Si hay un funcionario que puede presumir de sus números en las encuestas, es Nayib Bukele. El alcalde de San Salvador lo sabe, y por eso no es de extrañar que él y sus seguidores constantemente hagan alarde a esas estadísticas.

Tampoco es de extrañar entonces que Bukele sea un codiciado plato político para los partidos. En el imaginario colectivo se cree que con Nayib, cualquier partido tiene la mitad de la carrera ganada, sin importar el color de la bandera. El sustento está en el arrastre que muestra en redes sociales pero también en diversas actividades que preside como alcalde, aunque tampoco falta quien piense que muchas de esas son planificadas y solo responden a una estrategia propagandística.

Sin embargo, hay algo que no se discute en las encuestas: Nayib Bukele es el político más popular de El Salvador, y eso es motivo suficiente para que cualquier partido quiera hacer caer en la tentación de una candidatura presidencial al edil.

Es más, ha sido él quien ha puesto su nombre como candidateable: “Me interesa la presidencia, la vicepresidencia es un puesto de cosmético, para eso mejor me quedo en casa viendo la tele”, dijo el 18 de julio en una entrevista televisiva.

De hecho, fue el mismo alcalde quien esta semana confirmó que ha tenido ofrecimientos de diversos colores. Aclaró también cuál ha sido su respuesta.

"Agradezco las invitaciones pero no he tomado ninguna de esas decisiones para poder pensarlas, mucho menos para convertirlas en realidad", dijo el funcionario esta semana en un evento público.

Tomando en cuenta el mapa político actual, no cuesta pensar de dónde puede venir cualquier ofrecimiento. ARENA es el único partido que está descartado de algún acercamiento con el alcalde, pero a partir de ahí se abre un abanico que siempre sopla hacia la derecha: GANA, PCN, PDC y -por qué no- Democracia Salvadoreña.

Es más, los tres primeros ya experimentaron en el pasado con una alianza partidaria que en 2014 presentó a Tony Saca como carta ganadora. En aquel momento, la idea era montarse en la figura de un político popular y con arrastre en la población, aunque finalmente su candidatura no terminó de cuajar. ¿Coincidencias?

Sin embargo, Bukele asegura que su idea no pasa por presentar una aspiración presidencial con otro partido diferente al oficial. "Mi respuesta siempre ha sido que estoy enfocado en la alcaldía de San Salvador, y aunque he sido un férreo crítico de mi partido, los otros partidos no han estado a la altura de lo que el pueblo salvadoreño quiere".

Los problemas con el FMLN

Pero, ¿qué hace pensar que el alcalde podría optar a una candidatura con un partido diferente al oficial?

Nayib Bukele ha tenido una serie de encontronazos con la dirigencia del partido que lo llevó a la alcaldía, desde pleitos por la idoneidad o no de proyectos como el Sitramss, calificar de "dantesca" la situación de inseguridad en el país, criticar los impuestos aprobados por el Legislativo a iniciativa del FMLN, hasta la reciente crítica a otro que suena como presidenciable -Gerson Martínez- al cuestionar por qué construye tantos pasos a desnivel si no han solucionado el problema de transitabilidad en San Salvador.

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El alcalde ha encarada además a dirigentes históricos como Lorena Peña y el propio Medardo González por desaveniencias con las políticas del partido.

Las diferencias han llegado al punto que se dice en los pasillos políticos que la inclusión de Jackeline Rivera como concejal de Bukele es precisamente para resguardar que el alcalde no se aleje de la línea partidaria.

¿Podría correr por otro partido?

Bajo la lógica política, Bukele podría correr por la Presidencia en 2019 bajo la bandera del FMLN. Para ello, queda más de un año para limar asperezas y preparar su postulación.

Eso significaría que el edil deje su cargo y se dedique a la candidatura. Ese no sería un problema. En el pasado, el entonces alcalde de Nuevo Cuscatlán anunció un proyecto de diez años en el municipio y renunció a él unos meses después para ir a buscar la comuna capitalina.

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Pero la ley le abre otras puertas fuera del oficialismo. Una de ellas es que comience con tiempo la formación de un nuevo partido político, aunque eso tarda no menos de seis meses y se necesitan no menos de 50,000 firmas para inscribirse.

También podría renunciar a la reelección en San Salvador (aunque oficialmente no está inscrito) y buscar así la Presidencia con cualquier partido.

La única forma en la que Bukele queda fuera de la contienda es que gane las municipales de 2018 y corra por otra bandera, ya que el transfuguismo señala que el funcionario que incurra en este acto quedará inhabilitado de participar en política por el tiempo que dura su periodo como funcionario público.