• Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Sucesos - La tecnología es parte del tráfico de objetos prohibidos

Droga y celulares ingresan volando en drones al penal de Mariona

La Esperanza guarda en sus entrañas a muchos de los criminales más peligrosos.

Foto de referencia.
Foto de referencia.
Droga y celulares ingresan volando en drones al penal de Mariona

José es un custodio que ha trabajado en los últimos años en el Centro Penal La Esperanza uno de las penitenciarías más vulneradas de los 23 penales que existen en el país.  

Él asegura que actualmente la delincuencia utiliza drones para el ingreso de ilícitos como droga, celulares, chips, cargadores y hasta armas cortopunzantes.

José recuerda muy bien que el tráfico en el lugar es bastante común y ahora se valen del uso de tecnología para poder ingresar los ilícitos.

“Esperan a que el soldado vigía que se ubica en las torres se duerma para que pasen esos aparatos e ingresen a la cancha todo tipo de cosas, ahí no hay mucho control, la cancha es un lugar abierto y la ubicación del penal se presta para que sigan tirando al interior todo eso”, señala José.

Asquerosos recursos

El custodio conoce muy bien el tufo del hacinamiento, una combinación entre sudor, humedad y excretas;  pero también sabe que en un penal no hay nada fortuito. Apesta así porque las excretas, conservadas en baldes por los reos, sirven para untarlas en el piso cuando hay requisas.

José, al igual que el resto de internos, asegura que esa era la medida utilizada para evitar que, en muchas ocasiones, los policías no incautaran sus “cosas”.

“Es un lugar sucio, sí; pero no crea que es por gusto. Ellos guardan las heces para esparcirlas en el suelo de las celdas y ocultar bajo toda esa mierda los chips, las cuchillas y evitar que los agentes penitenciarios las encuentren durante las requisas”, señala.

Los reos se enferman y la mayor causa de muerte son las infecciones renales y la tuberculosis. Eso, lo saben bien los custodios y José narra que policías, custodios y soldados son víctimas de contagios.

Para José, trabajar en un penal es comprometedor. Explica que los reos amenazan a los policías con fotos de familiares, direcciones de sus viviendas e itinerarios, a fin de asustarlos y obligarlos a que les ayuden con el ingreso de objetos o envío de información.

En el lugar hay más de 5,000 reos comunes acusados por delitos como el tráfico de droga, tenencia ilegal de armas, pero también por homicidios, violaciones y otros.

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