Política - Artículo de opinión.
Vanda Pignato: “Libraré mi lucha por las mujeres salvadoreñas del brazo de todas ustedes”
A nuestros lectores: Este es el primero de una serie de artículos escritos por Vanda Pignato, exprimera Dama y Secretaria de Inclusión Social, que serán publicados por El Salvador Times. Esperamos que sirvan para su reflexión.

Carta a los candidatos presidenciales:
Hace una década El Salvador inició un camino de transformaciones en los ámbitos políticos, económicos y sociales a favor de las mujeres e impulsó una lucha decisiva contra la desigualdad y la violencia de género. La expresión concreta, visible, exitosa de esa voluntad transformadora es Ciudad Mujer.
En la campaña presidencial del año 2009, el partido FMLN se comprometió con la puesta en marcha del programa Ciudad Mujer. Ya en el gobierno, en el 2011, se dieron los primeros pasos con la primera sede ubicada en Lourdes, Colón, cerrando el año 2014 con 6 sedes funcionando a nivel nacional.
En el segundo gobierno del FMLN, nuevamente se reiteró el compromiso de realizar esfuerzos para continuar con el programa Ciudad Mujer en tres nuevos departamentos del país: La Unión, Chalatenango y Sonsonate. La oposición de los legisladores de los partidos de derecha y principalmente las legisladoras del partido ARENA impidieron que esta oportunidad de desarrollo para las mujeres se hiciera realidad, ya que el préstamo destinado para la expansión territorial de este importante programa no fue ratificado.
A la fecha, un poco más de dos millones de salvadoreñas han sido atendidas en las seis sedes de Ciudad Mujer, brindando 4,895,706 servicios en diferentes especialidades. Con este programa iniciamos un camino hacia el conocimiento y la práctica de los derechos de las mujeres, que será irreversible y que modificará de raíz la estructura de la sociedad actual.
No hay duda que el camino iniciado en El Salvador con el programa Ciudad Mujer es el mejor y más importante ejemplo de política pública inclusiva, eficaz para contribuir al desarrollo de las mujeres como protagonistas de sus propias transformaciones.
Ciudad Mujer es, hoy por hoy, el único programa público que logra integrar de forma complementaria los servicios de 16 instituciones del Estado; es por ello que organismos internacionales como la Organizació de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo han reconocido el modelo Ciudad Mujer como una política de género replicable en todo el mundo, a través de la cual se aporta de forma decidida al empoderamiento vital de las mujeres.
No es, pues, mi situación personal lo que me ha decidido a tomar contacto con ustedes; mi lucha personal contra una enfermedad implacable y una justicia vergonzosa no es mi motivación, sino la preocupación de lo que percibo de la situación que vive El Salvador y a la cual me quiero referir para llamar su atención.
En esta campaña presidencial, siendo las mujeres la mayoría de la población, se nos sigue tratando como minoría, invisibilizando nuestros derechos. Tan es así que en las propuestas de programas, discursos y declaraciones de los candidatos presidenciales las demandas de las mujeres siguen ocupando un segundo plano.
El ofrecimiento de algunos candidatos de conformar sus gabinetes con el 50% de mujeres no garantiza el ejercicio del poder real, ya que se genera violencia política cuando una mujer se destaca en su ejercicio público.
En mi situación actual no he podido participar de esta campaña electoral, como lo hice en las dos anteriores, por las razones que ustedes bien conocen. Pero quiero manifestar que en adelante, del brazo de todas y cada una de las mujeres de El Salvador, libraré mi lucha para seguir avanzando en los propósitos que hace una década me propuse, en el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos de sus vida.
En este empeño no hay ambiciones personales, sólo me motiva el deseo de trabajar por continuar ofreciendo oportunidades y alternativas a las mujeres, ampliar la cobertura de los servicios de Ciudad Mujer y llegar a ese 53% de la población salvadoreña que esperan que Ciudad Mujer llegue a sus vidas, porque saben que ahí encontrarán un destino de superación de sus problemas, sus dramas, sus frustraciones. Con su filosofía, mística y metodología, Ciudad Mujer va a la raíz de la problemática que afecta a la mujer y a la sociedad.
Esta campaña electoral se libra en un momento sumamente crítico para el país, pues ha venido creciendo la violencia contra las mujeres y los feminicidios alcanzan cifras que producen miedo.
El Salvador es el país con el mayor nivel de feminicidios de América Latina y el Caribe, estamos ante un fenómeno mundial que nos afecta particularmente y que —sin duda— es una manifestación de una cultura machista y patriarcal que resiste al protagonismo femenino; lo preocupante es que frente a esta realidad los candidatos presidenciales carecen de una propuesta concreta.
Finalmente, estimados amigos y amigas, quiero reiterar que Ciudad Mujer no es tan solo mi legado, mi contribución al protagonismo de las mujeres en El Salvador y los países en donde Ciudad Mujer se ha desarrollado. Es el motor, junto con mi hijo, que mueve los engranajes de mi vida. La enfermedad y la injusticia del sistema de la cual soy una víctima, más en mi condición de mujer, me han templado y esta lucha le da un sentido trascendente a mi existencia.
Les pido a los candidatos a la Presidencia de la República que mediten acerca de la trascendencia de las políticas públicas a favor de las mujeres. Al mismo tiempo les pido que reflexionen sin el velo deformante de la ideología y sin el afán de antagonismo y confrontación en torno a los planteamientos hechos en esta nota.
Piensen en la actual y en las próximas generaciones de mujeres para que las escuelas, el hogar y las calles se constituyan en lugares seguros y no peligrosos como hoy en día. ¿Qué vida les vamos a ofrecer?
Alguno de ustedes tendrá la responsabilidad de gobernar y eso no se limita a poner parches en situaciones difíciles y dolorosas que atraviesa el país en lo económico, en lo laboral, en lo atinente a la seguridad. También deben asumir la responsabilidad de ofrecer caminos de paz, de igualdad, de justicia y de inclusión.
No olviden que la violencia que sufrimos en nuestro país tiene un origen, y ese origen es la violencia de género que nace en el seno de los hogares.
Con esta nota inicio un nuevo ciclo en mi vida y un espacio de discusión sobre temas de vital relevancia para las mujeres.
Les invito a acompañarme en este nuevo espacio de reflexión.