Un periodista de televisión llevó a una mujer a los tribunales luego de que esta lo agrediera con palabras soeces y le destruyera el parabrisas de su vehículo como respuesta al constante acoso que supuestamente recibía por parte del comunicador cuando ella llegó a vivir a una populosa colonia de San Salvador.

Roberto (nombre modificado por seguridad) había vivido en su vecindario con total tranquilidad hasta que María J., una profesora de un colegio, en un arranque de cólera le rompió el parabrisas de su vehículo con unas botellas de cervezas. Él la denunció  y durante el inicio del proceso judicial solicitó una conciliación y el pago de $300 en compensación por los daños ocasionados.

Sin embargo, no contento con el arreglo Roberto llevó nuevamente ante la justicia a María remarcando que esta había dañado su imagen después de llamarlo “basura, acosador, maldito violador, poco hombre y degenerado”.

En su defensa, la imputada manifestó que su actuar fue producto del intenso acoso sexual del que era víctima ya que en diferentes ocasiones recibió maltratos y agresiones de parte del periodista quien llegó a proponerle un encuentro sexual a cambio de dinero.

Según el expediente judicial, eran las 5:15 de la tarde del 6 de septiembre de 2017 cuando Roberto observó que María se conducía en su automóvil con el que pasó frente a él haciendo sonar el claxon con el insulto conocido como "la vieja".  

A los pocos minutos, la mujer regresó para insultarlo verbalmente con una bolsa llena de envases de cervezas en la mano. La mujer se acercó al lugar en el que la víctima se encontraba con su carro para lanzar las botellas contra el parabrisas destruyéndolo por completo.

Sorprendido e indignado por lo que había pasado, el comunicador se auxilió con una patrulla que circulaba por la zona quienes luego de inspeccionar lo ocurrido procedieron a arrestar a María por el delito de daños a la propiedad privada. Según los agentes policiales ella estaba en estado de ebriedad cuando la detuvieron.

Varios días en bartolinas

María fue trasladada a una bartolina en la que estuvo por cinco días hasta que se presentaron los cargos en su contra para desarrollar la audiencia inicial en el juzgado Décimo Segundo de Paz de San Salvador.

El 11 de septiembre, María y Roberto se volvieron a ver para llegar a una conciliación de $300 en concepto de los daños ocasionados al vehículo del periodista. La mujer pagó ese mismo día el dinero y recuperó su libertad inmediatamente.

María volvió a respirar su libertad, pero al llegar a su casa comenzó a notar las consecuencias de su actuar debido a que desde la dirección del colegio en el que laboraba se le informó que había sido despedida por no presentarse a trabajar.

La mujer pasó detenida cinco días y no informó a sus superiores sobre el hecho por lo que procedieron con su despido. Esta mala noticia se combinó con la notificación de una nueva demanda en su contra que Roberto presentó. Esta vez por el delito de injuria.

No conforme con el resultado a su favor, Roberto argumentó ante la sede judicial que el ataque sufrido fue acompañado de improperios que dañaron su reputación, la cual debía de cuidar por el trabajo que tiene.

El acoso que desató la cólera de María

Tratando de justificar su actuar, la imputada ha señalado que meses atrás, cuando ella llegó a vivir a dicha colonia, él la abordó y la agredió físicamente. “El día que lo conocí me contraminó contra el muro de mi casa manifestando que quería ser mi amigo”.

Además, describió a Roberto como un agresor que consiguió su número telefónico por medio de terceras personas para hacerle propuestas sexuales a cambio de dinero.

“Me invitó a su cuarto porque quería tener relaciones conmigo y que me pagaría”, recordó la mujer. “Yo le dije que no haría eso porque no me dedicaba a la prostitución y le colgué”, sentenció la imputada quien busca una resolución favorable.

El juzgado Quinto de Sentencia de San Salvador celebrará este viernes la vista pública por este caso para determinar la responsabilidad penal de la mujer a partir de las acusaciones del comunicador.