• Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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¿Está cerca el fin del mundo?

¿Está cerca el fin del mundo?

El apocalipsis, rapto, fin de los tiempos como profetizan sectas cristianas milenaristas cuando menos en la Biblia no tiene fecha. Entonces el anuncio de End Time Prophecies que el 29 de julio termina el mundo es especulación que busca obtener adeptos y dinero. 

Lo que sí sabemos con certeza es que el sol se extinguirá y eso terminaría con las formas de vida actual en la Tierra. Pero sucederá dentro de 5,000 millones de años.

Cierto es que si desapareceremos más pronto que tarde como especie no será por alguna profecía bíblica o extraterrestre sino por nuestro peor enemigo: nosotros.

Los humanos hemos creado la amenaza nuclear, tecnológica y biotecnológica. Además de las guerras reales y latentes que tenemos -que dejaron 200 millones de muertes el siglo pasado- pertenecemos a una época en que nuestro cuerpo está cambiando, por la alimentación chatarra, medicamentos e implantes de todo tipo.

El fin de nuestra existencia puede llegar por una conducta humana directa; el aumento del gas carbónico que acelera el calentamiento global es un ejemplo de cómo podemos acortar el camino hacia nuestra destrucción. 

Lo interesante es que este auto Armagedón puede ser revertido sin intervención divina tan solo si cambiamos nuestra forma de consumir energía. 

Fallan las iglesias al estar más interesadas en la cama y diezmos de la feligresía que acercarse a la ciencia y promover un cambio de mentalidad de crecimiento por decrecimiento económico. 

II

La oscuridad que sobre la luz arrojan desde los pulpitos los neo fariseos mercaderes de la fe argumenta que si bien la Biblia no da fecha si menciona signos, señales que están cumpliéndose y de allí claman el fin del tiempo.

Este anunciado fin lleva ya 2,000 años de estarse pronosticando. Esta predica constante ocultó siempre que ya sucedieron cinco apocalipsis que paradójicamente permitieron nuestra existencia. 

Somos la vida humana como la conocemos resultado de la destrucción de anteriores formas de vida.

Hace 550 millones de años apareció la vida animal en la Tierra. Así 440 millones años atrás el continente Gondwana que al separarse y crear Sudamérica, África, Australia Indostán, Madagascar y Antártida ocasionó el primer fin del mundo con la glaciación y descenso del nivel del mar que mató al 80% de las especies existentes que para aquel tiempo eran en su mayoría marinas.

La segunda extinción aconteció hace 360 millones de años y se conoce como el Devónico. Allí murieron el 20% de la vida existente.

La más trágica de las cinco ocurrió 250 millones de años antes de nuestra era. Desaparecieron el 90% de todas las especies conocidas a causa de un cambio climático provocado por erupciones de volcanes que ocasionaron una baja de oxigeno además del impacto de un meteorito. 

Recuperarse a la Tierra le tomó 50 millones de años para la vida terrestre y 100 millones de años a los océanos.

210 millones de años atrás sucedió el cuarto apocalipsis. Provocado por grandes erupciones de lava, Pangea el gran continente comenzó a separarse.

La quinta y por ahora última extinción es la más famosa: un meteorito provocó la muerte de los dinosaurios hace 65 millones de años.

No solo reptiles se extinguieron en esa catástrofe sino entre un 10%-15% de especies existentes. Esto permitió que mamíferos entre estos el homínido es decir lo que finalmente resultó ser el homo sapiens-sapiens nos permitiera tomar paulatinamente el control del mundo actual.

Se piensa – por nuestros hábitos- seremos los humanos la primera especie en provocar la destrucción de la vida, la sexta extinción y, esto se debe a nuestro manejo de la relación naturaleza-consumismo y la sobre población que el planeta carga. 

El término, fin del mundo incluso es incorrecto para lo realmente sucederá. Es más bien la extinción de la existencia lo que sucedió siempre.

Así, nuestra desaparición no se deberá a profecía bíblica alguna buena para afiliar seguidores y acumular riquezas a quién las anuncia. 

Nada malo hay en avisar sobre un necesario cambio de la conducta humana para evitar destruir el ambiente pero esto pasa por promover el cambio social y energético. El problema que sucede con los grupos milenaristas es que su apocalipsis crea anomia social, resignación que empuja cada vez más al auto aniquilamiento. 

Corolario:

Nos los dice la astrofísica, geología y cosmología: especies aparecieron y desaparecieron y desastres naturales catastróficos han existido en los 4,800 millones de año de edad que tiene la Tierra. No son signos de nada, allí estuvieron, están y continuaran sucediendo.

La tecno-irracionalidad en que hemos caído surge del conflicto donde las iglesias en lugar de salvar almas se han empeñado en cambiar el mundo elevando a la categoría de ley la Biblia. 

Las iglesias muy al contrario a promover que rico es quién menos necesita caen –la mayoría- en la doctrina de la prosperidad. Resulta que quién más tiene es porque ha sido bendecido.  

Preocupados por el «fin del mundo» como andan llama la atención porque las iglesias no evitan la migración de su feligresía. Los jóvenes no solo huyen de la delincuencia sino que de la pobreza-inseguridad, violencia familiar o intolerancia social. 

La forma de vida que tienen europeos o estadounidenses no las tendremos nunca y eso no significa que estemos condenados a la pobreza, es más bien un reto de construir lo propio porque ser rico no es tener todos los bienes y servicios que dice la publicidad debemos consumir.

Por eso la crisis de fe actual, la doble moral en todo, porque los templos al igual que cuando Jesús lo visitó no son el medio para comunicarse, relacionarse con Dios sino una cueva de mercaderes, prestamistas y cambistas de oro que ofrecen salvarnos de un falso fin del mundo.

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