Sandra del Carmen Vides de Pérez abordó el avión desde Estados Unidos hacia El Salvador como una deportada más el 3 de septiembre de 2015.

Estaba decepcionada, pero pensó que al menos vería a su familia al llegar. Sin embargo, seis balazos que le dieron a su hijo ese mismo día frustraron el reencuentro de madre e hijo en El Salvador.

Sandra dejó el país el 19 de mayo de 2015 y entró de manera ilegal al país del norte. Ni siquiera había cumplido cuatro meses ahí, cuando fue capturada y enviada de regreso a El Salvador.

Llegó al aeropuerto Monseñor Óscar Arnulfo Romero a primeras horas del 4 de septiembre, donde fue recogida por su esposo Eulalio Pérez a medio día y le dio la terrible noticia que su hijo Raúl Antonio Barrera Vides, de 21 años, había sido asesinado pocas horas antes.

Ahí, en medio del aeropuerto, Sandra rompió el llanto y se arrepintió de haberse ido, se arrepintió de no haber estado las últimas horas cerca de su hijo. Si tan solo la hubieran deportado un día antes, pensó. Pero ya era tarde. Había que ir a enterrar a su hijo y darle el último adiós.

Eulalio le contó lo poco que sabía. “A Raúl lo mataron sujetos desconocidos que le dispararon desde un carro. Quedó tirado a un lado de la carretera”, le dijo.

Se fueron a la casa y al llegar ya encontró al cuerpo de su hijo dentro del ataúd. Todo estaba listo para velarlo y después enterrarlo. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio La Bermeja de esta capital, entre los lamentos de su madre y el misterio que engloba la razón por la que lo mataron.

Sin testigos

A Raúl, lo mataron en la entrada de la colonia Alcaine #2, en el kilómetro 10 y ½ de la carretera a Comalapa, jurisdicción de San Marcos.

La Policía llegó a la zona y lo único que pudieron recoger de información fue que desde un carro gris en marcha, marca Suzuki placas P 207-182, unos sujetos habían disparado contra la vida de Raúl. Él quedó tendido en la cuneta a una orilla de la calle. Nadie vio ni dijo nada.

Eso es lo único que se sabe del crimen. Ninguna de las personas que estaba en la zona daba razón de lo sucedido. La poca información que recogió la Policía solo sirvió para identificar al vehículo, pero nada más.

La Policía a raíz de que oyeron los disparos y la poca información que dieron los lugareños encontraron al vehículo de inmediato y le dieron seguimiento.

Tres sujetos se bajaron del vehículo en la colonia Santa Paula de San Marcos, donde les dieron persecución a pie. Ahí lograron capturar a dos hermanos, ambos miembros de la MS. Se trataba de Mauricio Javier López Marroquín, alias “El Pollo”, de 18 años, y Darwin Eugenio López Marroquín, alias “El Hormiga”, de 21 años.

Al sujeto que manejaba el vehículo también lo persiguieron y fue detenido en el bulevar del Ejército. El sujeto fue identificado como Luis Alonso Arévalo Campos, alias “Cuajada”, de 35 años.

Sobre el juicio

A los tres sujetos se les abrió un proceso por este hecho. Sin embargo, no hay ningún testigo presencial, porque ninguna de las personas que estaba cerca quiso servir de testigo, ni siquiera referencial por temor a represarías de las pandillas que operan en la zona.

El caso se encuentra en el Tribunal Sexto de Sentencia de San Salvador, donde la Fiscalía espera que sean condenados con las pruebas periciales y documentales, pues solo la familia ha rendido declaración por lo sucedido.

El juicio estaba programado para celebrarse el 13 de septiembre. Sin embargo, la Fiscalía pidió que se reprogramara ya que el fiscal a cargo tenía otra vista pública a la misma hora, pese a que el 3 de septiembre de este año los tres imputados cumplieron los dos años permitidos por ley para la detención provisional.

Por esa razón, la jueza no tuvo más opción que reprogramarla cuanto antes y dejarles una fianza a los imputados para que recuperaren su libertad. Así, les impuso una caución de $1,500 a cada uno y reprogramó la audiencia para este 20 de septiembre.

Hasta el momento, ninguno de los imputados ha pagado la fianza, por lo que aún se encuentran en detención.