Un hombre que intentó vengar la muerte de su hermano fue condenado a ocho años de prisión tras disparar contra el asesino de su pariente. Su deseo de venganza se frustró cuando una turba de vendedores y peatones intervino en el hecho y permitió su captura.

Durante varios meses, Alexander Antonio Méndez Ramos le habría seguido la pista al supuesto responsable de acabar con la vida de su hermano, José Balmore Méndez Ramos.

El presunto homicida frecuentaba el centro de la capital, hasta que la noche del viernes 30 de octubre de 2015 Méndez Ramos lo enfrentó y le asestó cuatro disparos con un revólver calibre 38.

El hecho, que se produjo en las inmediaciones del parque Bolívar de San Salvador, fue presenciado por un buen número de personas –entre vendedores y transeúntes- quienes al escuchar los disparos reaccionaron abalanzándose sobre el atacante.

Varios hombres le arrebataron el arma al agresor y llamaron al Sistema de Emergencias del 911 de la Policía Nacional Civil (PNC), no sin antes propinarle una golpiza.

Uno de los vigilantes privados que trabajaban en la zona le decomisó la pistola que portaba y lo retuvo en el lugar hasta que llegó la policía. Asimismo entregó a las autoridades el arma con la que Méndez Ramos habría cometido el hecho.

La "víctima" fue trasladada a un centro asistencial donde fue atendida por las heridas que presentaba en la cabeza, rostro, hombro y un brazo y logró sobrevivir luego de más de un mes de estar hospitalizado.

Producto del ataque el sujeto presentó problemas auditivos y maxilofaciales y durante el juicio aseguró que Méndez Ramos le dijo que lo iba a asesinar porque la mara lo había mandado; sin embargo dicha versión contrastó con la presentada por el imputado durante su defensa.

Al ejercer su derecho de la última palabra, el acusado aceptó su responsabilidad en los hechos, pero aclaró que lo hizo ya que el sujeto fue quien acabó con la vida de su hermano y que él no quería matarlo, sino dejarlo mal herido.

Méndez Ramos negó ser miembro de alguna pandillas y consideró que la acusación la hizo su víctima para no reconocer que él había matado a su hermano y poder presentarse ante el juez como ofendido.

Pese a ello, la jueza a cargo del caso estableció una condena de cinco años por homicidio simple y tres por tenencia ilegal de arma de fuego, por lo que el imputado deberá pagar una condena de ocho años de prisión.