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Sucesos - Historia

Karla Turcios, la mejor periodista de El Economista en 2016, que quería casarse este año y viajar a Nueva York

A Karla la sobrevive su hijo de cinco años, quien ha quedado bajo el cuidado de su compañero de vida.

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Karla Turcios junto a su compañero de vida y su hijo.
Karla Turcios, la mejor periodista de El Economista en 2016, que quería casarse este año y viajar a Nueva York

A Karla Turcios le arrebataron la vida el sábado pasado en circunstancias que aún no están muy claras, pero su asesinato ha estremecido al gremio periodístico salvadoreño, que aún no termina de comprender cómo una de sus colegas fue cobardemente estrangulada.

Karla, o “Chelita Turcios” como era conocida por sus más allegados, comenzó su camino en esta carrera en 2004 en las aulas del Departamento de Periodismo de la Universidad de El Salvador (UES), de donde logró graduarse en 2010.

Desde que puso un pie en las aulas sabia que quería estar en los medios y así fue. Su carrera en las comunicaciones arrancó con prácticas de radio y en la alcaldía de Ilopango, allá por 2009, pero su experiencia profesional la hizo recorrer los pasillos de la Telecorporación Salvadoreña (TCS), donde estuvo entre 2010 y 2011 como redactora.

Justamente en abril de 2013 llegó a La Prensa Gráfica, hace exactamente cinco años, para desempeñarse como community manager de la revista El Economista, una de las publicaciones especializadas de ese grupo editorial.

Este era un nuevo reto para Karla, pero como muchos otros lo superó y al poco tiempo logró ascender y la nombraron coordinadora web, de esa revista. Pero no paró ahí, su desempeño la llevó a recibir el máximo galardón que este grupo editorial entrega cada año a sus periodistas y en 2016 fue nombrada la mejor del equipo de El Economista.

 Una boda y un paseo por Nueva York

Pero sus metas, sueños y anhelos no solo se enmarcaban en lo profesional. A horas de su muerte y a minutos de haberla reconocido Mario Huezo, su compañero de vida, tecleó en su celular un mensaje en Facebook, desgarrado y desde lo más hondo de su dolor, dando a conocer las motivaciones más profundas que Karla guardaba, esas que incluso sus amigos no conocían al detalle.

Aunque él y Karla ya habían hecho una vida juntos con una relación de más de siete años, por azares del destino no habían logrado casarse. De hecho, hace unos dos años con mucho esfuerzo lograron comprar una casa en la zona del Zoológico Nacional.

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Desde ahí, se gestaron los sueños y anhelos de Karla, de un futuro próspero para su hijo, a quien llamaba “mi guapo”, y que ahora lo deja con cinco años de vida.

Mario confesó en medio del momento más difícil de su vida que Karla quería casarse este año con él e incluso habían hablado de darle un hermanito a su pequeño hijo. Karla no soñaba con riquezas, soñaba con envejecer a su lado y entonces “pelear para no aburrirse”.

“Me duele en el alma no haberte dado lo que soñaste… Y lloro de impotencia el verte así, quisiera oírte de nuevo diciéndome que nuestra boda sería este año y que ya es tiempo de un hermanito para Marito”, publicó su compañero de vida.

La joven madre y periodista también quería viajar. Tenía en sus anhelos ir a Nueva York, donde vive una de sus mejores amigas. Pero los planes cambiaron este sábado y Karla ya no recorrerá “la Gran Manzana”, ni caminará vestida de blanco a sellar públicamente su amor con Mario.

El vacío que deja es grande, tanto para su familia como para el equipo de trabajo y para el gremio periodístico que ve como se apaga otra vida por culpa de la violencia.

Quienes la conocieron recuerdan sus aficiones como su pasión futbolera o su gusto por el cosplay y el animé.

En lo profesional, Karla se destacó por su entrega y disposición. De hecho, horas antes de desaparecer había librado una ardua jornada. En su cuenta de Twitter personal al finalizar ese día escribió: “Bueno a esta hora cierro transmisión. Buenas noches cipotes”.

La “Chelita Turcios” siempre llegaba temprano a su lugar de trabajo, a la par de su computadora la foto de su pequeño y Mario le animaba cada día.

La angustia y el dolor desde que desapareció sigue intacta entre los periodistas y entre sus familiares, porque a Karla le cegaron la vida cobardemente, porque era una mujer y madre trabajadora, honesta y entregada, porque sus sueños nunca se cumplirán.

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