Después de dos años de guardar la esperanza de haber encontrado un lugar donde poder vivir, una pareja de esposos ancianos recibió con mucha angustia la noticia que serán desalojados junto a otras 87 familias como resultado de un largo proceso judicial en el que lucharon porque le permitieran quedarse en la zona. 

"Nosotros sabemos que este no es terreno de nosotros y nunca lo hemos creído así, pero lo ocupamos por necesidad", relata Cruz López, de 73 años, quien es uno de los afectados por la decisión de la Sala de lo Constitucional de avalar el desalojo por parte de la alcaldía de Santa Tecla.

El pasado jueves, la Sala declaró inadmisible un amparo que interpusieron los habitantes de esa comunidad -ubicada a un costado del bulevar Monseñor Romero- en el que solicitaban quedarse habitando en la zona, luego que perdieran un proceso judicial en su contra que inició el alcalde de esa localidad, Roberto d'Aubuisson, para sacarlos de ese terreno.

La comunidad Enmanuel se estableció a principios del año 2015 en un terreno ubicado a final de la calle San José y 12° avenida Norte, donde funciona el punto de microbuses de la ruta 42-B. Ahí se establecieron 88 familias compuestas por 90 niños, 70 mujeres y 50 hombres, que sin tener escrituras del lugar, se asentaron en la zona. 

"Hemos trabajado duro toda la vida porque no fuimos a la escuela, aunque no por nuestro gusto, y ahora ni viejos tenemos un lugar para vivir tranquilos", explicó Carmen Lira, de 70 años, quien vive junto a Cruz, su esposo. La pareja ocupa una champa hecha de lámina de 5 metros de ancho por 8 de largo.

Alcaldía construirá un parque

Según los vecinos, el alcalde ha insistido en removerlos para ejecutar un proyecto recreativo en esa zona, que servirá para los habitantes de las colonias aledañas.

"En Santa Tecla lo que sobran son parques, no entiendo por qué quieren construir otro, si el que tenemos a dos cuadras pasa cerrado", lamentó López.

Otra de las motivaciones que ha tenido el edil para tomar la decisión es que asegura que las personas que se han establecido en la comunidad vienen de otros municipios e incluso los llega a tildar de delincuentes. Según la administración, su permanencia en esa zona representa un peligro para los habitantes de las colonias aledañas.

Para Lira esto es un invento, según la anciana en el lugar viven personas que trabajan en su mayoría de comerciantes, tanto en el mercado municipal de Santa Tecla como en otros mercados, además hay empleados de fábricas y otros que tienen empleos cuya remuneración no supera el salario mínimo, explicó la anciana que sale adelante con su esposo con los $5 o $6 de ganancia que le quedan diarios de hacer tortillas y los $60 que su esposo gana cada 14 días en la finca El Quequeisque, una de las emblemáticas en ese municipio.

"Alguien que ha nacido en cuna de oro como el alcalde ve muy fácil decirnos a casi 300 personas que nos vayamos, y donde está su sentido humano. Lo que pasa es que él que nunca ha sufrido la pobreza, no entiende lo que significa para nosotros dormir al menos bajo una lámina", explicó Lira.

La pareja de ancianos tienen cinco hijos adultos que viven en comunidades de escasos recursos y en situaciones similares a las suyas.

"Cómo vamos a vivir en la casa de nuestros hijos, que a penas caben con sus hijos o que ganan $3 al día", explicó la señora, quien añadió que en este tiempo los jóvenes tienen más dificultades para trabajar porque no pueden llegar a cualquier zona.