Los gritos por el festejo de un cumpleaños se convirtieron en voces de pánico, luego de que José C., un médico residente del Hospital Nacional Rosales, ingresara armado y en estado de ebriedad al lugar donde se desarrollaba la juerga.

En horas de la madrugada del 26 de agosto de 2017, José llegó en búsqueda de Karla (nombre cambiado por protección a la víctima), una doctora que se encontraba reunida junto a un grupo de amigos por el aniversario de vida de uno de sus miembros.

La intención del doctor era entablar una plática con su expareja luego de haberse separado tras vivir juntos durante cuatro años. Esto pese a que la médico había decidió cortar todo contacto con su también compañero de trabajo.

El hombre estaba buscando regresar con la mujer, pese a que en mayo de ese mismo año él decidió no continuar más con la relación, pues había otra mujer en su vida.

Al ver que Karla se negó a atender a José, las personas que se encontraban en el festejo le pidieron que se retirara. Así lo hizo, José sin poner resistencia se fue del lugar pero planeando regresar.

Pasados unos 40 minutos el hombre retornó para nuevamente acercarse a Karla. Ella lo evitó, por lo que de la bolsa derecha de su pantalón sacó un arma de fuego y le apuntó mientras se encontraba a un metro de distancia.

Queriendo sacar del peligro en el que se encontraba Karla, uno de los invitados le golpeó la mano con la que sostenía la pistola 9 milímetros, según consta en el expediente judicial.

Esa acción molestó al especialista en medicina y aunado al estado de embriaguez apuntó contra el resto de los invitados, quienes por temor no respondieron al acto. Para fortuna de todos, José se retiró del lugar.

Indignación ante las amenazas

A las 6:30 de la mañana, Karla decidió retirarse para poder descansar en su casa, por lo que se dirigió al parqueo en donde había estacionado su vehículo, en ese momento se percató que la pintura de las cuatro puertas estaba dañadas. Incluso una de ellas hasta tenía la figura del aparato reproductor masculino.

Las acciones cometidas por el médico hicieron que Karla interpusiera una denuncia en su contra y por la que fue detenido dos horas después en una residencial ubicada en Mejicanos, en donde alquila una vivienda junto a tres personas más, entre ellas una agente de la Policía Nacional Civil (PNC).

Al momento de la captura, a José le incautaron la pistola, 14 cartuchos y un cargador. Además, fue trasladado hacia las bartolinas de la Unidad de Servicios Extraordinarios (USE), pero luego fue ingresado en un hospital privado bajo custodia policial de la unidad de emergencia del 911, debido a que padece de migraña y tuvo una recaída.

El arma de fuego de la PNC

El estado de ebriedad que tenía José hizo que tomara el valor de sustraer de una cartera la pistola de la agente policial y con la misma fue a amenazar a Karla y al resto de invitados.

El juzgado 1° de Sentencia de San Salvador desarrolló la vista pública en contra del galeno señalado por el delito de amenazas y daños a la propiedad privada. Un jurado  compuesto por seis personas civiles emitieron una condena de tres años. Además, el médico deberá cancelar un total de $2,500 como responsabilidad civil.

Pero los problemas para el doctor por esta acción no han terminado, fuentes judiciales informaron que otro juzgado está conociendo el caso por el delito de hurto, esto luego que la agente denunciara a su compañero de casa.