La tarde del 12 de septiembre de 2018, el expresidente de la República, Antonio Saca, encabezó el desfile final del proceso judicial en su contra que lo llevó a confesar los actos de corrupción que orquestó durante su gobierno convirtiéndose en el primer jefe de Estado que es enviado a prisión.

El panorama a su llegada al Centro Judicial "Isidro Menéndez" era similar al que se tenía en cada actividad a la que se hizo presente entre el 2004 y 2009, años en los que se convirtió el presidente mejor evaluado de la historia del país. Sin embargo, en esta ocasión estaba al otro lado de la ley.

Cámaras, micrófonos, perseguían a la comitiva de siete personas que Saca encabezaba bajo una fuerte custodia, a diferencia de sus años como mandatario su destino no era una silla de honor sino que el banquillo de los acusados.

Atento a cada palabra pronunciada por los jueces del juzgado Segundo de sentencia de San Salvador, Saca se mostró sereno ante la condena de 10 años de prisión que deberá pagar por los delitos de peculado y lavado de dinero.

El exsecretario privado de la presidencia, Elmer Ernesto Charlaix y el exsecretario de comunicaciones de la presidencia, Julio Rank, ahora no estaban para asesorarlo sino para escuchar la decisión que se tomó tras 17 días de juicio. 

La mesa de no honor era completada por el exsecretario de la juventud, César Funes, Jorge Alberto Castellanos, Francisco Rodríguez Arteaga y Pablo Gómez, todos ellos empleados de la Unidad Financiera Institucional de Capres (UFI).

Con papel en mano, el presidente del tribunal comenzó a desglosar la cantidad de años de prisión que debería de pagar cada uno de los imputados: por los delitos atribuidos a la estructura.

Cruzados de brazos y en silencio, los siete exfuncionarios no fueron sorprendidos por las palabras de los jueces, ya que era un simple repaso de lo que seis de ellos habían confesado, hechos que llenaron de indignación a todo un país.

De risas a la mirada perdida

Sin embargo, el semblante les cambió cuando se les dijo que debían pagar $300,347,117.17, el más impactado de todos era el sonriente expresidente quien corre con el 85% de ese monto, es decir  $260, 731.171.64.

La mirada apacible de Saca se tornó en desagradable. Fue un balde de agua fría que no esperaba y del que no pudo reaccionar, se volvió acomodar sin decir nada a ninguno de los que estaban a su alrededor.

La reacción de Saca fue secundada por el resto de imputados al escuchar el monto que tendrán que retribuir al Estado, en especial Pablo Gómez quien no se sometió al proceso abreviado alegando que estaba en juego su honor.

Pese a ser el último en la cadena, Gómez fue el que más años de prisión recibió ya que los jueces no creyeron que al tener más de 15 años de experiencia en su trabajo desconociera o no denunciara que fondos públicos eran desviado a cuentas particulares y al partido ARENA.

Gómez sintió que se le derrumbó el mundo ya que su mirada se volvió fija mientras cruzaba los brazos. Frunció el ceño y no se volvió a mover hasta que el tribunal dio por finalizada el día del fallo.

Eran el filo de las 4:00 de la tarde y uno a uno se fueron levantando para buscar la salida la sala de audiencias mientras se despedían de los abogados quienes los habían acompañado en todo el proceso.

Como se ha indicado desde un inicio, el trato entre Fiscalía y defensores es que ninguna de las decisiones tomadas por el juzgado podrá ser apelada por lo que los condenados ahora comenzarán a contar los días para cumplir con la condena y tratar de iniciar desde cero.