El experto en seguridad y criminología Ricardo Sosa analizó el caso sobre el ataque armado ocurrido en la madrugada del viernes entre agentes policiales luego de una fiesta en la sede de la unidad élite Grupo de Reacción Policial (GRP) y tras una serie de incidentes que han tenido como protagonistas a policías, como el ataque ataque y posterior suicido de un uniformado, ocurrido también ayer.

El primero de los hechos fue registrado durante la madrugada mientras se celebraba una fiesta en la que hubo consumo de bebidas alcohólicas pese a existir una prohibición para ello. Ahí, el policía Juan Josué Castillo Arévalo disparó contra Karla Ayala Palacios, quien desde entonces permanece desaparecida.

En un primer análisis, Sosa encuentra ilógico el permiso brindado a los miembros policiales para realizar una fiesta en el interior de la unidad élite, pero además critica el hecho que en el encuentro se junten dos detonantes naturales de violencia: alcohol y armas de fuego.

“La PNC no debería de permitir fiestas al interior de las unidades policiales y sobre todo con bebidas alcohólicas, ya que es evidente que mientras ingerían las bebidas se encontraban portando sus armas de equipo. Eso constituye un delito”, explicó.

Además, el experto indicó que los agentes manejan un nivel de estrés grande denominado por él como “estrés post traumático”, ocasionado por las condiciones de inseguridad, crimen y violencia a que se exponen diariamente ellos y sus familias.

Sosa sugiere que el Estado proporcione las condiciones de asistencia psicológica y social por medio de equipos multidisciplinarios.

“Nuestros policías en la ANSP han sido formados para tiempos de paz y civil, no para guerra, enfrentamientos, roles especiales de cuatro días adentro (de un puesto policial) y dejar a sus esposas e hijos. Su salud mental está afectada”, indicó Sosa. “Ya alcoholizados comienzan a manifestar sus problemas y malestares con sus compañeros”, agregó.

Sosa recordó que los policías y sus familias son blanco de ataques por estructuras criminales y esto no les permite manejar y procesar adecuadamente sus problemas, por lo que existen muchos de ellos que no gozan de una buena salud mental. “Hay violencia entre ellos, contra sus esposas y compañeras de vida, suicidios, intentos de suicidios, abuso de bebidas alcohólicas, renuncias, deserciones, entre otros”, dijo.

Esta situación lleva al segundo caso ocurrido ayer, en el que un policía identificado como José Romel Gómez disparó contra su esposa y posteriormente se quitó la vida. Este hecho ocurrió en Chalatenango.

En esta historia, una policía que se identificó como compañera de trabajo del muerto relató que él sufría desde hacía varios meses por problemas maritales que no supo sobrellevar de buena forma. "Ese compañero anteriormente tuvo un gran problema con la esposa y se aconsejó. Nosotros lo agarramos a decirle las cosas como se tienen que hacer", explicó la mujer.

Según la información policial, Gómez estaba ebrio cuando efectuó los disparos.

PNC insiste en que brinda asistencia sicológica

Pese a que en los meses recientes son varios los casos denunciados en los que se ven involucrados policías, la dirección de la PNC insiste en que los agentes cuentan con el apoyo que se requiere en materia sicológica.

Al ser consultado, el director Howard Cotto explicó que estos son hechos aislados y que para tratar de evitarlos "se tienen dinámicas de terapia grupal".

Cotto mencionó que la institución cuenta con 33 sicólogos para atender a los agentes, que según cifras oficiales superan los 23,000.