Sucesos - A los 15 años
Adolescente se niega a dejar la prostitución a pesar de que estuvo a punto de morir
Esta es la segunda ocasión en que la joven de 15 años es atendida en un hospital debido a una sobredosis de droga; tampoco acepta vivir en un refugio del ISNA ya que prefiere vender su cuerpo en las calles.

Una adolescente hondureña que fue rescatada en un motel del centro de San Salvador se niega a abandonar la vida de prostitución pese a los vejámenes que ha sufrido y a la atención que le ofrecen instituciones salvadoreñas que intentan ayudarla.
Sara M., de 15 años, fue encontrada la madrugada del 6 de agosto en una habitación de un hospedaje capitalino sin ropa, con fluidos seminales en todo su cuerpo e intoxicada debido a una sobredosis de droga.
Miembros de la Organización Panamericana de Mercadeo Social (PASMO por sus siglas en inglés) la trasladaron a un hospital donde fue atendida y donde permaneció por varios días a consecuencia del delicado estado físico en el que se encontraba.
Pero ni la triste escena ni la deplorable condición en la que fue encontrada han sido suficientes para hacerla desistir en su decisión por continuar vendiendo su cuerpo al mejor postor. La joven que se debatió entre la vida y la muerte durante tres días hasta recuperar la consciencia, explica con naturalidad que esas son las consecuencias de su trabajo.
“Lo que pasa es que soy trabajadora del sexo”, explicó a la auxiliar social, como si se tratara de una adulta justificando la naturaleza de su profesión. La entereza de sus palabras podría haber convencido a cualquiera, de no ser por su rostro fresco y complexión menuda que delatan su corta edad.
Sara confesó que había consumido drogas con un hombre de aproximadamente 50 años, a quien acaba de conocer en el parque Centenario, lugar que frecuenta a diario para encontrar clientes que paguen por sus “servicios”.
“Lo que pasa es que él andaba droga y como a mí me gusta consumimos dentro del cuarto, por eso quizás me quedé dormida”, comentó en el hospital.
Debido a la carga de violencia que implicaba el caso, los servidores públicos a cargo optaron por no hacer muchas preguntas para evitar revictimizarla y garantizar sus derechos. Por su acento y su físico fue fácil deducir que la adolescente no era salvadoreña, lo cual fue confirmado por ella misma.
“Vine de Honduras con un hombre trailero que me conoció cuando vendía fruta. Él me dijo que mejor me viniera a ganar dólares aquí”, recordó, aunque no quiso revelar la identidad del sujeto.
Desde muy joven, Sara tuvo una vida difícil al lado de su abuela quien la maltrataba y la obligaba a trabajar para llevar a casa el alimento de ambas. Su madre se fue de la casa cuando era muy pequeña y jamás volvieron a saber de ella.
Las condiciones de extrema pobreza en la que vivía con su abuela y la inmadurez típica de una niña de 12 años la hicieron aceptar la oferta del hombre, cuatro años atrás, y desde entonces se encuentra en el país sin que nadie se haga responsable de ella.
Debido a la cantidad de delitos que se han cometido en contra de la menor, los trabajadores sociales enviaron una alerta de trata de personas a la Fiscalía General de la República (FGR), pero el ministerio público no ha confirmado si iniciará una investigación de oficio por este caso.
Luego de varios días en el hospital, Sara fue trasladada a un refugio del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y adolescencia (ISNA); pero en el trayecto le confesó a sus cuidadores que tan pronto como pudiera se escaparía de ese lugar.
Esta no sería la primera vez que la menor es llevada a dicho refugio; anteriormente había sido encontrada en la calle en situaciones similares y pasados varios días se escapó del lugar para regresar a las calles.
La joven confesó que existen otras niñas hondureñas en las mismas condiciones, quienes llegaron al país con el mismo sujeto que la trajo a ella.
En El Salvador, ley define el estupro como las relaciones sexuales con todo menor que no haya cumplido los 18 años y lo castiga con cuatro a 13 años de prisión. En el 2015, la Fiscalía General de la República informó sobre 2,143 casos de presunto abuso sexual de menores que llevaron a 34 condenas.