra de un pandillero de la MS-13 y vendía droga. La mujer también fue ejecutada de un disparo en la cabeza el 20 de mayo de 2018, en el mismo cantón El Platanar, del municipio de Moncagua.

Esos dos fueron apenas dos crímenes atribuidos al grupo de sicarios.

El involucramiento

El 10 de enero de 2019, la Fiscalía General de la República abrió una investigación por sicariato contra esta banda cuando sus 15 miembros fueron detenidos por tenencia y portación ilegal de armas de fuego.

A partir de la investigación, la Fiscalía descubrió que el grupo estaba involucrado en homicidios a cambio de dinero y que sus trabajos de asesinos a sueldo los hacían en los municipios de Ciudad Barrios, Chapeltique y Moncagua, en San Miguel. A esta banda la Fiscalía le atribuyó dos homicidios agravados, un intento de homicidio agravado, dos casos de proposición y conspiración para cometer homicidio agravado, dos allanamientos ilegales de morada, dos robos agravados y agrupaciones ilícitas.

La Fiscalía determinó que el grupo era financiado por un salvadoreño residente en Estados Unidos.

El Juzgado Especializado de Sentencia de San Miguel condenó el lunes 26 de junio a todos los miembros del grupo de sicarios. Entre los criminales sentenciados se encuentra el financista y líder de la estructura, José Reyes Alemán Zelaya, alias "Patrón", quien recibió una sentencia de 109 años de cárcel por dos homicidios agravados, un intento de homicidio agravado y dos casos de proposición y conspiración para cometer homicidio agravado y agrupaciones ilícitas.

La Fiscalía comprobó con evidencias ante el juzgado que Alemán Zelaya llegó a pagar hasta $100 por un homicidio.

Por otra parte, René Francisco Benítez Escobar, alias "Hijo de Chico Pringa", segundo al mando del grupo, fue condenado a 109 años de cárcel por dos homicidios agravados, un intento de homicidio agravado, dos casos de proposición y conspiración para cometer homicidio agravado, allanamiento ilegal de morada, robo agravado y agrupaciones ilícitas.

Ronal Eduardo García Martínez, alias "Caballo", tercero al mando, recibió una pena de 145 años de cárcel por los mismos delitos, al igual que Carlos Alberto Santos Lobo, que fue condenado a pasar 147 años en prisión.

Los otros 11 miembros de la estructura criminal recibieron penas de prisión que van desde los 36 hasta los 87 años.