Celina  L. apenas tiene 22 años de edad y actualmente está presa esperando juicio, acusada de asesinar de tres balazos a un hombre que se dedicaba a realizar viajes en un pick up.

Los testigos describieron al responsable de atacar a la víctima como una mujer de complexión delgada, que escapó tras cometer el crimen.

Tras los exámenes forenses, la víctima fue identificada como Henry Évora de 31 años de edad, cuyo asesinato fue perpetrado el 5 de enero del año pasado en la final de la calle Lara, en San Salvador, cerca de la Plaza El Trovador.

La Fiscalía procesa a Celina por el delito de homicidio agravado y recientemente se enfrentó a la audiencia preliminar, aunque sin ser llevada a los tribunales, ya que está detenida en un sector de la Cárcel de Mujeres, en Ilopango, que tiene medidas extraordinarias.

Los reclusos en estas condiciones no pueden ser trasladados a los tribunales por su alta peligrosidad o porque las medidas de seguridad en esas condiciones son extremas.

La Fiscalía expone en su acusación contra Celina que, el día del crimen, la víctima se encontraba esperando clientes en dicha plaza. Estaba sentado en una silla cuando de repente lo sorprendieron tres disparos que acabaron con su vida. Ahí, quedó sin vida, en la misma silla en la que esperaba para trabajar.

Los fiscales y policías tardaron cinco meses en establecer que era una mujer ya detenida en una bartolina policial, por otro homicidio, quien supuestamente era la autora del crimen del picachero.

Celina estaba detenida acusada de matar a otro hombre y actualmente es procesada por el Juzgado 8º. de Instrucción de San Salvador.

Otro caso de mujeres ligadas a homicidios es el que procesó el Juzgado 5º de Instrucción, el cual pasó el caso a juicio. En este hecho, se procesa a Nancy Ivón Ruano, de 28 años, por estar vinculada al homicidio de dos jóvenes que vendían verduras en un pick up.

Las víctimas son Jorge Vladimir Navidad Alfaro, de 25 años de edad, y Miguel Ángel García Méndez de 17. Las autoridades vinculan a la mujer a una pandilla y la acusan de haber colaborado en el asesinato de las dos víctimas, en el intento de homicidio de otro vendedor y de agrupaciones ilícitas.

La Fiscalía sostiene que el 6 de mayo del 2016, las víctimas tuvieron un desperfecto mecánico en el pick up en el que vendían verduras y se detuvieron en una gasolinera en el bulevar Venezuela, donde fueron interceptados por un grupo de pandilleros que los acusaban de ser de un bando contrario. Tras maltratarlos e interrogarlos les dispararon a dos de las víctimas y una tercera logró escapar.

La víctima alertó a la PNC y cuando los agentes llegaron encontraron muertas a las víctimas y capturaron a la mujer.  La mujer pronto enfrentará juicio por el caso.

Otros crímenes

Pero no todos los homicidios son atribuidos a mujeres ligadas a pandillas.

El 18 de noviembre de 2016, los salvadoreños fueron conmocionados por el asesinato que perpetrara una madre contra uno de sus hijos en el cantón El Escobal en San Luis La Herradura, La Paz.

En una casa de extrema pobreza, Julia Esmeralda Espinoza degolló con un machete a su hija de 6 años de edad e hirió a otros dos hijos de 3 y 10 años.

Los vecinos la acusaban de practicar brujería y que su ira fue provocada porque su esposo le destruyó la imagen de San Simón.

El esposo de la mujer logró rescatar a los hijos heridos antes de que la Policía sometiera a la mujer. Las autoridades concluyeron que la mujer tuvo un brote sicótico.

Otro caso, en el que una mujer fue acusada de cometer un homicidio, ocurrió a finales de diciembre de 2016.

Karla Guillén Flores fue capturada acusada de matar a cuchilladas a su compañero de vida de nombre Rutilio Antonio González Mejía de 40 años de edad en la calle Aculhuatán, Ciudad Delgado, San Salvador.

Ambos compartían bebidas embriagantes y al sostener una acalorada discusión Karla acuchilló a su compañero. Rutilio fue llevado al hospital aún con vida, pero debido a las heridas murió al llegar al centro médico.

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